Pascua 6C + El arbol de sanacion + 5.22.22
M. Campbell-Langdell
All Santos, Oxnard
(Hechos 16:9-15; Salmo 67; Revelación 21:10, 22-22:5; San Juan 14:23-29)
» Les dejo la paz. Les doy mi paz, pero no se la doy
como la dan los que son del mundo. No se angustien ni tengan miedo. Ya me
oyeron decir que me voy y que vendré para estar otra vez con ustedes.”
¿Sienten paz en sus almas esta
semana? Yo estaba en una llamada de Zoom esta semana y pregunte “¿cómo están?
Al grupo y una Hermana me respondió que fue muy raro, porque de vez en cuando
se sentía que todo estaba bien, y luego se dio cuenta de que no todo estaba
bien.
Es la verdad. A veces queremos
decir, “no todo está bien, Señor.” Nuestro mundo es enfermo. La sangre de más víctimas
en Buffalo, Laguna Woods, y Chicago llama de la tierra y dice que no todo está
bien. ¿Qué hacemos para sanar las heridas del racismo en nuestra cultura? Para
sentir que nuestras familias están seguras. Lo que estamos haciendo no está
funcionando. Tenemos que encontrar otra forma.
En la lectura de Revelación de
hoy hay una imagen. De un árbol que es para la sanación de las naciones. Me
encanta esta imagen. Que linda imagen, que es simbólico de la sanación que
recibimos en Dios. Pero de otra manera no es simbólico. Arboles literalmente
salvan nuestras vidas en limpiar nuestro aire. Hay una exhibición abriendo en
Los Angeles que tiene arboles animatrónicas que “hablan” para que escuchemos a
la tierra, y como está sufriendo con el cambio climático. ¿Podemos escuchar la
tierra?
¿Podemos escuchar a nuestros
cuerpos? Jesús, en otro pasaje donde nos pone su paz, respira en los
discípulos. Y yo pienso que él muestra que tenemos que respirar
profundamente para conectar con la paz de Dios, y para reconectar con la
creación.
En un libro que estoy leyendo,
My Grandmother’s Hands, o Los Manos de mi abuela por Resmaa
Menakem, el autor dice que solo sanaremos de la enfermedad del racismo cuando
sanamos del trauma que tenemos en nuestros cuerpos. Él nos dice que tenemos que
prestar atención a nuestros cuerpos y cómo reaccionan a las personas que son
diferentes a nosotros. Él dice que, si estamos muy reactivos en la presencia de
una persona de otro grupo étnico, debemos preguntarnos porque y tratar de quitar
este miedo en una manera segura. Tenemos que conocer a personas diferentes de
diferentes culturas y trasfondos. Si lo piensan bien, nuestra iglesia es un
lugar donde experimentamos esto. Si podemos sanar de esto, podemos sanar
nuestras comunidades de la violencia que estamos experimentando.
“En medio de la calle
principal de la ciudad y a cada lado del río, crecía el árbol de la vida, que
da fruto cada mes, es decir, doce veces al año; y las hojas del árbol sirven
para sanar a las naciones.”
Alene me compartió esta semana
que otra palabra para “sanar” con las hojas del árbol puede ser “sirven para la
terapia” de las naciones. Esto está de contraste con la “brujería” que están
practicando en Roma, la nueva Babilonia (Rev. 18:23). Y la palabra de “brujería”
es “pharmakeia”, semejante a “pharmacopeia”. Esta palabra pharmacopeia, es muy
interesante porque ahora lo relacionamos a la medicina. Y hay una conexión
interesante aquí. Porque, aunque cierta medicina es muy buena y salva la vida
de muchas personas, otro lado de la farmacopea actual es sus contribuciones a
las drogas que infestan a nuestras calles. Fentanilo es una droga mucho más
fuerte que heroína y la gente no lo puede distinguir de metanfetamina, que en
si es muy malo. ¡Saben que una cosa es mala cuando metanfetamina es la cosa
mejor! Porque la gente lo toma, sabiendo que pueden tolerar meth pero no entienden
que es mucho más fuerte. Así que fentanilo mata a muchas más personas que
cualquiera otra droga ahora.
¿Como podemos ser como una
iglesia un lugar para la sanación de las naciones? Aunque parece un concepto
grande, de una manera, lo estamos haciendo. Proveemos comida a los que están en
necesidad y hay grupos de Narcóticos anónimos. Tenemos un programa para apoyar
la salud mental. Tenemos platicas, especialmente en nuestra oración vespertina
los miércoles, sobre el racismo. Mas importante, somos una congregación
multicultural, y en esto proveemos un espacio en que gente de diferentes
trasfondos pueden compartir sus historias. Tenemos una oportunidad de
apreciarnos uno al otro tras diferencia. Las misas y tiempos de oración durante
la semana ofrecen un lugar para sanar espiritualmente y también para crear
comunidad. Y hay más ejemplos. Pero podemos hacer aún más. Estoy hablando con
el departamento de policía sobre entrenar algunos miembros de nuestros grupos
como el grupo de NA en cómo administrar Naloxona, que puede combatir una
sobredosis de fentanilo. Por si acaso alguien viene que está en necesidad.
Pero también queremos abrir
otras puertas para sanación. Esto es parte de porque tenemos el grupo de yoga
que ha empezado de nuevo los miércoles. ¿Quién no necesita un poco de sanación
de su cuerpo después de estos dos años de pandemia? La Mesa Abundante va a
ensenar una clase de cocinar de manera saludable en el verano. Podemos
continuar de apoyar a nuestro jardín comunitario donde, con la ayuda de Susan y
Margot y otros lideres, hay actividades y comidas saludables para las familias.
Somos los hijos e hijas de
Dios, y esto significa que Dios tiene una bendición para nosotros. Salmo 67,
versículo 6, que leemos hoy, dice: “La tierra ha dado su fruto; * nos bendiga
Dios, el Dios nuestro.” Y Dios nos quiere dar su bendición. Pero lo tenemos que
recibir con manos abiertos. Dios quiere bendecirnos, pero tenemos que estar
atentos a nuestros cuerpos y al medio ambiente para poder recibir esta
bendición. Y esta bendición no es solo para nosotros, pero Dios quiere sanar a
toda la creación. La creación está en dolor, pero Dios lo está sanando. Su
cuerpo o alma puede estar en dolor y Dios lo sabe, y quiere sanarle y pedir su
ayuda en la sanación del mundo.
Somos pobres contenedores para
la gracia de Dios, pero gracias a Dios somos los que Dos eligió para compartir
las buenas nuevas, para recibir su sanación y bendición y transmitirlo a los
demás.
Teólogo Gardner C. Taylor dijo
una vez que aun tratar de predicar era una tontería. Que haría más sentido que
los árboles y flores predicarían porque siempre son fieles a Dios. Pero él dijo
que Dios nos eligió porque las flores nunca podrán decir, he sido redimido, y
tampoco los árboles podrán decir estuve perdido, pero ahora me encontré.
Vemos alrededor y vemos un
mundo que parece perdido. Pero no lo es. Dios nos ha encontrado en su amor. Jesús
manda su paz a nosotros, y la iglesia puede ser como este árbol, un lugar para
la sanación de las naciones. Dios quiere sanar a cada uno de nosotros y
mandarnos al mundo para compartir esta bendición con los demás. Amen.
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