Propio 28 A + Ésta pequeña luz + 11.19.23

 


M. Campbell-Langdell

All Santos, Oxnard

(Jueces 4:1–7; Salmo 123; 1 Tesalonicenses 5:1–11; San Mateo 25:14–30)

Ésta pequeña luz, la dejaré brillar,
Ésta pequeña luz, la dejaré brillar,
Ésta pequeña luz, la dejaré brillar,
Brillará, brillará, brillará.


No la esconderé jamás, la dejaré brillar,
No la esconderé jamás, la dejaré brillar,
No la esconderé jamás, la dejaré brillar,
Brillará, brillará, brillará.

“El empleado que recibió las cinco mil monedas hizo negocio con el dinero y ganó otras cinco mil monedas. Del mismo modo, el que recibió dos mil ganó otras dos mil. Pero el que recibió mil fue y escondió el dinero de su jefe en un hoyo que hizo en la tierra.”

Primero, ¿que son estas monedas? No son centavos ni monedas de dólares. ¡Son extremamente valiosos! Una moneda, un “talento” de plata, he escuchado decir, que tendría el valor equivalente en los dólares actuales de 16,500 dólares. Una moneda de este tipo de oro tendría un valor de 1.4 millones de dólares. Pero es difícil realmente traducir las monedas al dinero actual así que otra manera de hablar sobre su valor en general es que tenían el valor de 10 años de sueldo para un trabajador normal. Si alguien pierde uno de estos, tendrían que trabajar muchos años para recuperarlo. Así que no ha de sorprender que algunos están tímidos con este dinero. Pero sabemos que esto no solo se trata del dinero, pero también si estamos valientes con los dones que Dios nos ha encargado.

Estamos bendecidos como una congregación. Porque tal vez no saben, pero tenemos unas inversiones que nos ayudan a mantener en vivo esta congregación. Por supuesto, dependemos también de sus contribuciones de Ustedes y de algunas otras fuentes de apoyo, pero también gracias a la sabiduría de algunos feligreses hace varios años, tenemos inversiones que nos ayudan a mantener las puertas abiertas. Y aunque estamos muy agradecidos por el apoyo de la congregación no tenemos que regresar a ustedes cada ano pidiendo mas dinero hasta que podamos mantener nuestros empleados y pagar la luz. Aunque también a veces pedimos mas ayuda. ¡Y ustedes siempre nos apoyan! Realmente somos bendecidos.

Pero el me hizo recordar que, debido a nuestras inversiones, no tenemos que regresar cada ano a ustedes y poner muchos esfuerzos en pedir mucho dinero – podemos aceptar lo que nos dan con gracia y gratitud. Y el menciono que tal vez por esto podemos dar las gracias. Y también reconocer que tenemos una habilidad de ayudar en la comunidad un poco más. Tal vez somos tan activos en la comunidad no solo porque es bueno hacerlo como una iglesia, pero también porque no tenemos que usar todos nuestros esfuerzos para mantener las puertas abiertas. No vivimos solo para mantener a la iglesia, pero expresamos nuestra gratitud a Dios en ayudar mas en nuestras comunidades.

En vez de estar orientada solo por dentro, en nuestra propia sobrevivencia, estamos enfocados también en el mundo, y en ayudar a la comunidad. Tenemos la dispensa, y Pan de Vida o Bread of Life, pero también tenemos las bolsas de amor, y apoyamos al programa de prevención de ser sin hogar en la comunidad. También apoyamos al refugio del mal clima, y más. Hacemos esto porque somos cristianos, y sabemos que en servir a los demás, servimos a Cristo. Pero también es porque ¡somos bendecidos para ser una bendición!

