Adviento 2 C + Mensajeros de paz y resistencia + 12.8.24
M. Campbell-Langdell
All Santos, Oxnard
(Baruc 5:1–9; Cántico 9; Filipenses 1:3–11; San Lucas 3:1–6)
La serie de televisión “The
Chosen” imagina como Jesús juntó a sus discípulos de varios grupos
judíos que sintieron el peso del reino imperio romano en la Palestina del
primer siglo. Un grupo fue los zelotes de los quienes Simón fue uno. Y en la
serie Jesús muestra una manera de ser y de tratar de cambiar el mundo por lo
mejor que no fue enfocado en la violencia.
Nuestro librito “Brújula de
Vida” este Adviento se dedica a la paz. La paz que nos ayuda a estar listos
para la paz de estar recibido en los brazos de Dios. Esta es una paz interior
que nos prepara para ser santos.
Y esta es la paz que anuncia
Juan el Bautista en la lectura del evangelio de hoy en San Lucas. Como dice
Troy Troftgruben, el historiador de antigüedad “Josephus dice que había muchos
lideres en aquella época que se juntaban las personas en los lugares
desertificas, por lo general por causas militaristas. Pero el ministerio de
Juan, que se enfocaban en la renovación social y la transformación personal no
fue militante- y su legado perduraba tras la historia.”[1]
Juan ocupaba un espacio en el
desierto entre los que querían transformar la sociedad, pero de manera pacífica.
Para nosotros como cristianos, siempre existe la tensión entre la acción y la reflexión,
la paz interior y la necesidad de trabajar para cambio bueno en el mundo.
Muchas veces la tentación para
nosotros es corregir lo que esta mal con la fuerza. Pero la cosa mas poderosa
que podamos hacer en un mundo que esta en una rabia de violencia es cultivar la
paz. Y empezamos por dentro.
Justo como en la Cuaresma
vayamos a los lugares desertificas del Espíritu, podemos hacer algo semejante
durante el Adviento, encontrando momentos en la vida atareada de estar con
Dios. Podemos leer nuestro librito devocional, y nuestra Biblia, y/o rezar un
rosario anglicano o católico romano. Podemos caminar lentamente de estilo
meditativo. Podemos colorear o escribir en un diario. Todo esto puede parecer
una cosa pequeña y hasta autoindulgente, pero tomen el tiempo. Vale la pena.
¡Ustedes valgan la pena! Y lo más importante- su relación con Dios valga la
pena.
Y confíen en que Dios aun
ahora esta aplanando los caminos que necesitan estar deslizados para hacernos
un camino liso.
Una colega me dijo esta semana
que la razón para que Isaías y Baruc hablan de hacer un camino recto, viene de
una tradición en el antiguo medio oriente. Fue la costumbre entonces que,
cuando venia un rey, harían un nuevo camino para ellos, llenando las valles o
cortando a través de las colinas para hacerle un tipo de alfombra roja para
darle la bienvenida a la cuidad. De la misma manera Dios prepara un camino en
el desierto para nosotros, y nosotros también debemos preparar nuestros
corazones para hacerle un camino recto a Dios. Este tiempo con Dios nos ayuda a
estar mas abiertos a recibir la voluntad de Dios.
Hablando de la lucha de
cultivar paz en el corazón en tiempos turbulentos, tal vez algunos saben de un pastor
luterano llamado Dietrich Bonhoeffer quien vivió en el tiempo de la segunda
guerra mundial en Alemania. Venía de una familia de varios
entendimientos de la fe y encontró una relación nueva con Jesús en su experiencia
en seminario en Nueva York, en especial en su relación con una congregación
Bautista Afro-Americana. Por esta experiencia, el pudo ver lo que estaba
pasando cuando regreso a Alemania, y el advirtió a la iglesia que no debe apoyar
a los Nazis. Él también tenía un papel tenue en un plan de asesinar a Hitler que
le causo un conflicto de consciencia. El luchaba con su consciencia, según
entiendo del Padre Ron Dybvig, y él no pensaba que iba a morir. Fue una persona
de paz, y sintió una necesidad de hacer algo para combatir al Hitler. Esta
lucha interna me hace mas sentido porque mucha gente de fue lucha con
semejantes dudas. Seguimos el Príncipe de la Paz. Y tenemos que arriesgar y
poder caminar el camino de la cruz para seguirlo. Pero ¿puede el camino de la
Cruz ser alguna vez el camino de la violencia? Yo siempre estoy más atraída a
la paz, pero se que hay algunos que creen que los cristianos pueden tener una
guerra justa. Pero para los de ambos campos, es esencial a la vida cristiana
balancear la contemplación y la acción.
Entramos una estación en que
tendremos que discernir entre los momentos en los que tengamos que levantar la
voz para los que están vulnerables, y cuando tenemos que construir puentes
entre diferentes grupos y ser mensajeros de la paz. El ejemplo de Bonhoeffer me
recuerda que se requiere mucha fortaleza no solo hablar en contra de una
dirección por su país, pero también recordar a la iglesia lo que es ser un
cristiano.
Una organización en nuestra diócesis
que está enfocada en esto es La Resistencia Sagrada, que va a reunir en Los Ángeles
y por Zoom este martes en la noche. Lamentablemente tengo un conflicto desde
hace tiempo en esa noche, pero me avisa si uno de ustedes gusta ir en mi lugar
para aprender de sus esfuerzos para proteger a los inmigrantes y otros que
puedan sentir a riesgo en los meses que vienen. Estamos listos para tomar acción,
en mi caso acción pacífica.
A la vez, necesitamos
mensajeros de paz. No todos pensamos lo mismo, y la iglesia debe ser un lugar
de conexión entre diferencias. Esta semana un amigo compartió un resumen de un
libro sobre siete partes de la iglesia que deben funcionar juntos.
Una cosa que mi amigo menciono
es que lo profético no solo se trata de cambiar el mundo para algo nuevo, de
ser progresivo. También se trata de mantener la tradición en lo que se debe. El
dice que los conservadores, la gente que quiere mantener las tradiciones de la
iglesia, y la gente progresista, la gente que busca cambio en la iglesia,
necesitan el uno al otro. Como anglicana esto me hace mucho sentido:
necesitamos las escrituras o la Palabra de Dios, la tradición que nos recuerda
de nuestra historia, y nuestra razón que nos ayuda saber como entender todo
esto en el mundo actual con la ayuda del Espíritu Santo.
Así que, regresamos al desierto del Espíritu. A estar solos con Dios en oración
y mantener un corazón abierto a su llamado. A trabajar juntos en solidaridad y
comunidad, pero siempre con los ojos enfocados en Juan el Bautista, de el
siempre, siempre, en el Príncipe de la Paz. Habrá en esto momentos de contemplación
y acción. Veremos los dolores del mundo, y tal vez en sentirlos, nos sentiremos
bautizamos en fuego, pero mantenemos la fe de que la Paz de Dios prevalezca al
fin. Que nuestra salvación es por venir. Así que, preparen el camino en sus
corazones este Adviento. Para que un día, ojalá muy pronto, cantaremos con
Zacarias, el padre de Juan el Bautista: “Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
* porque ha visitado y redimido a su pueblo.” Amen.
[1] Troy
Troftgruben, “Commentary on Luke 3:1-6,” https://www.workingpreacher.org/commentaries/revised-common-lectionary/second-sunday-of-advent-3/commentary-on-luke-31-6-6.
Mi traduccion.
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