Propio 8(A) + El discipulado es fácil; el discipulado es costoso

(http://www.sandiathey.net/Forgiveness.html)
M. Campbell-Langdell+
All Santos, Oxnard
(Génesis 22:1-14, Salmo 13, Romanos 6:12-23, San Mateo 10:40-42)
No voy a decir que soy el don de Dios al arte de la predicación, pero sí puedo decir que una ayuda que Dios me ha dado en esta vocación es el don de escucharle rápido, o a lo menos a atreverlo, así que muchas veces, después de leer las escrituras de nuestro leccionario dominical de la semana, empiezo a formar un poco de lo que quiero decir. Si, muchas veces toma un tiempecito más en leer comentarios o a veces traducir una parte de las escrituras o de otra manera profundizar mis ideas, pero muchas veces siento un poco de lo que yo creo el Espíritu quisiera que yo diga en poco tiempo.
No fue así esta semana. He estado carcomiendo como un perro con un hueso toda esta semana sobre este texto de Abraham e Isaac, lo que los judíos llaman la Akedá, o la atadura de Isaac. I studied and studied this week about this passage in Genesis, often called the binding of Isaac. Mi pregunta fue, ¿cómo pudiera un Dios de amor pedir algo así de su siervo fiel? I was trying to sort out how a God of love could ask this of his faithful servant Abraham. Leí varios puntos de vista. Que esta historia muchas veces muestra un cambio en la cultura desde el sacrificio del hijo primogénito hasta el sacrificio de animales que fue parte de la alabanza judía por muchos años.[1] Alguien me recordó que por supuesto Abraham no vivía en un mundo de un solo Dios y que muchos alabaron a un dios quien pidió unos sacrificios de niños.  Y que posiblemente esta historia en que parece que Abraham tiene que sacrificar a su hijo pero al fin Dios no lo deje hacerlo es una manera no solo de mostrar la fidelidad de Abraham, como tradicionalmente lo entendemos, pero también es una manera de describir como nuestro Dios está cambiando los ideas de la cultura de entonces de una cosa tan aborrecible como el sacrificio de niños hasta algo un poco mejor para todos, el sacrificio de animales.
Esto me ayudó alto en sentir que Dios no era tan cruel. Un comentarista me explicó que esto fue una manera de mostrar el sacrificio que nosotros pudiéramos tener que hacer con Dios para vencer las fuerzas del mal en el mundo. Me recordó que el nombre de Isaac significa “risa” y que hasta toda la risa en el mundo pudiera haber muerto en este momento oscuro. Pero que Dios, en su gracia, intervino, justo como lo hizo para nosotros con Jesús hace dos mil años.[2]
I began to feel that God was not necessarily cruel in this act, that God was, perhaps, showing just the lengths of sacrifice we may need to go to with God in order to combat the forces of evil in this world. But that God’s grace is also powerfully present here, as we see in the provision of the ram and as we see in Jesus’ sacrifice for us all those years later.[3]
Pero todo esto no me ayudó completamente. Todavía tengo preguntas sobre esta escritura. Siento mejor con esta escritura, que es una de las escrituras a la base de nuestra religión judeo-cristiana, pero todavía me gustaría entenderlo mejor. Pero en el proceso de leer y estudiar, llegué a algunas conclusiones sobre este encuentro entre Abraham, Isaac y Dios. En primer lugar, me di cuenta de que el teólogo Dietrich Boehoeffer habla de algo que se llama “el costo del discipulado.” Él dice que la gracia de Dios no viene barata, en que aunque Dios lo provee gratuitamente, nosotros tenemos que hacer algo para ser personas mejores en el mundo y seguir a Cristo. Y a veces esto es personalmente costoso. Bonhoeffer sabía de qué hablaba, porque el mismo era un cristiano en Alemania durante la época de los Nazis. La iglesia de Alemania había decidido que era mejor no hacer problemas y trabajaron con los Nazis. Pero el decidió que él tenía que hablar en contra del régimen Nazi y empezó a tomar pasos para derrumbarlo, pasos un poco controversiales, y el finalmente perdió su vida en sus esfuerzos. Puede decidir su Ud. hubiera hecho lo mismo, pero él tenía un punto. Hay muchas veces un costo en seguir a Cristo con todo su ser.
