Propio 12 C + Tierra como cielo + 7.27.25
M. Campbell-Langdell
All Santos, Oxnard
(Oseas 1:2–10; Salmo 85; Colosenses 2:6–15, (16–19); San Lucas 11:1–13)
Buenos días. Mientras empecemos, que escuchemos una
versión diferente del inicio de nuestro evangelio de hoy, de la tradición
indígena o de las Primeras Naciones de los EEUU:
“El Creador Libera (Jesús) sonrió y les dijo: «Cuando
envíen su voz al Gran Espíritu, oren así: «Oh, Gran Espíritu, Padre nuestro de
los cielos, tu nombre es sagrado y santo. Trae tu buen camino hacia nosotros,
donde la belleza de tus caminos en el mundo espiritual se refleje en la tierra.
Provéenos día a día: el alce, el búfalo y el salmón.
El maíz, la calabaza y el arroz salvaje. Todo lo bueno que necesitamos cada
día.
Libéranos de las cosas que hemos hecho mal, de la
misma manera que liberamos a otros de las cosas que nos han hecho mal. Y
guíanos lejos de las cosas que nos tientan a desviarnos de tu buen camino».[1]
Me gustó
mucho esta versión de las palabras de Jesús, que repetimos tanto que a veces
podemos perder el sentido.
John Dominic Crossan afirma
que "The Greatest Prayer", o “La Oración más grande” como se titula
su libro, es una oración revolucionaria y de profunda importancia social. No es
simplemente un intercambio privado entre un individuo y Dios. Menciona que las
palabras clave "nombre", "reino" y "voluntad"
apuntan al cielo, y "alimento", "deuda" y
"tentación" apuntan a la tierra. Para tener una buena relación con la
tierra —con nuestro alimento, deuda y tentación— debemos procurar ordenar
nuestras vidas según la voluntad de Dios en el cielo. En este sentido, Crossan
ve el cielo menos como un lugar en el futuro que como una forma de vivir según
la voluntad de Dios aquí en la tierra. Crossan afirma que esta oración no se
trata solo de pedirle a Dios que haga algo por nosotros —que nos dé alimento,
que nos perdone los pecados o que nos proteja—, sino también de empoderarnos
para vivir una distribución más justa de los alimentos en nuestro mundo, para
perdonarnos las deudas unos a otros literalmente (y aquí es donde Crossan
prefiere «deudas» a «pecados» en su traducción), para permitir la justicia
económica y para empoderarnos para evitar la tentación, que Crossan considera
principalmente como la tentación de cometer violencia. Toda esta interpretación
se basa en la idea de que Abba, la palabra que usa Pablo, una palabra mucho más
íntima asociada con el Padre, no es un líder imperial distante, sino un amo de
casa bondadoso, amoroso y justo, que provee con justicia, aunque no siempre por
igual, a todos los miembros de la familia. [2]
Muchas veces vemos desigualdad
en nuestro mundo – una distribución desigual de la justicia. Hay tanto que esta
pasando en nuestro mundo. Las acciones de la migra, el hambre en Gaza, y los
conflictos que siguen en Gaza y en Ucrania. Hay luchas de salud en nuestra
comunidad. Muchas veces queremos hacer algo practico. Y muchas veces buscamos
responder a las necesidades físicas. Y es muy hermoso hacer esto.
El otro día, dejé
pañales
y wipes en la dispensa de 805 Undocufund, y fue un gran esfuerzo en comunidad. Y
muchas veces recibimos llamadas y visitas en la iglesia para ayudar a la gente.
Pero a menudo necesito recordarme a mí misma de algo.
Que a veces la mejor manera de
ayudar es orar. Por ejemplo, esta semana yo llame a una señora quien había
dejado un mensaje. El papa de su hijo estaba en el hospital y ella necesitaba
ayuda. Pero también necesitaba oración. Así que nos paramos para orar. También
ayudamos de manera financiera y la sugerí otras agencias para otra ayuda. E
imagino que será útil. Pero la cosa que nosotros podemos hacer que no pueden
hacer los demás es orar; es estar presente a la gente espiritualmente.
Siempre debemos tomar la
oportunidad de orar. Una colega dice que cuando la gente le viene con una
necesidad, en ese instante ella toma la oportunidad de orar con ellos. Otro
colega menciona que cuando vienen nuevas personas a la iglesia, el les pide que
puede orar por ellos antes de involucrarlos en los ministerios de la iglesia.
La oración nos centra y nos
mantenga involucrado en el mundo, no nos separa del mundo. Alguien (Aleese) de
mi grupo de sermones dice: “Esta oración … me ensenar una manera de oración en
dos partes distintos- la primera me invita al mundo de Dios. La segunda invita
a Dios a mi mundo.”
Como dice la lectura de las
Primeras Naciones, oremos para mantenernos en el buen camino. Dios nos quiere
proveer las cosas buenas a nosotros. Muchas veces el mundo nos quiere distraer
con el mal, con la maldad, y otras cosas que no nos nutren. Tanto que hasta
Jesús nos llama “malos” en este pasaje. Una amiga dijo que en el griego este
“malo” significa “todo lo que no es de Dios,” y mientras sea una palabra peyorativa,
la verdad es que no somos Dios. Es por esto que necesitamos tanto a Dios.
Relacionado con esto, Oseas llama a sus hijos “no compadecido” y “no mi pueblo”
– estas son las traducciones de los nombres hebreos. Pero mas tarde cambia los
nombres. Ellos son “compadecidos” y “Mi pueblo.” Y nosotros también estamos
cambiados si confiamos en Dios en oración. Porque, como dice Crossan, estamos
invitando las maneras del cielo a la tierra.
En el evangelio de hoy, imaginamos
con Jesús a nosotros tocando en la puerta de Dios en nuestras oraciones. En
oraciones estamos “knock, knock, knocking on heaven’s door.”
En adición en los evangelios
tenemos otra imagen: de Jesús parada a la puerta de nuestros corazones. En el
tercer capítulo de Revelación, dice: “Mira, yo estoy llamando a la puerta; si
alguien oye mi voz y abre la puerta, entraré en su casa y cenaremos juntos.” ¿Escuchamos
el toque de Jesús en las puertas de nuestros corazones?
Esta semana escuche esto en
una oración: “Déjenos bajar el sonido de nuestras vidas tanto como para
escuchar a ti tocándonos la puerta.”[3]
Que escuchemos por el toque de
Jesús, y orar. Que toquemos también la puerta de Dios.
Porque, como dijeron los
Rolling Stones,
“You can't
always get what you want.
But if you try sometimes.
Well, you just might find
You get what you need.”[4]
Seguimos tocando la Puerta de
Dios en oración. Tal vez no siempre recibiremos la respuesta que buscamos. Pero
si tratamos a veces, encontraremos que, al fin y al cabo, nuestro Padre
Celestial nos de pan, pescado, huevos, justicia, y todo lo que realmente necesitamos.
Amen.
[1] https://www.bibliatodo.com/en/the-bible/first-nations-version/luke-11; traducido con ayuda de Google.
[2] John Dominic Crossan, de una
presentación en Trinity Santa Barbara, el 1 de marzo de 2013 basado en su libro The
Greatest Prayer.
[3]
Heard in the “Dwelling on the Word’ reflection group with Luther Seminary, July
22, 2025.
[4]
The Rolling Stones, “You Can’t Always Get What You Want,” 1969.
Comments
Post a Comment