Prop 10 A + Sembrador + 7.12.20

(El Sembrador, Vincent Van Gogh)

M. Campbell-Langdell

All Santos, Oxnard

(Salmo 119:105–112; Romanos 8:1–11; San Mateo 13:1–9, 18–23)

Un sembrador salió a sembrar…. Nuestra congregación tuvo la oportunidad de escuchar esta parábola de nuevo el martes, interpretado por el Radionovela “Un Tal Jesús”, y en él un señor saco a su sobrino a sembrar semillas. Ellos sembraron en toda la tierra mientras él explicaba como cierta tierra tiene malas hierbas, o es más llena de piedras, o es más fértil.

Muchos de Ustedes saben mucho sobre sembrar y cosechar. Yo soy muy ignorante en estas cosas. Recientemente unos feligreses muy amables me han dado algunas plantas para plantar en mi jardín. Al inicio, ¡fue magnifico! Los vimos creciendo alto. Pero ahora han venido pequeños insectos que matan las hojas, y caracoles que comen los pequeños pepinos y tomates. Así que varias veces a la semana voy a poner un  poco de agua con jabón en las hojas y quitar los caracoles. Es difícil obtener fruto de plantas – y ¡aún más tener resultados de sesenta o cien veces! ¡Cosechar es difícil!

Pero esta parábola no solo habla de lo difícil de sembrar y cosechar. Habla, como dice Jesús, de la Palabra de Dios. Y como lo tenemos que compartir en cada lado y no hacer juicios sobre donde debe caer la semilla.

Hace nueve años prediqué sobre este pasaje a nuestra congregación, justo antes de que fuéramos a tener un día de historia. Yo estaba tratando de animarlos a ser una iglesia sembrador. Y yo sé que son sembradores. En estos nueve años que he estado aquí Ustedes han crecido- ¡un feligrés que era una adolescente entonces acaba de convertirse en mama! Pero también han traído a otros a la congregación, y aun posiblemente a la fe.

El martes por la tarde cuando platicamos en el estudio bíblico “Un Tal Jesús”, hablamos de como nosotros necesitamos un liderazgo fiel en la iglesia que nos ayuda a ser terreno fértil para recibir la Palabra de Dios. Y yo trato de hacer esto. Es un poco raro en este momento cuando es posiblemente peligroso reunirnos muchos en persona. Así que estamos ofreciendo alabanza, comunión espiritual, un rosario y estudio bíblico en línea. ¡Queremos invitar a la iglesia para participar pero también queremos crecer! Queremos invitar a los demás a unirnos en línea. Hemos visto un poco de esto en Facebook. Pero podemos tomar esta oportunidad para compartir el enlace de algo que nos gusta con un amigo que siente solo o aburrido o con una necesidad en este momento. ¿Quién sabe si ellos tienen un hueco tamaño de Jesús en su corazón?

Lo que yo sé es que la tierra de cada uno puede secar si no lo cuidamos, especialmente en este tiempo miedoso. ¿Cómo pueden regar a su tierra? Lea la biblia. Lea el pasaje de domingo, o cualquier versículo que encuentren. Si pueden, léala diariamente, aunque sea un pedacito. Tome tiempo en oración, aunque sea un momento breve en su día- ¡pude hacer una diferencia! Habla conmigo si necesita recursos para oración. Manda un texto o llama a alguien para orar con ellos, o compartir una oración. Todo esto es como agua que riega nuestra tierra. ¿Hay malas hierbas en su vida? ¿Algo que quita sus ganas de escuchar a Dios? ¿Es demasiado tiempo viendo las noticias o en los redes sociales? ¿Hay alguien que le quite el ánimo de Ud.? Cualquier cosa que hay que hace tu terreno interior demasiado rocoso o llena de malas hierbas, cuidadosamente poda este practico o tiempo con ese persona. No tiene que quitarlo totalmente de su vida. Pero cuida a su tiempo y su atención, porque esto es como puede uno ser terreno fértil. Trata de descansar un día a la semana, si sea posible, o cualquiera manera que pueda. Tierra que descansa es más receptiva a la semilla que trae la gran cosecha.

Lo que me hace sentir feliz en esta parábola es que nosotros no somos los que traen la abundancia. Nosotros compartimos las buenas nuevas en todo lugar, y luego dejamos que Dios hace el crecimiento. No tenemos control sobre esto. Solo sembramos y Dios trae la abundancia donde tiene que crecer, a veces en los lugares inesperados. Y Dios puede traer abundancia donde todo parece perdido. Y ¡esto es buenas nuevas en cualquier momento!