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Malaquías 4, 2 Tesalonicenses 3, Lucas 21

All Santos, Oxnard (St Paul’s Ventura)
Alene Campbell-Langdell (traducido por MCL)

 

Sus discípulos de Jesús le pidieron: “Maestro, ¿cuándo va a ocurrir esto? ¿Cuál será la señal de que estas cosas ya están a punto de suceder?” (Lucas 21:7) Si, Jesús, ¡díganos! Me gustaría ponerlo en el calendario. ¡Porque si yo sé cuándo va a pasar el próximo desastre, me tomaría mis vacaciones primero! Ray Brown en su Introduction to the New Testament proponga que esto es lo que pasa con los que “lleve una conducta indisciplinada” en la segunda carta a los Tesalonicenses. Después de todo, si hay solo un corto tiempo que queda antes del fin del mundo, el trabajo parece inútil.[1] A pesar de esto, en vez de alabar a estos creyentes tesalonicenses por ser prácticos, el escritor de la carta recomienda disciplina. Por su parte, Jesús responde a la pregunta de los discípulos con un consejo sobre como vivir tras los tiempos difíciles en vez de evitarlos o aun de preparar por ellos.

El primer consejo que de Jesús por los tiempos difíciles es no seguir los que sienten que tienen sabiduría secreta. Alguien que dice que es el mesías o que tenga sabiduría del tiempo final debe ser ignorado. Recuerdo mi primera experiencia de esto. (Alene) tenía 11 años y un panfleto estaba circulando en mi pequeño pueblo (¡esto fue antes del tiempo del internet por los jóvenes que se preguntan por qué estábamos leyendo panfletos!) Este panfleto dijo que la fecha del año nuevo judío coincidió ese año con otros acontecimientos en el mundo, o en las estrellas, o en el calendario, y por esto Jesús seguramente venia a cierto punto entre estos tres días. Mis padres, sabiendo bien este pasaje de las escrituras, se miraba uno al otro con calma cuando les mostré esta evidencia y dijeron “Bueno, a lo menos sabemos cuando Jesús probablemente no vendrá.”

No se distraiga por los que dicen que saben el futuro. El segundo consejo de Jesús va con esto, “no se asusten” (Lucas 21:9). En otras palabras, no se deje distraer con miedo hasta que no se puede pensar bien. O que el miedo le hace hacer o decir cosas de que más tarde arrepiente. Las malas cosas van a pasar tras la historia, pero responder en miedo no ayudará.

Así que, no sigue los que dicen que tienen sabiduría secreta. No se deje responder a las situaciones con miedo. Y Jesús añade otro “no” que puede ser el más difícil de todos. “Háganse el propósito de no preparar de antemano su defensa” (Lucas 21:14). No usan su tiempo y energía preciosa planeando lo que va a hacer si esto o el otro ocurre. Específicamente, Jesús dice que sus discípulos pueden estar llamados a la corte, traicionados por familiares y que “todo el mundo los odiará por causa mía,” pero preparar una defensa elaborada de antemano no es una buena estrategia. En vez de esto, Jesús promete que estaremos dado sabiduría de Dios.

Antes yo leía este pasaje y pensaba que Jesús se refirió a una palabra de sabiduría supernatural. Y posiblemente esto es así en ciertos casos, pero mientras mas vieja me pongo, mas pienso que Jesús habla de algo completamente diferente.

En el libro de Malaquías que es la otra opción para la lectura del antiguo testamento de hoy, se enfoque mucho en hablar sobre “el día del Señor.” Es un día que va a ser experimentado como un fuego quemando todas las impuridades (Malaquías 3:2-3). El pasaje de hoy es una respuesta a un pueblo que se cansa de esperar. Malaquías dice en capítulo 3 que ellos dicen que servir a Dios es en vano, es inútil, porque ellos ven que la gente rebelde esta feliz, que los que hacen mal prosperan, y los que ponen Dios a la prueba no tienen malos resultados. En respuesta a esto, Malaquías proclama, “Entonces ustedes se darán cuenta otra vez de la diferencia que hay entre el bueno y el malo, entre el que adora a Dios y el que no lo adora” (3:18). Es aquí que empieza el pasaje de hoy- con un calor que quema la arrogancia (que tiene connotaciones de ser rebelde en el hebreo) y el mal, pero con un giro interesante. Porque es este mismo calor que imaginado como un sol con alas que provee sanación y protección.

Jesús nos dice que el resultado de ser perseguido va a ser una oportunidad de testificar. De nuevo, es fácil pensar en testificar como proclamar fuertemente sobre Jesús. Pero la palabra griega aquí es el mismo que esta traducido en el Libro de los Hechos 7:44 como “Nuestros antepasados tenían en el desierto la tienda de la alianza…” Esta tiendo fue el lugar donde se reconocía la presencia de Dios. ¿Qué tal si Jesús está diciendo que los desastres y los crises son los lugares en nuestras vidas donde tenemos la oportunidad de ser una señal de la presencia de Dios en el mundo? Estos son los momentos cuando el fuego puede purificar y sanar, pero tenemos que estar dispuestos a mantenernos puestos.

Y aquí el mensaje de Jesús muchas veces se interprete en maneras muy inútiles. Al final del pasaje de hoy, escuchamos a Jesús diciendo, “¡Manténganse firmes, para poder salvarse!” (Lucas 21:19) Muchas veces esto se entiendo como una glorificación del sufrimiento mismo o simplemente una promesa de la vida eterna. Pero, ¿tal vez esta es la instrucción de Jesús sobre como convertir algo que arde en algo que sane? ¿Tal vez Jesús dice que literalmente con mantenerse firmes es que lo que arde se convierte en algo que sane? No es la crucifixión de Jesús que es sagrada y una señal de la presencia de Dios. Es la disponibilidad de Jesús de sufrir esa experiencia hasta la resurrección que trae sanación. Y por nosotros, es lo mismo. La palabra griega por “almas” aquí es psuche, que también significa vida y aliento. En mantenerse firme ganaran su aliento. Si pare de correr por todos lados, tan preocupado sobre lo que puede pasar, puede ver que se puede respirar de nuevo. Y en esta respiración profunda y sanativa, se puede ver un vistazo de la belleza, un vistazo de la presencia creativa de Dios que sostiene al mundo. En mantenerse firme, ganara su vida. Vivirá su vida. En otro pasaje famoso de San Marcos Jesús pregunta a sus discípulos “¿De qué le sirve al hombre ganar el mundo entero, si pierde la vida?” (8:36) En aquel espacio de esperar y mantenerse firme, se puede descubrir lo que realmente valoramos, lo que realmente importa. En ese respiro, es esa reevaluación, se puede ver lo que significa realmente vivir. Descubrirá la presencia de Dios y se convertirá en una señal de aquella presencia en el mundo. Y, en vez de ser destruido, encontrara que el calor ha traído sanación, por dentro y por fuera.

 



[1] Raymond E Brown, An Introduction to the New Testament (Doubleday: New York, 1997), 591.

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