En la primera lectura de hoy, escuchamos de Deborah, quien fue una juez. Lo encontré algo fascinante que, mientras que la traducción que leemos dice que ella fue la esposa de Lapidot, otra manera de leer el hebreo aquí es “una mujer de antorchas; una mujer fogosa y enérgica. Como Barak, el general a quien ella llama, significa relámpago” parece que esta es una traducción mejor de Lapidot.[1] Qué interesante que, en medio de nuestra historia antigua, sepamos que una mujer, de temperamento fogoso, ayudó a la gente a solucionar sus problemas. Fue llamada a juzgar y ayudar a decidir cosas importantes, como movimientos militares. ¡Era feroz! En la discusión sobre Deborah, algunos se sienten ofendidos por sus tendencias aparentemente violentas, pero todos afirman que es una figura intrigante, una jueza fuerte en un papel que tradicionalmente asociamos con el liderazgo masculino. Mientras leía sobre ella, vi que otro lector del comentario había escrito: “¡Si el Señor quiere usarla, puede!” Yo pensé: “¡Sí! ¡Exacto!" Si Dios quiere usarnos, lo hará.

Entonces tal vez podamos mirar atrás a la parábola de las monedas e imaginar. No todos recibimos exactamente lo mismo en la vida, ya sea dinero, dones académicos, inteligencia callejera, talentos artísticos, habilidades musicales o cualquier otro don. Pero el punto es que, sea lo que sea lo que estés pasando, ¡debes compartirlo! Ya sea que seamos la ardiente Débora, nacida en un tiempo y lugar diferente pero dispuesta a pararnos bajo nuestra palma y compartir nuestros dones sin vergüenza, o si lo somos, bueno, casi cualquier otra persona, tenemos un don para compartir. Dios nos lo ha dado. Y si bien el dinero sí nos importa, lo importante no es el dinero, sino cómo vivimos. ¿Vivimos con miedo, escondiendo cosas, preocupados de perderlas? ¿O vivimos con esperanza, dispuestos a correr riesgos por algo grande?

El mundo da miedo en estos momentos, con el conflicto en Israel y Palestina y la guerra aún en pleno apogeo entre Ucrania y Rusia. La Dra. Lucy Jones mencionó en su sermón en la convención diocesana el último fin de semana que todos negamos un poco el cambio climático porque, de lo contrario, nos sentiríamos abrumados por la magnitud de lo que podría venir. Pero podemos hacer brillar una luz. Ya sea que tengamos una antorcha encendida como Débora o una pequeña vela que encendamos, no esconderemos nuestra luz debajo de algo, sino que la dejaremos brillar. Y animaremos a otros a hacer lo mismo. Mañana es el Día del Recuerdo Transgénero. Cada año rezo para que, a más personas, ya sean trans o diferentes, no se les apague la luz, sino que puedan dejar que su luz brille libremente. Cuando celebramos la luz de los demás, nos damos permiso para arder con más intensidad.

Como iglesia, hemos dado un paso adelante en la luz esta semana al comenzar la instalación de nuestros paneles solares. ¿Es la única solución? No, pero es un comienzo. Me enorgullece decir que no solo deseamos apoyar el Programa de Prevención de que Personas estén sin Hogar como iglesia, sino que al menos una familia también apoyará por separado a una familia o individuo necesitado a través de ese programa. ¿Es una solución al problema de las personas sin hogar? ¡No, pero es un comienzo! Es una luz en la oscuridad. Firmé una petición a través de la Red Episcopal de Políticas Públicas buscando un alto el fuego en el medio este y compartí esa petición. Hemos orado juntos por la paz. ¿Eso va a detener el conflicto, la pérdida de vidas, la opresión, los combates y la falta de comprensión de la humanidad de ambos lados? No sé. Pero es un comienzo. Nuestra iglesia continúa diciéndoles a todas las personas que son bienvenidas aquí. Eso no impide que la gente escuche odio en otras áreas de su vida, pero saben que tienen un refugio aquí. Un lugar de luz en la oscuridad del mundo.

Sigue encendiendo esa llama. Puede que no resuelva todo, pero es lo que Dios te ha dado y es suficiente. ¡Ésta pequeña luz, la dejaré brillar!

Amén.



[1] Alice Ogden Bellis, Helpmates, Harlots and Heroes: Women’s Stories in the Hebrew Bible (Louisville: Westminister John Knox Press, 2007, 102.

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