Adviento 2 B + Preparen el camino + 12.10.23
M. Campbell-Langdell
All Santos, Oxnard
(Isaías 40:1–11; Salmo 85:1–2, 8–13; 2 San Pedro 3:8–15a; San Marcos 1:1–8)
Preparen el camino, el camino
del Señor; Preparen el camino, el camino del Señor…
¡El evangelio de San Marcos es
como una obra de teatro! Y el drama empieza en la lectura de hoy con Juan el
Bautista preparando el camino para nuestro personaje principal, Jesús. Él
cita al profeta Isaías- “Preparen el camino” para Jesús. Y dice que nos tenemos
que arrepentir y regresar a Dios.
Jesús entra en el drama y es
interesante porque el, quien no tiene pecado, se bautiza. Se bautiza para
modelar para nosotros y prepararnos el camino de la vida. Nos muestra como
servir a los demás justo como lo hace al fin de su ministerio, cuando toma una
toalla para lavar los pies de sus discípulos. Jesús es el inicio – está en el
comienzo. Y al comienzo de su historia de Jesús, a lo menos aquí en el
evangelio de San Marcos, esta Juan, aquí con la primera palabra. Pero sabemos
que Jesús realmente es el inicio y el fin, el alfa y la omega de todo.
Este llamado al
arrepentimiento- esta acción de volver a Dios- me hizo pensar en el tiempo de
Adviento y como preparamos tanto como individuos como colectivamente para la segunda
venida de Dios en Cristo. Como individuos, oremos y encendemos velas, y lo
hacemos como un colectivo también. Pero ¿de que arrepentimos? Como individuos y
como una comunidad, nos tenemos bastante de que podemos arrepentir. Tal vez
sean pecados privados- hablando de mí misma, hablando demasiado y no escuchando
lo suficiente. O tal vez para otra persona seria ser molesto con las personas
cuando esta de mal humor. Y la lista continua. Muchas veces mi penitencia es
personal y se trata de cosas pequeñas.
Pero este año,
he empezado a pensar en otros tipos de arrepentimiento, algo más comunitario. Hablando
sobre la necesidad de “preparar para el Señor un camino” alguien menciono que
somos o obstáculos o instrumentos para el Espíritu. ¿Es decir, estamos ayudando
al Espíritu, o estamos previniendo el trabajo del Espíritu? Obviamente somos un
poco de los dos, pero si prestamos atención, tal vez enfocaremos en nutrir
nuestra conexión con Dios y ayudar a los demás a conectar con Dios también. Si
prestamos atención, tal vez no seremos obstáculos en la vida de fe de los
demás.
He estado pensando en un
obstáculo grande que hay en los Estados Unidos, y algo de que yo como una mujer
anglo- americana tengo que estar consciente. Es un pecado original de esta
nación, y es el racismo. El otro día, alguien vino a mí y a otro líder de la
parroquia y menciono algo que hubiera pasado hace un par de semanas en que otro
voluntario había dicho algo racista y lleno de odio. La líder presente corrigió
a la persona en cuestión, pero no se dio cuenta de que el otro voluntario, una
persona de color hubiera sido afectado por esto. Cuando hablamos le decimos lo
siento y también decidimos tener un entendimiento para todos los voluntarios
que dice que nuestra iglesia es un lugar que no tolera la discriminación en
ninguna forma. Fue un pequeño momento de arrepentimiento, y me hizo recordar
del trabajo más grande que hay que hacer en nuestro mundo.
En los pasados dos años, he
estudiado dos veces un currículo llamado “Sacred Ground” o “Tierra Sagrada” por
la Iglesia Episcopal y he enfrentado la triste historia de las maneras en que
nuestra iglesia ha apoyado esclavitud de gente de origen africana y también el
racismo. Es verdad que también hemos formado parte del “Underground Railroad”
que ayudo a algunos esclavos a escapar al Norte, [1]
pero también fue como un resultado de nuestras acciones que se formó la iglesia
Africana Metodista Episcopal. No tratamos bien a nuestros hermanos y hermanas
de color. Y esto es igual para nuestra nación. Recordé en un entrenamiento en
octubre que fue Henry Ford quien instruyo a Adolf Hitler en como discriminar en
contra de los judíos, mostrando como este país discrimina en contra de la gente
de color.
Esta plática
el otro día me hizo recordar que el trabajo sigue. Venimos a la iglesia
buscando un lugar de apoyo y de estar abrazados en Cristo, pero a veces
enfrentamos un maltrato. Tenemos que trabajar para hacer una realidad mejor
para los que vienen aquí. En el medio de esto, reconocemos que existen diferentes
puntos de vista aquí en nuestro alrededor. No siempre vamos a estar cómodos, y
tenemos que estar dispuestos a tener conversaciones valientes para crear un
espacio seguro y abierto a todos y todas.
Por supuesto, esto es solo una
vez de preparar el camino. Hay otras maneras más quietas y tranquilas. Espero
que tomen un momento en esta estación ocupada a encender una vela, a escuchar a
Dios y orar. A encontrar consuelo en la presencia de Dios. A estar paciente con
Dios. Mientras que estamos en este tiempo de Adviento, anticipando el gozo de Jesús.
Necesitamos ambos la acción y la contemplación.
Mientras que preparemos, que
recordamos que Dios está trabajando en y a través de nosotros. Si bien ahora
las estructuras de la sociedad parecen solidas e inmovibles, recordemos que
Dios nos ayuda a hacer un camino.
“Rellenen todas las cañadas,
allanen los cerros y las colinas, conviertan la región quebrada y montañosa en
llanura completamente lisa.”
Así dice Isaías, y así será.
Dios hará un camino donde no hay camino. Y si trabajamos en nosotros y en
nuestras comunidades para preparar el camino; si oremos por el arrepentimiento
de esta nación y si arrepentimos en nuestros corazones, también podemos contar
en recibir el gozo.
¡Contemos en la venida de
nuestro Salvador!
“nosotros esperamos el cielo
nuevo y la tierra nueva que Dios ha prometido, en los cuales todo será justo y
bueno.”
Que recordemos la primera vez
que vino nuestro Mesías. Y que recordemos que el Mesías viene, viene de nuevo
para mostrarnos el camino. Y seremos renovados y restaurados. Vamos a arrepentir
y regresar al Señor, y veremos la gloria de Dios. Y ninguno perderá este gozo. Seremos
abrazados y guiados y dados la bienvenida. Estaremos llenos de gozo. Y en todo
lugar habrá un sitio de bienvenida.
Preparen el camino, el Camino
del Señor… Amen.
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