Adviento 4 C + Amor y Servicio + 12.19.21

 


M. Campbell-Langdell

All Santos, Oxnard

(Miqueas 5:2–5a [= 5:1–4a DHH]; Cántico 8; Hebreos 10:5–10; San Lucas 1:39–45)

Por aquellos días, María se fue de prisa a un pueblo de la región montañosa de Judea, y entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel. Cuando Isabel oyó el saludo de María, la criatura se le estremeció en el vientre, y ella quedó llena del Espíritu Santo.

Yo lo puedo imaginar. María, sus pies en sandalias golpeando el camino, su respiración un poco más duro mientras se haga camino hacia su prima. Su prima quien es mayor que ella, pero posiblemente fue su gran amiga. Sabemos que fue la persona con quien María quisiera compartir su gran noticia. Y posiblemente para procesar sus emociones un poco.

¿Qué harías tu si tu Dios te visitara y te dijera que ibas a tener un hijo, no nacido de un hombre de este mundo, sino por su poder? Yo hubiera estado en un estado de shock. Y posiblemente lo fue también María. Pero después de su momento de choque, ella fue donde su comadre. Fue para ayudar y compartir la alegría, como mencionó el episodio especial de Rezando-voy esta semana pasada para el día de la Virgen de Guadalupe. Ella respondió con amor y servicio. Ella es un ejemplo para nosotros de amar y compartir su alegría y estar dispuesta a servir. Como su prima ya estaba cerca de su tiempo para dar a luz, María pudiera preparar para este nuevo evento en su vida aun mientras pudiera ayudar a su prima.

Yo creo que esto es un pequeño secreto de la vida. Cuando nos sentimos abrumados por la vida, tenemos que amar más, y servir más. No para ganar puntos en el cielo, pero para recuperar nuestra esperanza en este mundo también. Servir a la gente nos ayuda a no perder esperanza en la humanidad. Si no me creen, les desafío de venir y dar una bolsa de comida en la dispensa los viernes, o una comida los domingos. Le hace sentir que el mundo es un lugar mejor (aun si los que visitan no siempre son de buen humor). Este domingo pasado, yo estaba muy cansado en la tarde. Pero decidí ir a ayudar en Bread of Life, no porque realmente lo necesitaban la ayuda, pero porque me sentí desconectada de esta manera de servir. Y no fue completamente pacifico, pero al fin del día sentí que hicimos algo bien.

Porque este año nos ha desafiado. Nos ha enfrentado con realidades. Hemos visto que no todos pensamos lo mismo, aun en nuestras familias y amistades. Si hay situaciones en las que nuestras familiares no están de acuerdo con nosotros, ¿cómo podemos cuidarnos sin perder la relación importante que tenemos con estas personas? Es tan importante hacer lo que hizo María con Isabel, ir a compartir con nuestros comadres y compadres y otra gente cercana. Aunque no siempre estamos de acuerdo en todo.

Lo veo esto cada semana en esta parroquia. En la mama de muchos niños que todavía piensa en como compartir un poco de Navidad no solo con una organización que sirve a niños y niñas con capacidades especiales, pero también con los niños y niñas de esta parroquia. En la abuela que lleve demasiados sombreros, haciendo escuela dominical, guía del altar y hospitalidad en un solo domingo. En la feligresa que tejió gorros con su amiga, los cuales regalamos en Pan de Vida, y yo lleve la mayoría de los demás a un campamento de gente sin hogar el viernes. En los muchos que vienen para servir- si sea para Pan de Vida, hospitalidad, guía del altar, la dispensa u ayudar en la oficina. En servir, compartimos amor. Y recibimos amor.

En el libro de Miqueas de hoy, escuchamos:

“En cuanto a ti, Belén Efrata, pequeña entre los clanes de Judá, de ti saldrá un gobernante de Israel que desciende de una antigua familia.”

De humilde Belén vendrá un líder poderoso. Un gobernante de Israel. Y un comentarista esta semana mencionó que aquí Miqueas habla de un líder que muestra un nuevo modelo. Un modelo de liderazgo como cuidado. Cuidado para la gente, justo como el Rey David fue el Pastor que mostró un camino de cuidar al rebaño de Dios, a lo menos en sus mejores momentos.[1] En nuestra interpretación, Jesús es el Buen Pastor quien nos cuidara. Y en nuestro bautismo, nosotros no solo nos convertimos en sus ovejas. También nos convertimos en pequeños pastores. Mientras nos maduremos como cristianos, nuestro deber es servir a los demás. Esto es seguir a Jesucristo.

Imara, quien será bautizada hoy en día, es muy pequeña para servir a los demás ahora, pero mientras esta bautizada hoy, sus padres y padrinos hacen una promesa. Para apoyarla en todo momento, y también prometen seguir a Dios y sus caminos de amor y servicio como un ejemplo a ella. Hasta que ella puede encontrar su propio camino de fe, ellos le mostraran el camino. Y cuando ella ha encontrado su propia relación con Dios, ellos la apoyaran en oración y por su ejemplo. En las preguntas que haremos en unos momentos, preguntaremos a todos si van a servir a cada persona como Cristo. Que difícil es hacer esto. Y aun peor en el tiempo de Adviento y Navidad. A veces sentimos mucho gozo y a veces los estreses de la estación nos hacen sentir abrumados y no siempre tratamos bien a nuestros seres queridos y a la otra gente que nos rodea. A veces tenemos que recordar el ejemplo de María y compartir un poco mas amor y servicio aun cuando no sentimos pacientes.

Pero María, la primera creyente como la describen, es un buen ejemplo en esto para nosotros. Cuando nos sentimos abrumados, que sepamos que Dios esta a nuestro lado. Que buscamos nuestros seres queridos para compartir la esperanza y las buenas noticias. Y también para hablar de lo que esta pasando. Para recordar que no estamos solos. Aun si no siempre estamos de acuerdo en todo. Sabemos que estamos de acuerdo en lo que importa. Y esto es- compartir amor, y servir a los demás.

Muy pronto, celebraremos con María y José la venida de Jesús. Pero por ahora, esperamos, amamos y servimos.

Amen.      

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