Propio 24C + El sueño de Dios + 10.16.16
(Image from God's Dream by Archbishop Desmond Tutu and Douglas Carlton Abrams) |
M. Campbell-Langdell
All Santos, Oxnard
(Genesis 32:22–31; S. 121; 2 Tim. 3:14–4:5; Lucas
18:1–8)
Escuchamos de Nuevo estas palabras de Génesis: “Cuando Jacob se quedó solo, un hombre luchó con
él hasta que amaneció; pero como el hombre vio que no podía vencer a Jacob, lo
golpeó en la coyuntura de la cadera, y esa parte se le zafó a Jacob mientras
luchaba con él. Entonces el hombre le dijo: —Suéltame, porque ya está
amaneciendo. —Si no me bendices, no te soltaré —contestó Jacob. — ¿Cómo te llamas? —preguntó aquel hombre. —Me
llamo Jacob —respondió él. Entonces el hombre le dijo: —Ya no te llamarás
Jacob. Tu nombre será Israel, porque has luchado con Dios y con los hombres, y
has vencido” (Génesis 32:24-28).
Este pasaje me habla mucho porque es la historia de origen no solo de un
hombre llamado Jacob, pero de una nación llamado Israel. Es la naturaleza del
pueblo de Israel de luchar con Dios y con los hombres y vencer. A veces
sentimos que Dios realmente vence, pero no importa. La idea es que esta al base
de la identidad de todos los judíos y por extensión nuestra identidad como
gente de fe judeo-cristiana que luchamos con Dios y con los hombres y vencemos.
Luchamos para entender a Dios y uno al otro y luchamos para entender nuestra
identidad como los hijos de Dios. In today’s passage from Genesis where
we hear about our ancestor Jacob, we hear about how it is in our identity to
wrestle with God and each other in the process of learning about ourselves.
Esto es importante hoy porque hoy trabajamos juntos con nuestros compañeros
luteranos. De hecho, yo regreso ahora de la iglesia Nuestro Salvador (Our
Saviour’s Lutheran) y Pastora Jennifer estaba aquí para nuestra primera misa a
las 9:15. Pastora Alene predica y celebra hoy en la Iglesia Nuestro Redentor,
aquí en Oxnard. Desafortunadamente Pastora Jennifer no habla español y Pastora
Nancy tenía otro compromiso para no completar el intercambio de iglesias con
esta misa, pero yo puedo a lo menos compartir un poco sobre lo que estamos
haciendo. Nuestro tema es “vivir el sueño de Dios hoy” y preparamos para una
misa junta de Episcopales y luteranos este enero para celebrar juntos el día de
Martin Luther King, Jr. Hacemos esto en un espíritu de unidad cristiana. Pero
sabemos que no solo juntamos para nosotros mismos, y para sentirnos bien y cómodos.
Nuestro obispo presidente Michael Curry dijo algo sobre esto esté mes
pasado en un video que el grabó durante su visita a Roma para
conmemorar el 50º aniversario de la reunión entre el Papa Pablo y Arzobispo
Michael Ramsey, que fue un gran evento en la cooperación ecuménica. Él dice que
hacemos este trabajo de Jesús juntos con otros cristianos por una razón. Y esto
es para que el mundo pueda empezar a parecer “algo menos como nuestro pesadillo
y algo más como el sueño de Dios.” Presiding Bishop Michael Curry said
that we work together with other churches so that the world can look “something
less like our nightmare, and something more like God’s dream.”[1]
El sueño de Dios. Muchos de nosotros hemos escuchado de este discurso
tan famoso aquí en los Estados Unidos en que el Reverendo Doctor Martin Luther
King, Jr. Dijo que tuvo un sueño por nuestro país. En esta colaboración
episcopal y luterano, honramos a este sueño y a su ministerio.
Pero no solo lo levantamos como un líder en la fe. Pero debemos mirar
hacia lo que aprendimos de Martin Luther King Jr., Cesar Chávez y otros que
trabajaban por los derechos civiles. Porque estos movimientos no solo trataban
de los derechos de gente afro-americana, o trabajadores agrícolas, pero tenían
que ver con hacer un país mejor para todos aquí en los Estados Unidos.
Y para ser muy honestos, las Iglesias Episcopal y luterana tenían un
record bien mezclado durante el movimiento para los derechos civiles. De vez en
cuando nos dimos cuenta de que las iglesias pudieran trabajar para la justicia
también, y yo sé que Todos los Santos tienen una historia orgullosa de estar un
lugar donde Cesar Chávez y los granjeros hicieron su pacto aquí en Oxnard. Pero
yo sé que, especialmente entonces, nuestra iglesia consistía en una mayoría de
gente euro-americana y ellos no entendieron que estas situaciones les afectaba
también. Dijeron algunos “esta es un problema de gente de color.” Ahora nos
dimos cuenta de que estos asuntos no son problema de gente de color, pero son
problema para todos seres humanos. Para toda la gente de los Estados Unidos. We
realized civil rights are not a color issue, they are a human issue.
