Propio 22 A + Revisa tus campanas (ACL+) + 10/15/23

 

Revisa tus campanas

Éxodo, Salmo 106, Mateo 22

St Mike’s IV y Todos los Santos, Oxnard

La Revda. Alene Campbell-Langdell (interpretado por MCL)

Hace muchos años, cuando estaba en la universidad, Pastora Alene fue parte del coro de campanillas de esa universidad. Si pueden imaginar un grupo primariamente formado de estudiantes con la especialización en música (y aun unos maestros), tocando juntos las campanillas, siempre había una practica de trat1ar de tocar mas campanillas y mostrar un técnico aun mas avanzado. Quisiéramos mostrar nuestra vitalidad, brillo, y tal vez recibir un poco de reconocimiento por nuestra habilidad de tocar ocho campanillas a la vez usando solo dos manos.  Así que, no fue de sorprender que uno de los dichos favoritos de nuestro conductor fue: “Nunca eres demasiado talentoso como para no revisar a tus campanillas.” Es decir, no seas la persona que es tan segura que sabes lo que estas haciendo que tocas una nota sostenida o bemol donde no debes. No seas la persona que falló en buscar la pequeña línea dentro de tu campanilla que muestra la dirección en que la debe tocar, y cuando es tu turno, no sale ningún sonido. Nunca eres demasiado talentoso como para no revisar a tus campanillas.

Pensé en este dicho esta semana mientras meditaba en nuestra parábola de hoy. Es una historia excesiva, llenada de exageración y hipérbole. Uno de los comentarios favoritos que he leído viene de Lance Pape quien dice, después de describir lo raro que es mirar a gente rechazando una invitación a una boda real, y la destrucción que sigue:

Pero se pone aún más raro. Mientras que esta historia nos hace a las cabezas dar vueltas, aprendemos que ¡la cena sigue (versículo 8)! Ahora se mandan de nuevo las invitaciones, esta vez a ha gente humilde, y la gente en las calles de la cuidad que se supone fue destruido (versículo 9). Parece que, mientras que los soldados atacan y destruyen, mientras que las llamas consumen los edificios afuera de los muros del palacio, ¡había pequeños quemadores de esternón calentando los platos exquisitos en el salón grande, manteniendo caliente la comida por los que eventualmente asistirán! [1]

Es una historia ridícula, con imágenes tan exagerados como la historia de un profeta quien predijo la destrucción de una cuidad, solo para tener la población entera de 120,000 personas arrepentir, todos, desde los lideres hasta los animales mas humildes, todos se arrepintieron. En la historia de Jonás, es Dios quien demanda el derecho de tener la misericordia aun cuando nuestro sentido de justicia humana siente de otra manera. Aquí es al revés, y una cuidad esta destruido en vez de perdonado, es tanto que nos sentimos un poco mareados. ¡O nos decidimos, como hicieron algunos de los antiguos cristianos, que tal vez hablamos de dos Dioses diferentes!

Pero tal vez el punto de esta parábola es que debe marearnos un poco- nos debe hacer pensar de nuevo. En el evangelio de San Mateo, esta historia viene durante el tiempo dramático de la Semana de la Pasión. Jesús ha viajado a Jerusalén, ha confrontado a los cambiadores de monedas en el templo, y ahora las autoridades religiosas tienen cuestiones sobre su autoridad – “Quien te dio el derecho de hacer estas cosas?” (Mateo 21:23, parafraseado). Interesantemente, en el evangelio de San Lucas esta parábola viene mucho mas temprano en la historia y esta en un contexto muy diferente. Allí, Jesús rechaza suavemente a la idea que todos estarán seguramente encantados de asistir al banquete celestial. En la versión de San Lucas, no hay destrucción ni violencia. Simplemente hay una invitación, excusas, y luego se abren las puertas a todos, a gente a quienes nunca anticiparon recibir el honor de la invitación.

Sin embargo, aquí en Mateo el contexto es violento. Jesús se va a ser crucificado, y los eruditos nos dicen que este evangelio fue escrito poco después de la destrucción del templo en Jerusalén. Los lectores de Mateo probablemente están devastados y aterrorizados por la violencia. Tal vez un poco como nosotros esta semana, viendo la destrucción tan triste en Israel y Palestina. En la versión de la historia de Mateo, los mensajeros están matados y el rey responde con una rabia destructiva. Y en otra parte de la historia que sigue después del fin de la historia de San Lucas, nosotros vemos adentro del salón del banquete. Aquí hay una persona quien resalta a los demás invitados. Bruce Malina y Richard Rohrbaugh nos dan un poco de contexto por entender lo que pasa aquí:

Del tiempo rabínico más tarde aprendemos que la gente formaba sociedades festivas de parentesco… que se juntaban para convivencia y actos de piedad. Para prevenir la contaminación [estos grupos] no aceptaron la invitación de la gente ordinaria…. Si invitaban una persona de la comunidad en general a sus propias casas, había un requisito que se podrían un vestido que estaba ritualmente limpio, aportado por el anfitrión. [2]

Aquí tenemos un invitado a quien el rey habla como un amigo. Tal vez este fue alguien quien estaba en el mismo circulo social como el rey. Tal vez el no pudo regresar a casa lo suficientemente rápido después de hacer excusas de no asistir a la fiesta de boda, y ha sido llevado de la plaza central al palacio, junto al muchedumbre. Sin embargo, el esta consciente que no es como los demás. ¡No necesita un traje especial para cubrir su falta de puridad! Seguramente el rey reconocerá a su piedad.

Bajo esta luz, es una impudencia total. Nunca eres demasiado talentoso como para no revisar tus campanillas. Me permiten decir que ¿aun reconoce esto Moisés? En un momento en que hubiera sido demasiado fácil para Moisés aceptar la pronunciación del juicio de Dios en los demás; en un momento en que el pudiera haber solo recibido el pacto por el mismo y no por su comunidad, Moisés controla su orgullo. Como un tocador de campanillas tocando demasiadas campanillas, Moisés logra mantener la misericordia, la promesa y la justicia de Dios a la vez. No hay lugar para orgullo personal ni una insistencia en piedad personal en ese tipo de situación, y el lo sabe bien. Enfrentando la destrucción y el desastre por venir, Moisés ore con confianza en la bondad y fidelidad de Dios. Hay una tradición judía que, cuando Dios hizo la prueba de Abraham con Isaac, que Dios estaba desilusionado con la respuesta de Abraham. Abraham hubiera discutido con Dios sobre la destrucción de Sodoma y Gómora, pero dejo de protestar el sacrificio de su propio hijo.

Tal vez, si el invitado en la boda realmente fuera amigo del reyo, hubiera estado más temprano, pidiéndole al rey no continuar con sus acciones de violencia y destrucción. Todos estaban invitados a la fiesta de la boda, pero pocos tenían la oportunidad de cambiar la historia. Muchos están llamados, pero pocos son escogidos.



[1] Lance Pape (Oct. 12, 2014). “Commentary on Matthew 22:1-14” available on WorkingPreacher.org at https://www.workingpreacher.org/commentaries/revised-common-lectionary/ordinary-28/commentary-on-matthew-221-14-7

[2] Bruce Malina and Richard Rohrbaugh (2003). Social-Science Commentary on the Synoptic Gospels (Fortress Press: Minneapolis, MN).

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