Propio 18 (B) + Discurso civil + 9.9.18


M. Campbell-Langdell
All Santos, Oxnard
(Proverbios 22:1–2, 8–9, 22–23; Salmo 125; Santiago 2:1–10, (11–13), 14–17; San Marcos 7:24–37)

El rico y el pobre tienen algo en común:
a los dos los ha creado el Señor. (Proverbios 22:2 DHH)
Dios nos ha hecho cada uno, y aunque a veces pensamos que una persona es creada mejor que otra, no es así- somos todos creados por el mismo Dios. All of us are equal in God’s sight. Es una cosa que me hace humilde pensar.
También hay algo en común entre los padres - y la gente que trabaja con niños y jóvenes – tienen un deseo de proteger a sus niños. No importa si hay un costo. Es algo casi instintiva, que viene de nuestro ser básico y animal.
Pastora Alene y yo nos gustan ver un programa de la televisión llamado “Madam Secretary” y todavía estamos viendo los episodios viejos. Acabamos de ver uno en que una carácter llamada Nadine, quien ha sido separado de su hijo, recibe una llamada de él. Él ahora es adulto y vive en Asia, y tiene una esposa quien esta encinta, pero su nombre aparece en una lista de “no volar” por un problema de identidad confundida. Así que ellos no pueden regresar juntos a los EEUU. Nadine vaya a los que deciden sobre las visas para viajar y ella, aunque es la encargada de los empleados de la Secretaria del Estado de los Estados Unidos, tiene que pedirle al oficial de su corazón que deje a su nuera viajar. Ella vea que el oficial tiene hijos. Y le dice: “un día, ellos quedaran decepcionados contigo. Y va a dolerte mucho. Entonces, vas a hacer todo lo que puedes para ayudarlos en su tiempo de necesidad.”[1] En aquel momento, ella no es una diplomática de alta nivel, es una madre. Y hace lo que necesita para su hijo.
At that moment, Nadine is not a high level diplomat, but a mother, doing what she needs to do to advocate for her son.
Esto es como yo veo la mujer de Sirofenicia en la lectura de hoy. Ella es una madre, y tiene una necesidad de ayudar a su niña. Y si se tiene que degradar a sí mismo para recibir esta ayuda, ella lo va a hacer. Hasta va a dejar a un señor – ella no sabe realmente quien es Jesús- llamarla una perra si él le da la sanación a su hija. Aunque Jesús fue de lejos- como Tiro es muy al norte de Galilea- esta mujer ha escuchado de él. Y aunque posiblemente no sabe que él es el Mesías, sabe que es su mejor esperanza para sanar a su hija. Y él le llama una perra, pero ella, quien esta consiente de sus instintos casi animales, puede recordarle dignidad de toda la creación de Dios, aun de los perros que reciben las migajas de dejen caer los hijos. Porque la gracia de Dios es tan grande, que hay más que lo suficiente para todos.
Ahora, Jesús está cansado. Ha estado sanado a gente, caminando en el agua y dando a la gente de comer. Fue criticado por los fariseos porque sus discípulos no seguían todas las reglas de lavarse. Él quiere descansar. Pero aun en Tiro y Sidón, la gente lo sigue. E imagino que esto no es su mejor día. Él está agotado y esta señora le pide ayuda. Y él dice, mira, tengo otra gente que sanar. La gente de Israel. Tengo que mantenerme ocupado con su sanación. Y ella lo recuerda a Jesús que la gracia de Dios lo dará la energía para sanar a todos los que piden su sanación. She reminds Jesus that the grace of God is big enough to heal all who come to him.
Algunas personas piensan que si decimos que Jesús cambió su mente en este pasaje, que él es menos divino. Pero yo creo que es porque el cambio su mente que es más divino.
Durante el retiro espiritual que tuvimos en el monasterio Mount Calvary este fin de semana, el tema fue discursos civiles en la Iglesia Episcopal y cómo podemos tener discursos civiles con la gente que nos rodea. Y escuchamos una cita de un rabino llamado Steve Gutow quien dijo que: “la urbanidad es simplemente demonstrar respeto para la dignidad de otros seres humanos…. La urbanidad es dejar a otros hablar, y tener la humildad de darnos cuenta de que podemos aprender algo.”[2]
