Propio 19 B + Seguir el camino + 9/12/21
M.
Campbell-Langdell
All
Santos, Oxnard
(Proverbios 1:20-33; Salmo 19; Santiago 3:1-12; San Marcos 8:27-38)
—Si alguno quiere ser discípulo mío, olvídese
de sí mismo, cargue con su cruz y sígame.
Una de las ciudades que visitamos
en nuestros viajes este verano fue Memphis. Muchas personas, al visitar a
Memphis, aquella graciosa ciudad en el rio Mississippi, pensaran en Elvis y su
casa Graceland. O el Museo Stax y la historia de la música de origen
Afro-Americana que proviene de esa ciudad. Pero yo, siendo un “Church nerd”
pienso en los mártires de Memphis.
Posiblemente han escuchado su
historia. Fue el año 1878 y la Ciudad de Memphis sufrió una epidemia de la
fiebre amarillo. Fue tan devastador que la población fue reducida hasta que
casi no existió en los ojos oficiales hasta que se reincorporó 14 años más
tarde. Mucha gente murió. Aunque en esa época no entendieron que el mosquito transmitió
la enfermedad, ellos se dieron cuenta de que la gente que estaba en la tierra
alta y seca no se enfermó. Así que mucha gente mudó
afuera de la cuidad por el tiempo. Pero había gente que quedo sin recursos, y
estaba enfermo. Fue en esta situación que un grupo de monjas y su comunidad,
llamado Sor Constance y sus compañeros, decidieron quedar en la cuidad y cuidar
a los enfermos. Salvaron muchas vidas, pero hasta 38 miembros de la comunidad
murieron. Entonces en nuestro calendario honramos a Constance y sus compañeros
en el 9 de septiembre- su día fue esta semana.[1]
Muchas veces decimos que la
mayoría de nosotros no tendrán la oportunidad de dar de nosotros mismos de esta
forma como dieron los mártires de Memphis. Pero en este año y medio pasado, si
hemos visto gente que se han ofrecido para servir en lugares de peligro. Aunque
pusieron a riesgo sus propias vidas, las enfermeras y los enfermeros, los
médicos y las médicas, y una gran variedad de personas han cuidado y servido a
los enfermos con COVID-19. ¿Por qué? Claro que es su trabajo. Pero más allá de
esto. Es el llamado que Dios ha puesto en sus vidas. Y debemos mucho a ellos.
Para los demás de nosotros yo
creo que escuchar las palabras de Jesús aquí nos puede animar a tomar una
acción más sutil – de mirar nuestra vida y pensar en cómo actuamos. ¿Tomamos
decisiones solo por nuestro propio bien? O podemos estar inspirados por los mártires
de Memphis y por los trabajadores de salud más recientemente a actuar por el
bien de los demás.
Muchos de nosotros han estado haciendo esto en lo que podamos. Hemos llevado
mascarillas para proteger a los demás. De los que pueden, muchos de nosotros
nos hemos puesto la vacuna para poder no contagiarnos y compartir la enfermedad
de COVID-19.
Pero este tiempo ha sido
largo. De nuevo escuchamos de cosas canceladas- de nuevo no veremos el desfile
de Las Fiestas Patrias la semana que viene. Es agotador.
Y ayer marcamos el vigésimo aniversario del 9/11. Cada ano yo compro unas
etiquetas para mi diario para poder tener un sentido de las estaciones en mi
calendario cada semana. Viviendo en California del Sur, me recuerda que casi
entramos en el otoño, una estación favorita para mí. Pero cada año hay una
etiqueta que dice “Never Forget.” “Nunca Olvides.” ¿Cómo que voy a olvidar?
Estaba a menos que 100 millas de Ground Zero y conocí a mucha gente
personalmente afectado por esta experiencia. Pero más que esto, no me gusta
este término porque para mí suena demasiado como “Nunca Perdonar.” Si
mantengamos ira y temor en nuestros corazones, nunca podemos crecer, como
nación o personalmente. SÍ esto fue un acto de terrorismo y
horrífico. Y sÍ nunca olvidare de las vidas perdidas ese día
terrible.
Pero cuando nos enfrentamos problemas es cuando juzgamos a los demás como
resultado de esta experiencia. Justo el otro día había un artículo en el LA
Times compartiendo las experiencias de las jóvenes mujeres musulmanes que han
nacido desde 9/11. Sienten juicio por algo que realmente no es parte de su
experiencia vivida. Honrar a los que fallecieron a y algunos como los bomberos
que sacrificaron sus vidas para salvar a los demás no significa odiar ni temer
a la gente que parece a los hombres jóvenes y radicalizados que cometieron ese
crimen. Tenemos que encontrar otra manera. Pero yo creo que, en nuestra
debilidad humana, no lo podemos hacer nosotros mismos. Pero las buenas noticias
es que si lo podemos hacer con la ayuda de Cristo. Cuando dejamos al lado
nuestro ego, y lo seguimos.
Una manera de expresar esto
viene de una teóloga que ya está con Dios, M.R. Ritley, una sacerdote Episcopal
que también fue inspirada de la tradición mística de los musulmanes Sufís. Ella
dice:
Esta es la lección sobre cómo seguir el
Camino. Recuérdalo.
¿Cómo sigues el camino?
Ve a donde te envíen.
Espere hasta que se le
muestre qué hacer.
Hágalo con todo su ser.
Quédese hasta que haya hecho
lo que fue enviado a hacer.
Salga adelante con las manos
vacías.
¿Cuánto costara?
El costo lo es todo, para
todo lo que eres y todo lo que tienes se te pedirá antes de que el viaje siga
su curso.
¿Cómo conocerás a tus
compañeros de viaje?
Sus rostros están marcados
por las cicatrices del amor.
Nadie te dirá nunca que el
Camino es fácil, solo que es posible; nadie puede decirte si el viaje vale la
pena, porque tu salario está oculto en la mano de Dios, y solo te será mostrado
el último día de la eternidad.
Pero quien elija seguir el
Camino tendrá la alegre compañía de los amados tontos de Dios como compañeros
de viaje, y un lugar de descanso, al final del viaje, una la Meca del corazón.
Esta es la lección sobre
cómo seguir el Camino. Recuérdalo.[2]
Estas palabras me inspiran
porque me recuerden que nuestro tesoro está en las manos de Dios y que Dios dará
el premio a los mártires de Memphis, y a los trabajadores de salud y a
nosotros. Perder a nuestra vida es ganarla. Perder nuestro enfoque en vivir
solo por nosotros mismos y enfocar en vivir por los demás es lo que nos dará vida
verdadera. Tomar nuestra cruz es un sacrificio. Pero lo hacemos por los
ejemplos que hemos visto. Y porque vivimos no solo por nosotros mismos, pero
para los demás y para la gloria de Dios.
[1]
http://www.satucket.com/lectionary/Constance.htm
[2] https://anahernandez.org/following-way/ Con ayuda de Google Translate
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