Y aquí es donde se vea la viuda persistente del evangelio de hoy.
Porque la semana pasada escuché una entrevista con una señora bien
involucrada con el movimiento de los derechos civiles, llamada Ruby Sales. Y
ella cantaba una canción de la religión folclórica de la gente afro-americana
de su niñez, y fue así:
“I love everybody, I love everybody
in my heart;
And you can’t make me hate you, and
you can’t make me hate you, in my heart.”[2]
Es decir:
“Yo amo a todos, yo amo a todos de mi corazón;
“Yo amo a todos, yo amo a todos de mi corazón;
Y no me puedes hacer odiarte, no puedes hacer que yo te odie, de mi
corazón.”
Y me hizo pensar en esta viuda tan persistente. Porque sabemos que las
viudas fueron la gente más marginalizada en el mundo anciano. Y usualmente no
se veía uno representándose en las cortes- esto fue un papel de los familiares
masculinos. Pero esta señora no tiene a nadie, así que ella tiene que
representarse a sí misma.
Y el juez no le importa sus problemas.
Recuerden que en aquella época, el honor personal fue sumamente importante, y
no estaba bien que alguien trataba mal a una persona sin poder. Esto traía
pena. Pero el juez es un sinvergüenza, literalmente. No se avergüenza del dolor
de esta mujer. Entonces la ignora. Pero ella es persistente. Y él decide que
antes de que acabe con su paciencia, le va a dar su justicia. Lo interesante
aquí es que cuando el juez habla de “acabar con su paciencia,” esta frase en el
griego viene del boxeo. Y literalmente él dice que esta viuda viene con su “one-two-punch”
de gritar para la justicia, y el tema que le va a dar un ojo morado. The
judge gives in because he is worried the widow will give him a black eye, if
not literally, mentally![3] Entonces la viuda recibe su justicia. Pero es importante notar aquí que esto no describe a Dios, pero
describe al mundo.
Porque estamos en un mundo en que casi sentimos que vamos a recibir un
ojo morado solo en leer las noticias diarias. Hay tentaciones de sentir el odio
casi cada día- cuando leemos de otro hombre de color fusilado por la policía, u
otro policía fusilado en odio. Cuando escuchamos otra cosa ignorante de un lado
u otro del debate político. Hay tantas tentaciones al odio.
Pero como cristianos, no podemos odiar a los demás.
Tenemos que decir, “Yo amo a todos, yo amo a todos de mi corazón.”
Tenemos que decir, “Yo amo a todos, yo amo a todos de mi corazón.”
Porque una persona sabia recién me dijo que no vamos a mejorar como una
nación si no nos entendemos mejor uno al otro. Esto es porque tantos en nuestro
país y nuestra ciudad viven en realidades separadas. Una persona con su
ciudadanía no entiende completamente a las personas sin documentos y sus
temores en aplicar para trabajos o aun ir a ciertos partes de la ciudad o del
estado. Yo sé que yo no tengo un temor natural de la policía que tiene una
persona de color que ha sentido que alguien le pone en un perfil en vez de
interaccionar con ellos individualmente. Y esto se convierta en algo más grande
al nivel nacional. ¿Cómo podemos entender aquí en Oxnard diversa y linda la
realidad de una persona viviendo en la región de los Apalaches que siente que
su identidad euro-americana no tiene futuro en un país que se hace más diversa
cada día? Claro que si tiene cada uno su papel y lugar en sociedad, pero cuando
cambia la sociedad, tenemos que tener compasión por los que sienten dejados
atrás.
No sabemos la realidad de los demás. It is true that to a certain
extent we will never fully know what another person is going through. But we can love and we can listen. Pero
podemos amar y podemos escuchar uno al otro.
Y no lo podemos hacer solos. Esto es porque es tan importante que nos
juntamos con los luteranos y con otra gente que siguen Jesús. Porque el sueño
de Martin Luther King Jr. no fue solo de tener más oportunidades para gente
moreno, pero para que este país sea un lugar mejor y más sano para todos
nosotros. Tenemos que verlo como un proyecto que hacemos en conjunto. Y yo creo
que en esto necesitamos recordar nuestra identidad como los hijos de Israel. Si
recordemos que es nuestro patrimonio luchar con Dios y con los hombres, pero no
en odio, pero en amor. Luchando para entendernos y amarnos hasta que viene la
justicia. Y sí, viene la justicia. A veces
sentimos que luchamos como la viuda, pero persistimos en amor, y oremos y nunca
nos desanimamos. Porque si veremos el sueño. Y viviremos algo que parece menos
a nuestro pesadillo y algo más como el sueño de Dios. Amen.
[3]
Bruce J. Malina and Richard L. Rohrbaugh, Social
Science Commentary on the Synoptic Gospels (Minneapolis: Fortress Press,
2003), 298-299.
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