Epifania 2 B + Do you hear? Lo escuchas? Lo ves? + 1.14.24
M. Campbell-Langdell
All Santos, Oxnard
(1 Samuel 3:1–10, (11–20); Salmo 139:1–5, 12–17; 1 Corintios 6:12–20; San Juan 1:43–51)
Do you hear
what I hear? Do you see what I see?
Hace tres semanas en
Nochebuena, escuchamos a nuestros jóvenes reflejando en esta canción que habla
de cómo vemos y escuchamos a Dios en el mundo. Hoy día tenemos a Natanael,
viendo Jesús en su llamado a ser un discípulo. “Ven y compruébalo” le dice
Felipe a Natanael, y luego Jesús le dice a Natanael “Te vi antes que Felipe te
llamara, debajo del higo.” Y en la lectura sobre Samuel escuchamos que el
escucha la voz del Señor. “Samuel!” dice Dios y el responde, “Aquí estoy,”
pensando que le llama Eli. Luego, Eli le dice que debe decir: “Habla, que tu
siervo escucha.”
Do you see what I see? Do you hear what I hear? Ver
y escuchar son aspectos importantes no solo de las lecturas de hoy, pero
también forman parte del tema para este tiempo de Epifanía. Empezando la semana
pasada con la revelación de Jesús a todo el mundo, con la visita de los sabios
que representaban la diversidad del antiguo oriente. Luego continua con su
bautismo en el Rio Jordán y la revelación que es el Hijo de Dios (algo que no
leyeron el domingo pasado por la celebración de los Reyes Magos.) Esta semana
hay el llamado de los discípulos, y siguen las revelaciones tras el tiempo de Epifanía.
Vemos y escuchamos en varias maneras que Jesús es el cumplimiento de las
promesas de las escrituras y que el no solo vino para salvar a algunos, pero a
todos los que creen en él.
Sobre los pasados domingos que
estado de vacación, tuve la bendición de estar en Maui. Yo estaba en los bancos
de una iglesia con quienes he alabado casi todas las Navidades hasta que me
ordene hace casi 15 anos en junio (celebre mis 14 anos de ser sacerdote esta
semana pasada). Pero antes siempre iba con mi familia cada ano de mi niñez y de
mi tiempo como joven adulta. Y fue una iglesia hermosa, con un altar pintado
con una virgen y niño hawaiano y elaborado con la madera local, y también los
lados de la iglesia fueron abiertos para dejar entrar los pájaros durante el
tiempo de adoración. Solo que, no tuvimos los servicios en esa iglesia esta
vez, porque esa iglesia quemo. Como algunos recuerden, en agosto hubo un
incendio en Lahaina, y quemo casi toda el área central de aquella ciudad. También
murieron muchas personas, incluyendo un familiar de un miembro querido de esta
iglesia. Y quemo también esta iglesia. Hubo mucha destrucción. Sin embargo-
Do you see what I see? Do you hear what I hear?
Vi una iglesia reunida, un
remanente fiel de los bancos llenos que usualmente veía cuando visitaba,
adorando ahora en la iglesia metodista muy cerca de la casa de mi familia. Era
básico. Había Libros de Oración y la oración de la mañana el primer domingo de
nuestras vacaciones, ¡y el segundo domingo incluso tuvimos eucaristía y música
a capella! ¿Do you hear what I hear? Escuchamos un ruido alegre y vimos y
escuchamos cómo podíamos incluir esta iglesia no solo en nuestras oraciones
sino también en nuestra oración nocturna de Todos los Santos que hacemos por
Zoom entre semana los miércoles.
Luego regresamos a casa y me
puse a trabajar en mi clase intensiva esta semana para mi doctorado. No me
escondía de todos ustedes, sino que pasaba de siete a ocho horas por Zoom y
leía y escribía un par de horas más por noche. ¡Realmente fue un intensivo
intenso! Pero entonces vi algo realmente genial.
En el pequeño mundo que es la
Iglesia Episcopal, alguien le había dado una tarjeta a nuestro amigo que es
diácono en Oregón. En el frente había una imagen del frontal del altar que
ardió en Lahaina, de una hermosa versión hawaiana de María y el niño Jesús
rodeados de flores, y en la parte posterior una imagen asombrosa que mostraba
que la cruz permaneció mientras todo lo demás ardía.
