Pascua 7C + Un amor mas fuerte que la muerte + 5.12.13
Melissa
Campbell-Langdell
All Santos, Oxnard
(Hechos 16:16–34; S. 97; Rev. 22:12–14, 16–17, 20–21; Juan
17:20–26)
(foto de www.Dailyoffice.org)
Había una
imagen en el internet esta semana, una imagen ambos profundo y perturbador. Era una imagen de dos trabajadores en la fábrica
de ropa que se cayó hace un par de semanas, y están abrazando. There is a photo of a man and a woman
embracing that traveled around the internet after the collapse of the garment
building in Bangladesh, and it is both disturbing and touching. Posiblemente
el quería proteger a ella, o posiblemente estaban compartiendo un poco de amor,
enfrentando el crisis peor de sus vidas.
Casi lo más impresionante es la cara del hombre, que parece tan protector
y tan cariñoso, en ese momento de crisis completo.
Esta imagen
esta evocador porque nos recuerda que nuestras decisiones también hacen un
impacto. Ellos estaban haciendo la ropa
que muchos en los Estados Unidos llevamos.
It made me realize that even the seemingly
small decision to buy a pair of pants has an impact on workers in another part
of the globe!
Pero también
la imagen me hace pensar en el amor, esa emoción tan milagrosa que está más
fuerte que la muerte. Ellos han pasado
al otro lado, pero todavía su abrazo nos muestra amor.
Hoy día es Día
de las Madres, un día que muchas veces nos hace pensar en el amor, no obstante
el amor que parece un poco más liviano. Tratamos de abrazos, de flores, de
Sunday brunch. Pero, ¿esto es
verdad? Solamente hace un poco tiempo, y
todavía en varias partes del mundo, es una cosa peligrosa ser una madre. Su trabajo es dar a la luz a una nueva vida, ¡y
esto es peligroso! También para muchos
esta todavía peligroso el proceso de crecer.
Tenemos que evitar las enfermedades, la violencia, y más. Maybe a mother’s love is stronger after all,
maybe it tells us of a love stronger than death. Posiblemente el amor
de una madre o persona en papel maternal realmente es más fuerte que la muerte.
Para algunos
en nuestra iglesia, la Madre de Dios, la Virgen María, nos presenta una visión de
este amor bien profundo, y aquí tenemos nuestra Virgen de Guadalupe para
recordarnos de esto.
Pero sabemos
que, aun mientras celebramos a las mamas, y aun mientras celebramos la Madre de
Cristo, que nuestro amor para nuestras madres y en algunos casos nuestro amor
como madre es solamente una sombra de otro amor más profundo, el amor de Dios.
We know that Mother Love is vital, but it also
points to a stronger love, the love of God. Este es el amor que está
realmente más fuerte que la muerte.
Henri Nouwen
describe en su libro El Regreso del Hijo
Prodigo un momento en que el experimentó este amor. Describe un momento en que él estaba en un
accidente de automóvil y estaba muy cerca de la muerte, y sintió un profundo
sentido que tenía que mejorar su relación con su padre, tener una reconciliación. El pidió a su padre a venir a visitarle y lo
describe así:
“Por primera
vez en mi vida, le dije a mi padre que le quería y que le estaba muy
agradecido por el amor que me había dado. Le dije muchas más cosas que
jamás había sido capaz de pronunciar, y me sorprendió comprobar el tiempo que
me había costado decirlas. Mi padre también estaba sorprendido, confundido con
todo aquello, pero recibió mis palabras con comprensión y con una sonrisa.
Cuando miro hacia atrás y pienso en este acontecimiento espiritual, veo que
aquello fue un auténtico regreso, el regreso desde una falsa dependencia
de un padre humano que no puede darme todo lo que necesito, a la dependencia
en el Padre divino que dice: “Estas conmigo siempre, y todo lo que tengo
es tuyo.”[1]
Henri Nouwen had to accept and be grateful for
his father’s love, even though he wasn’t perfect. And in doing so, he was able to find God’s love
that is stronger than death. En aceptar y compartir gratitud para el amor de su padre, Nouwen entendió
que aunque su padre no era perfecto, todavía le había dado amor. Y en aceptar esto, se dio cuenta del amor aún
más profundo de Dios. Esto puede ser lo
mismo con nuestras madres. A veces
nuestras madres han sido maravillosas.
Pero, como son
seres humanos, es posible que también cada madre haya fallado en un momento u
otro a sus seres más queridos. Algunas
han hecho la cosa más difícil que pudieron hacer—han muerto. Algunas madres han perdido a sus hijos. Y esto parece lo más injusto. Pero en amar a nuestras madres para quienes
eren o son, o en amarnos a nosotras que han sido madres o figuras de madre por
lo bueno y lo malo que hemos hecho, podemos encontrar amor y gratitud en el
medio del dolor. Podemos encontrar un
amor más profundo que todas las muertes de este mundo, si sean grandes o pequeñas.
