Transfiguración A, 2023 + Escuchar para las estrellas de la aurora + 2.19.23

 


St Pauls SP / All Santos Ox.

La Revda. Alene Campbell-Langdell

Hemos visto lo que no se puede nombrar. Este es mi mejor resumen de la lectura de la segunda carta de Pedro hoy. Parece describir lo que no se puede nombrar. Hace una esfuerza valiente, diciendo, “con nuestros propios ojos vimos al Señor en su grandeza” (1:16). “Lo vimos cuando Dios el Padre le dio honor y gloria” (1:17). “Nosotros mismos oímos aquella voz que venía del cielo, pues estábamos con el Señor en el monte sagrado” (1:18). “Grandeza” “Sagrado” y “Gloria” – todas estas palabras tratan de definir un aspecto de lo Divino. ¿Pero que realmente significan estas palabras? ¿Es posible definirlos sin irse en círculos?

Por ejemplo, una búsqueda en línea de los orígenes de la palabra “gloria” resultará en una referencia a “gloria” como la alabanza de alguien o algo quien o que es glorioso. Mas tarde se ve una referencia a su uso en el Latín de la Biblia de traducir la palabra griega “doxa” que significa expectativa, y su uso para describir una palabra hebrea que significa “luminoso” o “brillante.” Busca los orígenes de la palabra “sagrado” y aprenderá que viene de una palabra alemán que significa “bendecido” y también se usa para traducir una palabra hebrea que significa “aparte” o “algo distinto”. Así que “gloria es la alabanza de algo que es luminoso y brillante y nos llena de emoción. ¡Es glorioso! ¿Es sagrado el monte porque es bendecido y distinto o es bendecido y distinto porque es sagrado?

 

 

 

 

 

 

Se habla mucho en los anos recientes sobre la necesidad de hablar con palabras mas sencillas en la iglesia. De usar lenguaje que se entiende la persona que visita y no conoce a la iglesia. En un nivel esto es correcto. Pablo, escribiendo a los Corintios, dice que, si la persona a quien hablas no entiende lo que dices, ¡esto no es edificante! (1 Corintios 14:9) Sin embargo, si se escucha a la música popular por un tiempo, vas a escuchar lenguaje religioso. Hay referencias a María y David, a “broken Hallelujahs” o “Aleluyas quebrantadas,”[1] y cosas que son “unholy” o “profanas” solo para nombrar unos. Así que hoy, en esta fiesta de la Transfiguración, me pregunto si el desafío para nosotros, la gente de la iglesia, se trata menos de usar palabras que todos entienden y mas de luchar con lo que hemos experimentado y lo que jamás entenderemos – a lo menos en esta vida.

La celebración de hoy se trata de dejarnos estar atraídos al Santo Misterio; dejarnos estar llenados de la esperanza y la expectativa de una Luz que apenas vemos, y mucho menos nombramos. En la lectura del libro de Éxodo, Moisés recibe la instrucción de subir una montana y quedar allí. En nuestra tradición, Dios dice a Moisés “espérame allí”, pero la palabra hebrea y el efecto de la historia evoca la progresión de le entrada de Moisés en la presencia de Dios. La presencia de Dios se describe como una “nube” y un “fuego devorador.” Moisés deja a los ancianos del pueblo y ascienda con su ayudante Josué. En el versículo 12, escuchamos de nuevo que Moisés “subió al monte,” pero esta vez no hay mención de Josué. Moisés esta solo mientras que la nube cubre a Monte Sinaí por seis días. Al fin, Moisés esta llevado “mas arriba y más adentro” o “farther up and farther in”[2] mientras que Moisés entra a la nube y se posa allí en la montana por un tiempo muy largo.

 

 

 

Hoy se termina la estación de la Epifanía, otra palabra que se usa para describir lo indescriptible. En este caso se trata de nombre el momento de revelación cuando lo que fue escondido repentinamente se revela, cuando tenemos un vistazo de que hay Algo mas profundo pasando en el mundo. Las lecturas de esta estación están llenas de “signos” (como lo describiría Juan) – señales que Jesús es algo mas que un profeta o un curandero o un maestro, aunque también es estos. Este día ultimo de la Epifanía es el día de salida del closet de Jesús, cuando por un tiempo breve tres discípulos elegidos ven la Divinidad de Jesús. Y luego, tienen que esperar. Específicamente tienen que callar, y estar presentes al misterio, “hasta que el Hijo del hombre haya resucitado” (Mateo 17:9).

Como los discípulos, nosotros en la iglesia entramos un tiempo de esperar. Un tiempo de silencio e incertidumbre, mientras que esperamos una resurrección que no entendemos. Este tiempo se simboliza por el tiempo de Cuaresma. Pero no se confunden el símbolo por la realidad que tratamos de entender. Porque habrá un tiempo en la vida de cada uno cuando todo se derrumbe. Siempre habrá un momento en que lo peor ha pasado y todavía esperamos la resurrección. Y cuando viene aquella hora, no traten de escapar lo que es inescapable. Deja que se derrumben todas sus expectativas. Guarda silencio y deja que tu alma regrese a aquel momento en el monte cuando estabas rodeado de algo o alguien que te lleno con asombro y cambio su vida. Déjate pensar en lo que no se puede nombrar y aguzar el oído para una canción maravillosa y tan imposible como el “coro las estrellas de la aurora” (Job 38:7) o un coro de ángeles sobre el campo de los pastores o tan improbable como una voz susurrando que estas amado por El quien creó el monte en primer lugar.

Déjate morar en este lugar hasta que las piezas desmenuzadas empiezan a reconstruirse en algo nuevo. Habrá suficiente tiempo para las glorias y aleluyas cuando vemos la resurrección. Por ahora, basta esperar en el asombro, llevados mas cerca del misterio, escuchando para las estrellas de la aurora.

 

 



[1] Leonard Cohen, “Broken Hallelujah,” c. 1984.

[2] C.S. Lewis, in The Last Battle, Chapter 16, “Farewell to Shadowlands”

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