Propio 18A + Dos o tres + 9.10.23
M. Campbell-Langdell
All Santos, Oxnard
(Éxodo 12:1–14; Salmo 149; Romanos 13:8–14; San Mateo 18:15–20)
“Porque donde dos o tres se
reúnen en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.”
Esto me hace recordar de una
historia que me contó alguien una vez. Me dijo que cuando era un niño, se
fue a una misa entre semana con su madre en la iglesia. Y como solo fueron el,
su mama y el sacerdote, el sacerdote canceló
la misa, diciendo que no fueron suficientes personas para tener una misa. Y,
mirándome a mí, me dijo, “¡Pero yo siempre escuché,
donde dos o tres se reúnen, allí esta Dios!”
Y es verdad. Quiero añadir que
este señor ha seguido un cristiano fiel por muchos años, pero nunca olvidó
este momento de la falta de hospitalidad.
En el otro lado, tenemos la
historia de Reid y Susanna. Posiblemente les han mencionado que, solo momentos
después de entrar en las puertas de Todos los Santos, fueron invitados a
participar en el coro. ¡Y esto fue un día bendito! Una persona sabia ha dicho
que la gente no recuerde lo que le dijo, pero nunca olviden como alguien le
hizo sentir.
Así que, yo pienso que es útil
ver las escrituras de hoy en la luz de la hospitalidad. Un comentarista del
“Sermon Brainwave” semanal que se transmite a través del sitio web Working
Preacher, Joy J. Moore, notó esta semana el dulce momento en la lectura del Éxodo
que muestra verdadera hospitalidad. “Y si la familia es demasiado pequeña para
comerse todo el animal, entonces el dueño de la casa y su vecino más cercano lo
comerán juntos, repartiéndoselo según el número de personas que haya y la
cantidad que cada uno pueda comer.” Ella mencionó que, como persona soltera, se
alegra cuando la invitan a comer con otras personas, especialmente en las
fiestas, y que le encanta que este aspecto de la hospitalidad esté involucrado
en la observancia de la Pascua. Es cierto que tiene algo el hecho de que una
mesa esté servida con comida, y no simplemente disfrutar de una comida
solitaria, en días festivos.
Así también, cuando Jesús
habla de tratar con una persona que ha transgredido, quiero llegar primero al
final del pasaje. Porque si cuando dos o tres están reunidos en el nombre de
Jesús, él está allí entre ellos, eso significa que cuando estamos juntos es
algo santo. Si es en el nombre y Espíritu de Jesús. Pero, lamentablemente,
cuando los seres humanos nos reunimos y estamos dos o tres juntos, y no es en
el nombre de Dios, esto puede llevar a acciones pecadoras. Tristemente aun en
la iglesia si no tenemos cuidado. Se puede ver el pecado y el abuso. No estoy
hablando aquí de una diferencia de estilo o política. Todos tenemos derecho a
expresarnos y pensar a nuestra manera. Con demasiada frecuencia, este pasaje se
ha utilizado para intimidar a quienes simplemente son diferentes de lo que se
supone que deben hacer: ayudar a sanar una brecha causada por acciones
hirientes.
Pero cuando alguien nos duele,
Jesús nos recuerda que no tratemos de solucionarlo sin hablar con la otra
persona. Nos aconseja hablar del dolor directamente, pero luego, si no lo
logramos, traer a otras personas que también sean respetadas por la otra persona
involucrada. Si ninguno de estos pasos funciona para resolver un conflicto,
entonces la persona es como un recaudador de impuestos o un pagano. Bueno, como
sabemos, eso significa que la persona se convierte en aquel a quien la iglesia
quiere hacer ministerio. No significa que alguien esté condenado al ostracismo.
Significa que tenemos que tender la mano. No son oficialmente miembros de la
comunidad, capaces de compartir el liderazgo, hasta que las cosas se hayan
resuelto, pero tampoco debemos excluir a la gente.
Siempre me llama la atención
la liturgia del Miércoles de Ceniza que menciona cómo la Cuaresma puede ser un
tiempo para permitir que aquellos que han transgredido de alguna manera
regresen al redil. Esto es difícil en nuestro mundo actual, ya que no sabemos
qué hacer con las malas acciones. ¿Cancelamos totalmente a alguien o lo dejamos
pasar la mala acción sin reaccionar?
¿Qué tal si encontramos
maneras de denunciar las malas acciones, pero también de darles a las personas
la oportunidad de arrepentirse y regresar a la comunidad?
Es posible que hayan oído
hablar de algo impactante que sucedió a nivel de nuestra iglesia nacional
cuando nuestro nuevo presidente de la Cámara de Diputados fue elegido. Un
obispo bloqueó a esta líder laica, que resulta ser una mujer más joven de
color, la inmovilizó físicamente y la hizo sentir atacada físicamente
inmediatamente después de su elección. No conozco todos los detalles, pero me
enteré de que conozco un poco a este obispo jubilado. Estoy bastante
sorprendido, al igual que otros que conocieron al obispo cuando estaba activo.
Agradezco que la persona que se sintió maltratada haya compartido de su
experiencia. Y al mismo tiempo, oro por nuestra iglesia. Que el obispo jubilado
pueda reconocer lo que hizo y comprender por qué no estuvo bien y enmendarlo.
Si esto sucedió porque él no era él mismo, rezo para que de alguna manera eso
se comparta de manera sensible con la persona que fue agredida. Ruego que esto
no tenga un impacto a largo plazo en la mujer involucrada y en su sensación de
seguridad frente a los líderes de la iglesia. Rezo por ambos.
Este incidente me recuerda que
cuando dos o tres seres humanos son presentes, habrá conflicto. Dios está con
nosotros, pero también lo está la disensión. Oremos por la presencia de Jesús
entre nosotros, para que podamos mostrar hospitalidad a quienes la necesitan.
Para que tengamos la valentía de nombrar las acciones equivocadas cuando
ocurren, pero también para que tengamos la gracia de escuchar y comprender.
Cuando nos enfrentemos, recordemos que no somos nuestras acciones, pero tenemos
que ser dueños de nuestras acciones y tratar de hacerlo mejor. Que no nos
quedemos avergonzados ni culpables, sino que sigamos adelante, con la esperanza
de un futuro mejor.
“No tengan deudas con nadie,
aparte de la deuda de amor que tienen unos con otros.” Dicho de manera tan
simple aquí en Romanos, pero tan difícil de hacer. Nosotros los seres humanos
tenemos muchos vínculos entre nosotros, lazos complicados de amor y
malentendidos. Que soltamos los vínculos que nos hacen daño y fortalezcamos los
lazos que nos unen en el amor.
Amén.
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