Propio 14 (B) + Dependencia en Dios + 8.8.21

 


Melissa Campbell-Langdell

All Santos, Oxnard

(2 Samuel 18:5–9, 15, 31–33; S. 130; Efesios 4:25–5:2; Juan 6:35, 41–51)

Cada semana como pastora, enfrento preguntas sobre que hacemos cuando las cosas no van como deben. Como entendemos la pérdida de un niño, llevado demasiado pronto, justo como escuchamos en la historia de David en las escrituras hoy. Si fuera su niño un ángel en la tierra o, lo más probable, si tuvo una relación compleja y variada con su hijo o hija, es algo que los demás no podemos imaginar. Es algo que como padre o madre o solo una persona que ama a los niños, uno casi no puede imaginar. ¿Qué hacemos cuando Dios no parece responder a nuestras peticiones? ¿Qué hacemos con enfermedades terminales? ¿O con otras instancias de la debilidad humana, o con nuestros caprichos? Por ejemplo, ¿Qué hacemos cuando un líder decide que no quiere dejar en vivo un insurgente, aun si es el hijo del rey, como paso en la lectura de Segundo Samuel hoy en día? ¿Qué hacemos cuando otros están haciendo decisiones que parecen dañar a los demás?

David fue la luz de los ojos de Dios. Su nombre significa “amado.” Pero como sabemos de las lecturas de estas semanas pasadas, el no siempre fue un buen hombre. De hecho, algunas de las cosas que él hizo fueron horribles. King David could be downright bad at times, and had to learn how to live in God’s love. Él tenía que aprender cómo vivir en el amor de Dios, justo como cada uno de nosotros, aunque sus lecciones fueron bien dramáticas. David fue amado, a pesar de sus problemas. Pero su hijo Absalón muere, aunque David pide que su ejército lo traten con consideración. Esto pasa después de que su hijo está tratando de tomar poder por sí mismo, así que hace sentido que los con lealtad al rey quieren matarle. Pero aun cuando Absalón está en rebelión en contra de él, David quiere la vida para Absalón. Como cualquier padre, siempre queremos la vida abundante para nuestros hijos, aun cuando no nos tratan bien. Like any father, even when his son is rebelling against him, David just wants life for his child. Pero para su ejército esto es una rebelión demasiado peligrosa, y Absalón esta matado cuando tienen la oportunidad. Ahora, esto es suficiente para afectar la fe de cualquiera persona. Por lo que pasó con su niño infante que murió, puede David decidir que Dios lo quiere castigar. Pero yo siento que no es la manera de Dios castigar así. I just don’t think it is in God’s nature to punish like that.

Para realmente entender esto, el paradojo es que tenemos que confiar en Dios. Tenemos que acercarnos a Dios.

Así que, les pregunto: ¿Qué les sostiene? Una vez, estábamos visitando a mi hermano en Waco, Texas y fuimos a una iglesia allí. Y tenían una pequeña plática con los niños. Y el sacerdote les pregunto: “¿Qué les parece que Jesús se refiere a sí mismo como pan?” Y un niño dijo, bien indignante “¡Pan no es un nombre!” He said “Bread is not a name!” y fue bien lindo. Pero nos hace pensar en cómo Jesús hablaba de sí mismo como “pan.”

Cuando Jesús habló de ser “el Pan de Vida,” claramente no fue confundido sobre ser un poco de trigo y levadura. Ni pensaba que el pan fue un nombre. Pero él pensaba en como para la gente de su tiempo y lugar en el medio este, el pan fue la esencia de la vida. Puede ser que con dinero comieron otra cosa, pero cada persona dependía de tener un poquito de pan cada día para sobrevivir. Por esto que pedimos nuestro pan diario en el Padrenuestro.

Pero Jesús sabía lo que fue tener hambre. Lo que fe no comer pan por cuarenta días u a lo menos un tiempo muy largo. Él sabía que no pudimos estar tan pegados a lo que nos sostiene físicamente y materialmente. Él quería que dependiéramos en el cómo pan espiritual.  Porque si solo enfocamos en el pan normal, eventualmente va a convertir en cenizas en nuestra boca, justo como la mana en el desierto podría cuando los israelitas recogieron más de lo suficiente. El pan diario, u otra comida semejante, son necesarios para la vida y la energía de continuar la lucha. Pero tenemos que depender de Dios.

Aquí Jesús nos prometa la eternidad- todos estaremos levantados con él en el último día. Pero esta eternidad es dada un momento, y un día a la vez. No podemos tener por cierto todo el pan que necesitamos para una semana, pero solo el pan de cada día. Aunque nos podemos almacenar los alimentos, solo este momento es prometido, así que solo tenemos lo que es prometido por hoy. Semejantemente, si tratamos de entender las grandes verdades, a veces tratamos de entender demasiado- especialmente los grandes dolores de nuestras vidas. ¿En vez de entender todo, podríamos confiar en Dios solo por cinco minutos?[1] ¿Cinco minutos para confiar en que Dios redimirá lo que nos ha dolido más? Puede ser que estos cinco minutos pueden crecer hasta un día, y día tras día Dios nos ayudará a pasar por esta vida y entrar en la vida donde entenderemos a todo en su plenitud.
Podemos intentar de confiar en Dios. Tomarlo un día a la vez, como dicen en los programas de 12 pasos. Por ejemplo, al amanecer, podemos tratar de primer dar gracias a Dios por un nuevo día, a Dios de quien viene cada bien espiritual y material. Sin gratitud a Dios, ningún trabajo de nuestras manos pueda tener éxito completo.

En la carta de San Pablo a los Efesios hoy día, escuchamos de cómo vivimos. En adición a practicar la gratitud, tenemos que alejarnos de la amargura, las pasiones, los enojos. Y estar generosos con los que están en necesidad. Un gesto simple como cuando vi a Margot ofrecer una botella de agua a un hombre sin hogar esta semana, es suficiente. Hacemos esto no para estar salvados. Ya estamos salvados, gracias a Jesucristo. Thanks to Jesus, we are already saved. Somos buenos porque somos de Dios. Pero nos tratamos bien uno al otro para que todos tengamos prosperidad. Para que podemos compartir esto con una sociedad tan enfocada en la libertad del individuo y las ganancias de los pocos que está ciego al bien común. Que vivamos sostenidos por este pan, cualquiera manera que están contestados nuestras oraciones. Que acercamos al altar para recibir no solo el pan físico, pero también el pan espiritual que nos sostiene y trae la vida al mundo. Amen.



[1] Dando las gracias a la Revda. Julie Morris.

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