Propio 24C + Fe en la tierra + 10.16.22
M. Campbell-Langdell
All Santos, Oxnard
(Jeremías 31:27–34; Salmo 119:97–104; 2 Timoteo 3:14–4:5; San Lucas 18:1–8)
“Pero
cuando el Hijo del hombre venga, ¿encontrará todavía fe en la tierra?”
El domingo pasado tuvimos un
gran artículo de primera página del periódico local sobre un pastor, que
detallaba su perspectiva particular sobre la fe. Fue muy diferente a mi propio
punto de vista, ya que creo en la ciencia, siento que la iglesia debe respetar
el gobierno y viceversa, y veo lo que se percibe como Teoría Crítica de la Raza
(Critical Race Theory) solamente es un enfoque más equilibrado para la
enseñanza de la historia a nuestros hijos. Realmente me gustó el comentario de
un colega de este pastor, mostrando cómo el pastor nombrado estaba siendo
consistente con sus principios incluso cuando su colega no estaba de acuerdo
con él. El pastor Tom Stephen dijo: “Es consistente con lo que Rob siempre ha
sido… Creo que realmente cree que la pandemia no fue tan mala como lo fue, tal
como yo realmente creo que fue”.[1]
Guau, pensé. Que opinión tan
generosa. Yo espero ser ese tipo de colega y cristiano. De entender el otro,
pero también no perder mi propio punto de vista. No perder mis propios valores.
Porque hay varias maneras de ver los mismos problemas, pero no debemos perder
nuestra fe y convicción.
Me encanta hacer yoga con los
videos de “Yoga with Adriene” en YouTube. La encontré antes de que la pandemia
la hizo tan famosa. Y me gusta un video que alivia el dolor del cuello. Ella
dice que el dolor de cuello a veces tiene que ver con no ver los dos lados de
una situación. Lo que me hizo pensar. Porque muchas veces siento que mi dolor
de cuello viene de mirar la pantalla y mi celular mucho. Pero también me gusta
pensar en este concepto.
Lo que me lleva a esta
fabulosa parábola de hoy. La viuda y el juez injusto. Es tan gracioso. Puedes
imaginarlos casi como personajes de dibujos animados. ¡El juez injusto en su
pequeña sala de audiencias, y la viuda que lo molesta tanto que casi se queda con
un ojo morado! Aparentemente, ese es el entendimiento literal de cuando el juez
describe que no quiere que lo acaba con su paciencia.
Ahora, el entendimiento
tradicional de este pasaje a menudo ha sido pensar en el juez como algo
paralelo a Dios. No es que Dios sea injusto, pero si incluso un juez injusto
finalmente cede, entonces seguramente podemos desgastar a Dios con oración
incesante.
Pero Alene me señaló esta
semana que esta es una forma muy patriarcal de leer este pasaje. ¿Por qué Dios
es el juez? Bueno, la lectura de Jeremías nos da una idea de por qué tendemos a
pensar esto. Escuchamos declaraciones como esta:
“El Señor afirma: ‘Vendrá un
día en que haré que hombres y animales abunden en Israel y en Judá. Y así como
estuve atento para arrancar, derribar, echar abajo, destruir y causar daños,
así también estaré vigilante para construir y plantar.’”
Y podemos pensar, sí,
Dios es un buen juez, quien ha visto nuestros pecados y los ha perdonado. Nos a
va a restaurar después de que hemos pagado el precio.
Pero ¿Tal vez tenemos que
pensar esto de otra manera?
Tal vez Dios es la viuda
persistente. ¿Tal vez nosotros somos los quienes juzgamos en nuestros
corazones, que veces estamos sin pena porque sentimos que lo sabemos todo? Tal
vez Dios nos viene a visitar diariamente, pidiéndonos a dar justicia a los
pobres. Tal vez nos pide ser en relación con El. ¿Tal vez nos pide amar su
creación como nos amamos a nosotros mismos?
Esta idea me hace pensar en
algo que dijo CS Lewis acerca de Dios. Dijo que Dios viene a nosotros con
obstinada persistencia, desgastando nuestros corazones para estar en relación
con Dios. Como dice Tim Ehrhardt, “C.S. Lewis una vez describió a Dios como el
sabueso del cielo. Con esa frase quiso decir que Dios lo persiguió tenazmente y
no lo dejaría ir. Lewis entró en la fe cristiana, en sus propias palabras,
"pataleando y gritando" mientras la búsqueda fiel de Dios ganaba en
su vida".[2]
¿Alguna vez les han sentido
así? ¿Que Dios siguió viniendo a Ustedes, persiguiéndolos, hasta que tuvieron
que prestar atención a lo que Dios estaba haciendo en sus vidas? ¡A veces Dios
casi nos da un ojo morado cuando tratamos de descubrir qué es lo que Dios
quiere que hagamos en cualquier situación!
Pero escuchamos y tratamos de
ser fieles, porque Dios viene a nosotros, no para regañarnos, sino para
transformar nuestro corazón. Para ayudarnos a ser mejores personas en el mundo
y amar mejor este mundo que Dios nos ha dado.
Y eso, creo, es la fe. Acudir
a Dios en oración persistente, sabiendo que Dios desea más que nosotros para
satisfacer nuestras necesidades.
Un último pensamiento sobre
las oraciones. Este pasaje nos recuerda que debemos seguir viniendo a Dios en
oración, cualquier manera que vemos esta parábola. Pero a veces nos
desanimamos. Porque no sentimos que nuestra oración ha sido respondida. A veces
eso significa que tenemos que ser pacientes porque la respuesta aún no ha
llegado. Pero a veces necesitamos aprender a preguntar de una manera nueva y
estar abiertos a una respuesta diferente.
Un colega compartió conmigo
que hay un sacerdote que es también científica trabajando en un proyecto que
estudia los efectos de diferentes tipos de oración de intercesión junto con el
dolor crónico. Ella señala que aquellos que simplemente piden que el dolor
desaparezca a menudo no experimentan tanta sanación como las personas que le
piden a Dios que los ayude a lidiar con el dolor. [3]
Sorprendentemente, maravillosamente, aquellos que piden ayuda para lidiar con
una carga, sienten que esa carga se alivia mejor.
¿Qué puede significar esto
para nosotros? ¿Qué nos está trayendo dolor hoy? Llevémosla persistentemente a
Dios, sabiendo que Dios primero viene persistentemente a nosotros. Y pidamos
ayuda a Dios para contener ese dolor. Quién sabe, tal vez se levante.
¡Y tal vez, al final, el Hijo
del Hombre encuentre la fe en la tierra!
Amén.
[1]
Tom Kisken, Isaiah Murtaugh, Dawn Megli and Kathleen Wilson, “Unmasking the
Rise of Pastor Rob McCoy,” VC Star, 10/9/22, Front page. Traducido por
MCL con google.
[2] 2
Timothy 2:8-13 – The Hound of Heaven – Rev. Tim Ehrhardt. Traducción
con ayuda de google.
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