Este miércoles
fue el día de la Santa Juliana de Norwich, una mística de Inglaterra, quien compartió
una canción “de la Verdadera Maternidad” en que nos dice: “nuestras madres nos
paren para el dolor y la muerte; nuestra
verdadera madre, Jesús, nos pare para el gozo y la vida eterna.” [2] Cuando nos damos cuenta de que nuestros padres
nos paren para el amor y el dolor de esta vida, pero que Dios nos pare para la
vida eterna, es posible que cambiáramos de perspectiva un poco. Es posible que aumentemos en gratitud para
nuestras madres y figuras maternales aun mientras nos damos cuenta de que,
donde nosotros como humanos fallamos, Dios todavía tiene y puede dar amor.
Así que, ¿Qué dice
este evangelio de hoy sobre el amor de Dios?
Justo antes de su detención y de su muerte, Jesús está pidiendo aquí para
los que van a creer en el futuro, para nosotros y los demás que van a creer lo
que dicen los discípulos sobre el evangelio, sobre el amor de Dios que es más
fuerte que la muerte. Y él quiere que
ellos comparten el amor de Dios en tener unidad uno con el otro, justo como él
tiene unidad con el Padre y el Espíritu.
Y su oración esta
contestada tan pronto como en este episodio del libro de Hechos de hoy día, en
que vemos en la sanación de una esclava del espíritu de adivinación y la salvación
de un carcelero, la sanación y la unidad que trae el amor de Dios. Un comentarista lo describe como “ser
testigos de lo que significa mover hacer ser completamente unidos.” [3] In the slave girl’s
freedom and the salvation of the jailer in today’s Reading from Acts we see God’s
love healing and beginning to move all people towards unity. En vez de ser
una esclava para uso comercio, esta hija de Dios esta puesta en libertad, a lo
menos libertad de su espíritu. Y este carcelero, aunque a primera vista él
fue la persona más libre de todos, él es el más cautivo, y Pablo y Silas ven
esto y ayudanle a encontrar la salvación en Cristo. Estos momentos realmente son momentos en que
ellos ven el amor verdadero de Dios, un amor más fuerte que la muerte. La esclava está libre de la muerte
espiritual, y el carcelero evita la muerte esperada y encuentra la vida
eterna.
Y nosotros
continuamos con estos momentos de compartir el amor y unidad de Dios hoy en día. La semana que viene vamos a tener varios
bautizos en nuestra misa de Pentecostés.
Vamos a traer otros a la comunidad de fe, a la unidad con Dios y con
nosotros, y a la sanación que Dios provee.
Ellos van a aprender de un amor más fuerte que la muerte.
Pero la manera
que mantenemos esto en cada generación es que continuamos cada uno de nosotros
de tratar de compartir el amor de Dios, cada día en cada manera.
So how do we share the love of God? How do we keep the love being shared? Cada uno de
ustedes tiene su propia manera. Respiren
en el abrazo de Dios, y oren para su guía.
Posiblemente va
a ser en compartir el amor de Dios con una persona que ha perdido o nunca tuvo
una relación con Dios y su amor que es más fuerte que la muerte.
Posiblemente
es en hacer todo lo que podemos para evitar las lágrimas de otras mil madres
como hemos tenido en Bangladesh en las semanas pasadas. ¿Cómo podemos luchar para justicia, para que
todos puedan trabajar y crear sin temor de muerte?
Posiblemente
es en tratar de amar a los demás como Cristo nos ama, nuestra verdadera madre, en
compartir las buenas nuevas o en una mirada llena de ternura, o en escuchar al
otro con cariño y sin juicio. En esto
podemos compartir con los demás que hay un amor que nunca les va a fallar. Hay un abrazo verdadero que siempre queda
fuerte.
Pero,
cualquiera cosa que tenemos que hacer, hay un llamado a hacerlo en la lectura
del libro de Revelación hoy en día.
Tenemos que lavar nuestras ropas en el amor de Dios. Y escuchar las palabras de Jesucristo, que
hacen eco tras los milenios, diciendo estas, algunas de las palabras de
nuestras sagradas escrituras:
‘El Espíritu Santo y la esposa del Cordero
dicen: « ¡Ven!» Y el que escuche, diga: « ¡Ven!» Y el que tenga sed, y quiera, venga
y tome del agua de la vida sin que le cueste nada (Rev. 22:17, 20-21).’
¡Amen!
[1]
Henri Nouwen, El Regreso del Hijo Prodigo,
alcanzado en http://www.scribd.com/doc/4820025/EL-REGRESO-DEL-HIJO-PRODIGO-Henry-Nouwen, página
37, con correcciones mías.
[2] Julian of Norwich, “A Song of True
Motherhood,” Accessed at http://dailyoffice.org/page/2/. Mi traducción.
[3] David G. Forney, “Pastoral
Perspective: Acts 16:16-34,” FOTW Year C, Vol 2, 522. Traducción mía.
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