Pascua 3 (C) + El futuro infinito + 5.5.19
M. Campbell-Langdell
All Santos, Oxnard
(Hechos 9:1–6, (7–20); Salmo 30; Revelación
5:11–14; San Juan 21:1–19)
En el libro The Infinite Future por Tim Wirkus, hay
un cuento dentro de un cuento en que dos monjas están en una nave interestelar.
Ellas no alaben a Cristo pero las enseñanzas de una capitana del espacio quien
interaccionaba con lo místico. Están en la nave esperando un posible ataque en
sus vidas. Pero tratan de distraerse mientras esperan. Mientras juegan naipes,
una pregunta a la otra:
“¿Piensas tu que hay una vida más allá?” Y la otra hermana, llamada Úrsula
piensa:
“Su pregunta tenía una calidad
lastimera, una vulnerabilidad en la secuela. No sabía cómo responder, así que
recordé a Hermana Beatriz que entre los seguidores de Sertôrian,
habían varios conceptos sobre la ultratumba.” Y ella continúa describiendo los
conceptos en detalle, en vez de hablar de sus pensamientos propios.
“Este es un abstracto
impresionante de los estudios,” dijo Hermana Beatriz, poniendo una tarjeta en
la mesa. “Pero ¿qué crees tú?”
Y Hermana Úrsula dice que es
un poco agnóstica en la pregunta. Que ha vivido una vida ética y que no quiere
ir al infierno.
Hermana Beatriz pregunta
entonces: “¿Encuentras consuelo en la posibilidad de un paraíso después de la
muerte?”
Y ella explica que ella teme
que el cielo va a caer bajo sus expectativas. También dice “cuando llegamos en
la vida más allá, si lo existe, nunca cesamos de ser. Nuestra existencia
post-mortal va a extender para siempre. No sé. El pensamiento de un futuro
infinito así me deja sintiendo una claustrofobia.”[1]
Aunque esto es en un contexto
completamente secular, este pasaje me chocó
como algo interesante. Como humanos muchas veces tememos la muerte porque
tenemos un miedo de que no exista el paraíso. Pero este concepto de temer la
vida eterna es interesante para mí. Pienso que las lecturas de hoy hablan de
nuestro futuro infinito, y explican que no es una trampa de una existencia
eterna sin poder crecer. Porque vemos que cambios pasan aun en la vida eterna. Que
la aventura no termina.
Vemos a Jesús hoy en la playa.
Hace dos semanas escuchamos las noticias sorprendentes que el resucitó.
Y la semana pasada escuchamos de su aparición a los discípulos que como habló
con Tomas y calmó sus dudas. Pero aquí está en la playa. Y primero la
historia empieza con una cosa frustrante. Los discípulos van de pesca y no
están encontrando ningún pez. El Señor resucitó
pero ¡no podemos pescar un pequeño pez! ¿Cuantos de nosotros hemos estado en
aquel momento? Posiblemente no literalmente, ¿pero metafóricamente? Soy
cristiana, creo en Dios, pero no puedo salir adelante.
Luego, aparece Jesús, y no lo
conocen. Yo he visto esto, también. He estado en situaciones difíciles, y
alguien ofrece ayuda o una sugerencia. Y tengo un sentido que tengo que seguir
lo que sugieren, aunque no se por qué. Siguen su sugerencia, y ¿Qué pasa? Ellas
encuentren un montón de peces. Porque donde hay la abundancia, allí encontramos
a Jesús. El número específico de los peces no
es clave aquí.[2]
Es el hecho de que es tantos peces que no se puede contarlos bien. Uno poco más
que ciento cincuenta. Es como cuando los bancos llenen en la iglesia por una
misa especial y no los podemos contar bien a todos. Decimos, alrededor de cien
personas, o posiblemente ciento cincuenta. Más o menos un par. Y esto es
verdad.
Porque a veces estamos
viviendo nuestras vidas, frustrados que no todo vaya bien, o según lo que nos
gustaría pasar, y tenemos que estar abiertos para escuchar la guía de Dios de
lugares inesperados. Como cuando Saúl esta derribado en el camino, y esta
convertido de destruir a los cristianos a hacerlos más fuertes. Luego la gente
escucha de Jesús de él, y ¡hablamos de personas o lugares inesperados de
escuchar de Jesús! Y también tenemos que tener cuidado de no confundir la guía
de Dios con otras voces convincentes. Pero si ocupamos discernimiento y
escuchamos a la voz de Jesús cuando habla por otra persona, muchas veces este
encuentro nos lleva a un lugar de abundancia. Porque es su manera de Jesús de
traer abundancia.
Si en algún momento piensas en
nuestro futuro infinito, la promesa de la vida eterna que tenemos como
cristianos, pienso que es bueno mirar la lectura del libro de Revelación de
hoy. No es un vistazo del futuro. Pero nos muestra lo que siempre está pasando
delante del trono de Dios en todo momento. No sabemos dónde ni como sea, y hay
misterios que todavía nos esperan. Pero sabemos que nuestro futuro no es
estancado, pero es llena de gozo y de alabanza.
Y, mirando a Jesús en el
evangelio de hoy, también es lleno de cambio. La aventura no termina. Como
erudito NT Wright dice, “Todo es diferente en la luz de la Pascua, aun Dios. ‘¡Al
que está sentado en el trono y al Cordero, sean dados la alabanza, el honor, la
gloria y el poder por todos los siglos!’ La alabanza mono teística de la
religión judía ha sido transformado desde adentro, así que el único Dios ahora
se conoce en términos del Cordero y de su victoria.”[3] Y
Jesús es diferente también. No lo pueden identificar al inicio. Pero saben que
es su Salvador. Y saben que esta renovado en su naturaleza divina, habiendo
muerto y resucitado, él vive para siempre. No sé porque pero es importante para
mí que este pasaje incluye la comida y comer juntos. Ellos celebran juntos,
festejan juntos. Aun en su forma resucitada, Jesús disfruta de una buena
comida. El disfruta estar en la creación, en ver todo el asombro de lo que creó.
Y nosotros, también, como
cristianos estamos llamados a seguir a Jesús aquí. Leemos esto en la historia
de Pedro. Pedro, que entonces fue una oveja fiel, ahora está llamado ser el
pastor. Y nosotros estamos llamados a encontrar maneras de ambos seguir el Buen
Pastor y de pastorear a los demás. De compartir las buenas nuevas. Y a veces
esto viene con dificultades. Sabemos que no fue fácil para Pedro. Pero también
¡sabemos que esta vida y esta creación deben de estar disfrutados! Y que
nuestro futuro infinito es una aventura que sigue, ¡uno al que podemos
anticipar con esperanza!
[1]
Tim Wirkus, The Infinite Future (NY:
Penguin Random House, 2018), 269-273.
[2] With
thanks to Karoline Lewis, “Video on the Gospel of John in the Year of Luke,”
transmitted as part of the Working Preacher conference in February, 2019.
[3] NT
Wright, Twelve Months of Sundays,
(New York: Morehouse, 2012), 319.
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