Propio 22C + Amor servicial que cambia vidas + 10.6.13

M. Campbell-Langdell
All SantosOxnard
(Lam 1:1-6, Ps. 137; 2 Tim 1:1-14; Luc 17:5-10)

Cuando pienso en nuestros gatos, pienso que esto es lo que ellos piensan de nosotros cuando regresamos de trabajar todo el día.  Ellos piensan “Son servidores inútiles, porque no han hecho más que cumplir con nuestras obligaciones.”  ¿Qué hacemos? Nada más de lo que esta esperada de nosotros—los cuidamos, damos de comer, jugamos con ellos, los traemos a la veterinaria, cepillamos si pelo para tener menos bolas de pelo.  ¿Es esto mucho que hacer?  Sí, pero es el trabajo que esta esperada de nuestra relación con nuestros gatos como sus amos.  E igual con todas nuestras relaciones con los demás, ¿verdad?  Padres tienen una expectación de sus hijos pero también viceversa.  Las lecturas de hoy, de la triste hija de Sion, abandonada por los quienes le amen en la lectura de Lamentaciones, del Salmo 137 en que la gente de Israel no quieren olvidar a Sion, y a Dios, hasta la lectura de Timoteo que en que Pablo le recuerda a Timoteo no solamente de su relación con su abuela Loida y su mama Eunice, pero también con Pablo, quien depende de Timoteo, hasta el evangelio en que Jesús dice, son como los siervos quienes solamente hacen lo que tienen que hacer, todas las lecturas de hoy hablan de las relaciones que tenemos—uno con el otro, y cada uno de nosotros con Dios.
Hablando de este pasaje en San Lucas, el comentarista Manuel Villalobos Mendoza dice que Jesús hace dos cosas—hablando de la fe como un grano de mostaza, el no quiere decir que con fe haremos cosas mágicas, pero que la fe vivida en las vidas ordinarias, como por ejemplo en nuestros relaciones familiares e incluso con nuestras mascotas, este fe nos ayuda a hacer la vida ordinaria extraordinaria.[1] 
Porque solamente mencionar siervos en la próxima parte nos recuerda que nosotros los seres humanos tenemos unas tendencias muy malas a veces.  Tenemos una historia de esclavitud que ni Jesús ni San Pablo demolió en ese momento.  Pero la segunda cosa que Villalobos Mendoza dice es que aunque Jesús no abolió el sistema de esclavitud, el empezó el proceso de pensarlo de nuevo porque el empezó el proceso de que todos nosotros empezamos a ver nuestra vida en común de una manera diferente.[2] 
Muchos notan de una de las respuestas que podemos leer hoy es el salmo 137, un salmo bello y triste sobre el tiempo en que la gente de Israel estaba cautiva en Babilonia.  Pero al fin, como los salmos muestran lo bueno y lo malo de los deseos humanos, dice: “¡Dichoso el que tome tus niños y los estrelle contra la peña!” (137:9)  Que difícil esto.  Que gente de fe tenía unos pensamientos tan violentos, y que estos pensamientos forman parte de la Biblia.  Pero es verdad, porque la Biblia es un documento que contiene la verdad de Dios pero fue escrito por nosotros pobres humanos.  Tenemos una historia de que realmente tenemos pena a veces.
La película recién “The Butler” o “El Mayordomo” sobre un mayordomo afro-americano quien sirvió en la Casa Blanca por los presidentes EEUU por décadas, nos levanta la historia difícil no solo de esclavitud, pero de relaciones raciales en nuestro país.  La película pone en foco que aun después de la esclavitud, gente de color no han estado completamente libre en nuestro país.  Pero también muestra como aun los siervos domésticos negros tenían un papel bien importante en cambiar las relaciones raciales en nuestro país.  En un momento, el hijo del mayordomo está trabajando con Martín Luther King, Jr., y el menciona con pena que su padre es un trabajador doméstico.  Martín Luther King, Jr. dice que esto está bien, y al inicio, el hijo piensa que el burla de él, pero MLK Jr. dice que no, esto está bien, porque en trabajar tan duro, en ser fiel, los trabajadores domésticos mostraron que la gente negra era trabajador y fiel, de contraste a los estereotipos que tenía la gente blanca en el país.[3] Esto le abre los ojos del hijo, que no respetaba el trabajo de su papa, y el empieza a ver que en su relación con los presidentes de los estados Unidos, el ha hecho buen trabajo para la igualdad en los EEUU.
De una manera interesante, leyendo la carta de Filemón que leímos hace un par de semanas, empezamos de darnos cuenta de que, después de que Jesús dice “no los llamo siervos, les llamo amigos,” y después de que Jesús dice que somos sus siervos pero también su familia, todo cambia.  No podemos ver a Dios de la misma manera—recuerden que antiguamente los siervos no pudieron ser amigos de sus amos, pero Jesús nos muestra que él es un amo que trata bien a su familia.  Y él es un amo quien vino para servirnos.  Más temprano en San Lucas, Jesús dice “Dichosos los criados a quienes su amo, al llegar, encuentre despiertos. Les aseguro que el amo mismo los hará sentarse a la mesa y se dispondrá a servirles la comida (Luc. 12:37).”[4]
Dios es un Dios que viene para servirnos, así que aunque nosotros solamente hacemos el bien porque es lo que es esperado de nosotros como su familia, por la relación que tenemos con Dios, tenemos también ninguna necesidad de tener pena pero podemos avivar el fuego que Dios nos ha puesto en cada corazón.  Un fuego para servir uno al otro con humildad, en familia y en nuestra iglesia, solamente porque esto esta esperada de nosotros como los hijos de un Dios tan amante.  Y en esto, podemos continuar a cambiar mentes y corazones en nuestras relaciones con los demás, justo como nuestros mascotas nos muestran una manera mejor de vivir y ser, porque en mostrar amor y compasión en nuestras relaciones, podemos no solamente abrazar la fe vivida en manera extraordinaria en la vida ordinaria, pero podemos infectar a otros con nuestra fe, haciendo un mundo mejor, en que todos pueden servir y estar servidos, sentando a la mesa juntos.   Y ¡esto sería la cosa realmente extraordinaria!



[1] Manuel Villalobos Mendoza, “Comentario de San Lucas 17:5-10,” http://www.workingpreacher.org/preaching.aspx?commentary_id=1839
[2] Ibid.
[3] Lee Daniels’ The Butler, 2013.
[4] Me recordó esto Villalobos Mendoza, arriba.

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