¿Por qué tiene la gente discursos civiles? No solo se trata de llevarnos bien uno con el otro, pero también tiene que ver con imaginar juntos un futuro para el bien de todos nuestros hijos. Jesús y la mujer originaria de Sirofenicia muestran a nosotros un tipo de discurso civil en lo que escuchamos hoy en el evangelio de San Marcos, uno que abre un camino por un futuro mejor.
Hay ciertas sugerencias del Episcopal Public Policy Network para tener una plática civil. Dicen que hay que:
Mostrar respeto, Escuchar bien, Hablar por sí mismo, tratar de entender, compartir el tiempo de hablar, hablar con humildad, mostrar gratitud, suspender juicio, estar en desacuerdo con amor, practicar perdón, y prestar atención a sus pensamientos y emociones.[3]
Ahora, ¿cómo hicieron Jesús y la mujer de Sirofenicia?
“la madre de una muchacha que tenía un espíritu impuro, la cual fue y se arrodilló a los pies de Jesús. La mujer no era judía, sino originaria de Sirofenicia. Fue, pues, y rogó a Jesús que expulsara de su hija al demonio.” (Marcos 7:25-26)
La mujer definitivamente muestra respeto. Jesús no muestra tanto respeto al inicio de la conversación, pero eventualmente s
í muestra respeto.
De escuchar bien: “Pero Jesús le dijo: —Deja que los hijos coman primero, porque no está bien quitarles el pan a los hijos y dárselo a los perros.
Ella le respondió: —Pero, Señor, hasta los perros comen debajo de la mesa las migajas que dejan caer los hijos.” (Marcos 7:27-28)
Podemos ver que la mujer si escucho bien porque aunque lo que Jesús dice parece un “no,” ella escucha la gracia de Dios entre sus palabras.
Luego cuando Jesús dice: “Por haber hablado así, vete tranquila. El demonio ya ha salido de tu hija” (Marcos 7:29) sabemos que el ahora si está escuchando a la mujer.
¿Habla cada uno por sí mismo? Claro que sí. La mujer habla de su verdad y Jesús de su punto de vista. Veamos a la mujer tratando de entender a Jesús un poco más que el a ella, pero eventualmente si el trata de entenderla.
Ellos comparten el tiempo de hablar bien en que cada uno expresa su verdad. Y de hablar con humildad, vemos un ejemplo no tan bueno de esto en como Jesús habla a la mujer, pero un ejemplo buenísimo de esto en como ella responde.
No sabemos del texto si ella mostro gratitud en el momento, pero no puedo imaginar que no lo haría. Que bien para recordar que tenemos que mostrarlo nosotros también, si esta notado o no.
¿Suspenden juicio? Al inicio no, pero al final, es exactamente lo que ellos hacen. Suspenden juicio, y juntos Jesús y la mujer abren el camino para compartir las buenas nuevas a todos los pueblos del mundo.
De una manera, la mujer practica bien el desacuerdo con amor porque ella habla con Jesús con respeto aunque comparte su idea completamente diferente a lo que él tiene en mente.
No sabemos si practicaron perdón pero yo diría que el perdón más grande es recibir y dar sanación, que es lo que pasó aquí. Finalmente, están muy claros sobre sus emociones y pensamientos personales.
 ¿Qué podemos aprender de Jesús y la mujer de Sirofenicia en este pasaje de Marcos? Yo creo que aprendemos como hablar abiertamente, con gente con quien no tenemos mucho en común, para llegar a un acuerdo mejor, juntos.
Let us look to Jesus and the Syrophoenician woman as examples of how speaking across differences can open up avenues for all of us, for healing and salvation! En este tiempo de tanta disensión, que ocupemos el ejemplo de este pasaje para atrever a hablar aun con los con quienes no estamos de acuerdo. Porque sabemos que hacer esto abre el camino de la salvación a todas las personas del mundo. ¡Gracias a Dios!


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