Muchas veces algo bien costoso es seguir a Dios sin saber cómo todo va a llegar bien. Confiamos que en la gracia y la misericordia de Dios va a haber un carnero, una apertura, un fin feliz. Pero a veces no sabemos cómo va a pasar esto. Todo parece oscuro. No pudiera imaginar yo como sintiera Abraham en ese monte, antes de ver abrir el camino alternativo, antes de ver el ángel. Pero nosotros tenemos que confiar aunque parece oscuro a veces.
Y tenemos que continuar en conversación, es decir, en escuchar a Dios. Casi todo el tiempo hablamos a Dios, pero ¿cuánto tiempo pasamos en escuchar a Dios? ¿Cómo hubiera sido si Abraham hubiera ido a la montaña y no hubiera continuado en escuchar a Dios? Él no hubiera escuchado al ángel, o posiblemente no lo creyera. Tenemos que pasar tiempo en oración y escuchar a la voz de Dios para estar abiertos a las maneras en que Él nos provee ángeles y carneros.  We need to listen to God to be open to hearing the voices like that of the angel that spoke to Abraham.
Finalmente, el discipulado si es costoso, pero el evangelio de hoy también nos recuerda que a veces. Es bien simple. Sure, discipleship can be costly, but sometimes it is simple, too. El simple acto de dar un vaso de agua a un seguidor de Cristo está reconocido por Dios. A veces es la cosa más humilde, más básica, como escuchar a alguien quien está en dolor, o reconocer la humanidad o las necesidades de un hermano o hermana en Cristo, que haga la diferencia.
Así que voy a terminar con dos historias—uno del costo fácil del discipulado y el otro un ejemplar de lo difícil que es seguir a Cristo.
Este jueves estuve en una casa de feligreses y bendecimos su hogar después de un tiempo medio difícil para ellos. Después de la bendición, uno del par, un hombre, vio que yo tenía sed y me dio un simple vaso de agua. Fue totalmente lo que necesitaba para continuar mi día, y fue una pequeña pero necesitada bendición. This little glass of water was the blessing I needed to continue my ministry that day.
Ayer vi en el periódico que los familiares de Chris Prewitt, el maestro quien murió en Abril como resulto de estar en un accidente con un conductor bajo la influencia, pidió clemencia para la mujer quien le chocó, diciendo que la perdonaron. Dijeron que no es que lo que hizo está bien, pero que piensan que el difunto quisiera que ella tomara pasos para sanar de sus problemas y hacer una vida nueva. Leyendo el artículo, vi que la mujer que estaba manejando abrazó a su viuda de Prewitt, llorando, y ella dijo, “te perdono, pero tú tienes que perdonarte mismo.” Y al fin, el papa de la mujer fue a la viuda de Prewitt y habló con ella, diciendo más tarde que “la manera en que yo lo veo, el salvó mi hija.”[4] Se supone que este evento la salvó de sus adicciones y dificultades. Qué difícil seria, ¿no? ¿Ser esta viuda y su hermana y decir que perdona a la persona quien efectivamente mató su esposo, su hermano? It must have been so very hard for the wife and sister of Chris Prewitt to forgive and to ask for more lenient sentencing for Shante Chappell. No sé de sus vidas de fe, pero sí sé que sus acciones parecieron cristianos a mí. Cristianos siguiendo el discipulado costoso.
Que aprendemos de ellas, que mantenemos en conversación y más en escuchar a Dios, y que confiamos en que la misericordia de Dios nos va a llevar a su gloria en el fin de cuentas.




[1] Scott Hoezee, Commentary on Genesis 22:1-4 (for June 29, 2014), from Center for Excellence in Preaching: http://cep.calvinseminary.edu/thisWeek/index.php.
[2] Ibid.
[3] Ibid.
[4] Marjorie Hernandez, “Forgiveness: Ventura family urges compassion as driver gets 4-year prison sentence,” VC Star (June 28, 2014).

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