Propio 22 C + Recibir o Servir + 10.2.22
Melissa
Campbell-Langdell
All Santos, Oxnard
(Lamentaciones 1:1–6; Lamentaciones 3:19–2; 2 Timoteo 1:1–14; San Lucas 17:5–10)
“Al recordarte siempre en mis oraciones de día y de
noche, doy gracias a Dios, a quien sirvo con una conciencia limpia, como
sirvieron también mis antepasados. Me acuerdo siempre de tus lágrimas, y
quisiera verte para llenarme de alegría. Porque me acuerdo de la fe sincera que
tienes. Primero la tuvieron tu abuela Loida y tu madre Eunice, y estoy seguro de
que también tú la tienes.”
Que fe más impresionante se
vea en esta carta segunda de San Pablo a Timoteo. Es un gozo de escuchar de
este tipo de fe. Nos hace recordar de los santos, los de bendita memoria y los
santos de todos los días. Los que nos han acompañado en la jornada de fe tras
los años.
Sin embargo, lo interesante es
que esto es difícil hacer. Tener este tipo de fe. Muchas veces queremos que
Dios sea fiel en vez de nosotros.
En mi curso para el doctorado
de ministerio la semana pasada aprendí sobre un concepto llamado “abandono
cristiano.” Victor Ezigbo lo describió mientras compartió sobre la cristiandad
en Nigeria. Y al inicio, yo tuve una imagen cómica en mi mente. Está hablando
de personas que abandonan a Jesús, pensé, e ¡imaginé a
Jesús dejado solo y muy triste!
Pero el no hablaba de esto.
Estaba describiendo como Nigeria es un centro del cristianismo muy fuerte en el
mundo, pero muchos de los fieles en Nigeria son cristianos solo nominalmente.
Ezigbo dice que mucha gente es cristiana en los tiempos fáciles, pero cuando
están preocupados, abandonan (sus palabras, no las mías) a su fe cristiana, y
van a los representantes de la fe tradicional para amuletos y otras cosas para
protección o para obtener lo que quieren. En respuesta, el quiere animar a los
cristianos de Nigeria de no ver a Dios como alguien quien solo les de cosas
para su vida material. El quiere que ven a Jesús como un modelo para seguir. El
también anima a todos los nigerianos de ver su unidad en comunidad en vez de
ver solo diferencias.[1]
Y esta semana escuchamos esta frase de Jesús:
“Somos servidores inútiles, porque no hemos hecho más que cumplir con nuestra
obligación.” ¿Que es nuestra razón para la fe? ¿Es recibir o servir? A veces es
un poco de los dos.
Pues, esto me hizo pensar.
Posiblemente no nos operamos lo mismo aquí en los Estados Unidos por tener una
cultura diferente, pero no somos tan diferentes. Muchos de nosotros sentimos que,
si somos fieles, vamos a tener una vida buena. Y si experimentamos una calamidad,
es difícil no pensar si Dios esta enojado con nosotros, y no recordamos una
sencilla verdad. Dios siempre quiere lo mejor para nosotros, no porque somos
fieles ni útiles, pero porque Dios es fiel. Sin embargo, vivimos en un mundo
quebrantado. Y a veces las cosas malas ocurren, cosas horribles que no son
culpa nuestra. Pueden ser causado en parte por el pecado o error humano, pero a
veces solo son eventos terribles, y con ningún razonamiento podemos
entenderlos. Y estos eventos nos hacen recordar que hay algunos misterios que
solo entenderemos cuando estamos cara a cara con Dios.
Y entonces, posiblemente
lamentaremos, como hacen en el libro de Lamentaciones. Tal vez vamos a llorar y
gritar a Dios. ¿Por qué ocurrió esto? Y esto no es ser infiel, significa que
tenemos un corazón que fue quebrantado por algo. Algo que tal vez también
quebró el corazón de Dios.
Y esto es la fe de nuestras
abuelas, madres y hermanas. Pero ¿Cómo llegamos allí? Podemos encontrar unión
en comunidad y también recordar lo que este pasaje tan problemático del
evangelio nos puede decir. Tiene lenguaje muy problemático sobre esclavitud. Yo
quiero nombrar esto. Pero últimamente nos hace recordar que tenemos que hacer
el bien, y no preocupar de lo demás. Y lo chistoso es que, en servir, sentimos
libres.
Pero recuerden, aun si Jesús
implica que no vamos a ser buenos con un trabajador en nuestra casa (¡rude!),
de hecho ¡Dios es bueno! God is Good. Y en verdad, Jesús siempre nos invita a
la mesa. No siempre tenemos que estar afuera sirviendo y trabajando, pero
venimos aquí para estar nutridos. Espiritualmente, en comunidad, y para sentir
el amor de Dios.
Venimos sabiendo que somos
valorables. No porque hemos servido fielmente, pero servimos fielmente porque Jesús
ya nos hizo valorables en su valor. Somos fieles porque Dios es fiel. Y vemos
esto no necesariamente en las bendiciones materiales, aunque demos las gracias
cuando vienen, pero vemos esto en las riquezas espirituales que vienen de
servir a Dios.
Muchos de Ustedes son siervos
excelentes de Dios. Saben lo que es sentir gozo solo en servir. Pero entre mas
vivo esta vida cristiana, me doy cuenta de algo diferente. Y es que cuando
realmente servimos, nos vaciamos de nosotros mismos. Yo no pienso demasiado.
Solo siervo y siento que voy a estar bien. Pero también hay que no hacer
demasiado porque no se trata de lograr demasiado, solo servir humildemente. No
siempre lo hago bien. Pero cuando lo hago, yo confío en Dios que me guie y no
me estreso de la misma manera. Tengo menos tendencia de abandonar a Jesús en
pensar demasiado y en mis preocupaciones.
Yo siento mucho consuelo en
escuchar las palabras de nuestra segunda lectura del libro de Lamentaciones de
hoy:
“Pero una cosa quiero tener presente * y poner en ella
mi esperanza:
El amor del Señor no tiene fin, * ni se han agotado
sus bondades.
Cada mañana se renuevan; * ¡qué grande es su
fidelidad!
Y me digo: ¡El Señor lo es todo para mí; * por eso en
él confío!
El Señor es bueno con los que en él confían, * con los
que a él recurren.
Es mejor esperar en silencio * a que el Señor nos
ayude.”
Esta es mi razón de tener
esperanza. No porque Dios me hará rico en este mundo, sino que tendré lo
suficiente para vivir en paz con todos, a lo menos eventualmente, si sigo a mi Señor.
Y esto es todo lo que me importa.
Amen.
[1]
Ezigbo, Victor I. The Art of Contextual Theology: Doing Theology in the Era of
World Christianity. Cascade Books. Kindle Edition. Location 5175.
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