En la parte de atrás de la
tarjeta, dice (en inglés, pero aquí traduzco) “Los vientos se levantaron. Las
brasas chispearon. La gente intentó huir. Las casas ardieron. Las carreteras
estaban bloqueadas. El árbol estalló en llamas. La iglesia fue arrasada, y cayó
al suelo. Y sin embargo encontraron la cruz. La cruz soportó las llamas. La
cruz resurgió de las cenizas. La cruz de Cristo prevaleció”. Y debajo, una cita
de El Señor de los Anillos de JRR Tolkien: “'Ojalá no hubiera sucedido
en mi época', dijo Frodo. "Yo también", dijo Gandalf, "y también
todos los que viven para ver esos tiempos". Pero eso no les corresponde a
ellos decidir. Lo único que tenemos que decidir es qué hacer con el tiempo que
se nos da’”. (Foto de la cruz de Leanna Roberts; autor de la tarjeta
desconocido).
Do you see what I see? Una cruz en
las cenizas. Una gente luchando para seguir adelante en tiempos oscuros.
Cuando estuvimos allí, después
de la misa, un feligrés se acercó a la guardiana del obispo, y le
pregunto si tenían planes de reconstruir la iglesia. Ella dijo “Yo espero que sí,
si hay gente que lo apoyaran.” Esperanza.
Jesús dijo a Natanael: “vas a
ver cosas más grandes que éstas.”
Le dijo Samuel a Dios: “Habla,
que tu siervo escucha.”
En este fin de semana,
celebramos el legado del Reverendo Doctor Martin Luther King, Jr. Aunque lo
reveremos, yo siento que muchos nos enfocamos en su momento más famoso – su
momento encima de la montaña- de hablar en frente del monumento en Washington,
con su discurso, “I Have a Dream,” sobre su sueno de la unidad entre todos los
seres humanos. Pero el tuvo sus momentos difíciles, también. Languideció en la
cárcel de Birmingham y sintió que los líderes religiosos blancos no lo apoyaban
lo suficiente a él ni a su movimiento. Su legado me recuerda que nuestro
llamado no es un llamado a la nostalgia, a buscar el pasado. Si Elí hubiera
estado atrapado en la nostalgia, no habría apoyado a Samuel cuando Dios lo
llamó. Si Natanael hubiera permanecido atrapado en sus ideas preconcebidas
sobre lo malo que era Nazaret, nunca habría venido a verlo a Jesús. Nunca
habría seguido a Jesús ni habría encontrado la esperanza que había en vivir a
su manera.
Aun mientras lamentamos la
muerte de Martin Luther King Jr, quien murió demasiado temprano ahora hace 55 años,
mantenemos la fe. Porque el siguió a Jesús. Siguió a aquel salvador astuto quien
inspiro a Felipe cuando simplemente vino a Natanael, diciendo, “Ven y compruébalo.”
No escogimos los tiempos en
los que vivimos. Pero tenemos que decidir como vivir en el tiempo que nos ha
sido dado. Teóloga Cynthia Moe-Lobeda, reflejando en el movimiento Black Lives
Matter, escribió un articulo para la gente gabacha como yo. Pero tal vez habla
un poco a los demás también. Ella me hizo recordar que la gente euro-americana
o blanca a veces no ven el dolor con que vive la gente morena y otra gente de
color al diario. Muchos de ustedes saben este dolor mucho mas que yo. Ella dijo
que cuando la gente de fe, especialmente la gente blanca, realmente se den
cuenta de su complicidad en el racismo, van no solo cambiar de opinión, pero la
esperanza es que ayudaran a cambiar las leyes y todo para hacer un mundo mejor
para todos y todas.[1]
Pero esto es el trabajo de todos para tener un mundo mejor – y es la manera
verdadera de honrar al legado de Martin Luther King Jr. Para seguir en sus
pasos y seguir sonando un mundo mejor. Y también es como mostramos al mundo que
creemos en un Salvador quien realmente vino para salvar a todos y todas.
Do you hear what I hear?
En las cenizas de una iglesia, veo la reformación de una comunidad. En
la oscuridad del racismo de estos tiempos, veo nacer una nueva luz, una de
esperanza.
Al comenzar un nuevo año,
confiemos en que Dios está guiando a nuestra comunidad. Pase lo que pase este
año, no nos centremos en lo que queda atrás sino en lo que está por delante.
Esperemos. Decidamos qué hacer con el tiempo que se nos da. Estemos preparados
para escuchar el llamado de nuestro hermano Felipe de “Ven y compruébalo”. Cuando
escuchamos la pequeña voz de Dios, que respondemos: “¡Habla, Señor, que tu
siervo escucha!” Amen.
[1]
Cynthia Moe-Lobeda, (12/15/21) Faith and
#BlackLivesMatter | Currents in Theology and Mission (currentsjournal.org)
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