Trinidad (B) + El baile cosmico + 5.30.21

 


(https://frtimardouin.com/2018/05/24/trinity-the-dancing/)

M. Campbell-Langdell

All Santos, Oxnard

(Isaías 6:1–8; Salmo 29; Romanos 8:12–17; San Juan 3:1–17)

“Por este Espíritu nos dirigimos a Dios, diciendo: «¡Abbá! ¡Padre!» Y este mismo Espíritu se une a nuestro espíritu para dar testimonio de que ya somos hijos de Dios. Y puesto que somos sus hijos, también tendremos parte en la herencia que Dios nos ha prometido…”

Esta semana aprendí que en el mundo anciano romano no tenían fantasías de ganar la lotería. No, la gente humilde se sonaba de ser adoptada.[1]  Ser adoptada por un miembro de la clase social de los senadores fue su boleto a la vida fácil, a lo menos según leyenda. Y como cualquiera fantasía, esto se basaba en realidad. Como las mujeres no podían heredar, un hombre que no tuvo un heredero tendría que adoptar a alguien para pasar su propiedad. Uno espera que esta persona fue alguien que cuidara a cualquiera mujer de la familia. Y fueron muchas historias ancianas en que un huérfano sin dinero se convierte en el heredero. Una versión un poco diferente de esto de mi juventud de los 1990’s fue “Fresh Prince of Bel-Air” en que un joven afro-americano de las calles de Philadelphia muda a familiares ricos en Bel-Air, California. Es muy chistoso. Y hay otros ejemplos como “Annie,” y muchos más.

Si, estas fantasías se trataron de riquezas materiales. Pero en algunos casos, se trataban de algo mas profundo, del sentido de pertenencia.

Cuando Nicodemo viene a visitar a Jesús, es obvio que el busca respuestas sobre estas nuevas enseñanzas de Jesús. Me pregunto si un poco de su platica no fue sobre pertenecer. Para Nicodemo parece que el pensaba que la única manera de pertenecer fue en literalmente ser nacido a alguien. Pero Jesús habla de un tipo de renacimiento diferente. Un nacimiento del agua y del Espíritu, lo que cada uno de nosotros recibimos en nuestro bautismo. Nicodemo habla del nacimiento y de la pertenencia de sangre, pero Jesús vea otra manera de pertenecer-de ser familia por ser adoptados y renacidos espiritualmente.

Durante este tiempo de pandemia, muchos de nosotros hemos experimentado la soledad. Quedando en casa, sin abrazar a otros afuera de nuestra casa por un largo tiempo, no poder ver a otros físicamente, a lo menos de una manera cercana, esto fue difícil.

Sin embargo, la iglesia nos ha recordado a muchos de nosotros que pertenecemos. Si es conectar por Zoom o ahora por Facebook y ahora para algunos venir en persona, ha empezado a sentir como una manera de pertenecer más a algo.

Nos pertenecemos uno al otro. Y mas que esto, nos pertenecemos a Dios. We belong to each other, but more than that, we belong to God. That is what the Trinity is all about.

Autora Charlotte Donlon ha escrito un libro llamado The Great Belonging o en español se traduciría el Gran Sentido de Pertenecer. Ella cita una joven autora y su descripción del “opuesto de la soledad,” lo que Donlon considera pertenencia. Marina Keegan dice:

“no es amor exactamente, ni es precisamente una comunidad; es este sentido que hay gente, mucha gente, quienes están en esto juntos. Quienes están en su equipo. Cuando se paga el cheque y todos quedan en la mesa. Cuando son las 4 de la mañana y nadie se acuesta. Esa noche con la guitarra. Esa noche que no se puede recordar. Esa vez que lo hicimos, que fuimos, que lo vimos, y cuando reímos, y lo sentimos.”[2]

Luego dice Donlon: “Me gusta imaginar estos tres sentidos de pertenencia-a nosotros mismos, a otros, y a Dios- como puntos en un triangulo invertido, con pertenecer a Dios en el punto de abajo y pertenecer a si mismo y a otros en los dos puntos equidistantes de arriba.”[3] Leyendo esto en anticipación del domingo de la Trinidad no pude evitar el sentido en que esta imagen pareció un icono trinitario. Y no es accidental. Porque pertenecemos a Dios y uno al otro. Y la Trinidad es el gran pertenecer. Dios creador pertenece al Hijo y Redentor, y ambos pertenecen al Espíritu que mueve por la creación. Todos pertenecen uno al otro. Y bailan en un ciclo de pertenecer sin fin. Y todos pertenecemos en Dios. En Dios, todos pertenecemos. In God, we all belong.

Puedes sentir solo a veces. Pero en semanas como esta, cuando hemos visto tristeza grande en San José, pero también hemos experimentado el gozo del cosmos en el eclipse lunar, cuando estamos viendo mas amigos en persona poco a poco, cuando algunos estamos alabando en el santuario, que recordemos, que nunca realmente estamos solos. Dios siempre esta presente, con o sin invitación.

Un seminarista que acaba de graduar de un seminario luterano dijo sobre la Trinidad: “en tres personas, Dios salió de la eternidad y entró a la historia humana para interrumpir la trayectoria que nos habíamos puesto.”[4] ¡Palabras sabias! Nos pertenecemos uno al otro, pero lo habíamos olvidado, así que Jesús vino para recordarnos de esto. Y para renovar nuestra relación con Dios el Creador. El nos mandó el Espíritu Santo para ser nuestro abogado y compañero. Un compañero no limitado como los seres humanos, y quien siempre nos acompaña, dondequiera que vayamos, a cada uno de nosotros.

Y Dios la Trinidad nos invita a bailar en el baile cósmico. Thomas Merton, un monje trapista y un místico, escribió sobre el movimiento no-violenta y las relaciones entre las diferentes fes. Pero el también encontró a Dios en su conexión con la creación. Él nos pidió deshacernos de nuestra “terrible seriedad” y juntar al gozo del baile cósmico con Dios.[5]  Merton talked about joining in the joy of the cosmic dance.

Mientras recordamos nuestros propios bautismos (y damos la bienvenida a los recién bautizados hoy), ¿Cómo podemos sentir una conexión más fuerte con toda la creación? Una conexión que empezó mientras el Espíritu movió sobre las profundidades, y que continuó con la respuesta de Isaías: “Aquí estoy yo, envíame a mí.” Esta conexión nos dio nuevo gozo cuando Jesús vino a la creación y renovó nuestra relación con Dios, articulando la Trinidad en una manera que jamás habíamos escuchado. Aun ahora cuando buscamos a Dios, encontramos un hogar en Dios. Cuando les alcanzamos a los demás, proveemos un hogar para ellos. Combatimos la aislación y nos pertenecemos más.

¡Que unimos al baile cósmico y a su gozo – juntos!

Amen.



[1] Rolf Jacobson, Karoline Lewis, and Matt Skinner, “Sermon Brainwave Podcast for Holy Trinity Sunday: May 30, 2021,” https://www.workingpreacher.org/podcasts/786-holy-trinity-sunday-may-30-2021.

[2] Charlotte Donlon, The Great Belonging (Minneapolis: Broadleaf Books, 2020), 11-12.

[3] Donlon, 12.

[4] Sermon Brainwave Podcast, ibid.

[5] “Join in the Joy Teaching by Betsy Beckman” https://youtu.be/eu-dqQxbrfY.

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