Proper21+Aceptarlasheridas+9.29.24

 

Aceptar las heridas propias y las de los demás

Marcos 9:38-50

St Michael’s IV/ All Santos Oxnard

La Revda. Alene Campbell-Langdell, trad. MCL+

Voy a iniciar esta mañana reconociendo que la lectura del evangelio lleva muchas complejidades. Los imagines están sorprendentes, casi de horror, y las metáforas son múltiples y difíciles de distinguir. Lo que sigue claro es que se trata de algo serio entre Jesús y sus discípulos, y Jesús usa cada cosa posible, incluso lenguaje muy difícil, para corregir su rumbo.

Solo para empezar a entender este pasaje, tenemos que retroceder a la lectura de la semana pasada en el evangelio de San Marcos. En esa lectura, los discípulos se discuten entre si sobre quien es el mejor. En respuesta, Jesús toma un niño pequeño, y levanta ese niño en sus brazos durante el resto de la conversación. La otra parte de esta escena, si se recuerden, es que Jesús apenas ha compartido por segunda vez que va a Jerusalén, donde lo van a matar. Tal vez recuerden que cuando Jesús dijo esto por primera vez, Jesús lo hizo muy claro que seguirlo significaba levantar su propia cruz. Y aquí es donde se entra en la historia hoy.

Entramos en la historia con Juan, quien recuerda repentinamente que había otra persona quien no fue parte del grupo quien estaba expulsando a demonios y los discípulos querían prevenirlos. El griego aquí sugiere que querían prevenir esto porque esta persona “no los seguía.” Es difícil escuchar que el camino va a ser duro, lleno de sacrificio, y luego ver a otra persona quien parece estar saltando la fila.

Ahora, antes de que empecemos a hablar mal de Juan, quiero que imaginen que hayan escuchado de un grupo que esta abriendo un programa para tratar a los drogadictos o un refugio para los que están sin hogar, diciendo que son cristianos, pero a la vez trabajando en lo política en una manera opuesta a como entiendes que Cristo ensenaba. En esa situación, seria muy tentadora para nosotros los seguidores de Cristo tratar de prevenir ese programa de tratamiento. ¿Qué van a ensenar a esa gente sobre Jesús?

En unas pocas frases, Jesús hace claro que ser cristiano no significa adherir a cierta fe ortodoxa ni el autosacrificio en si. En el evangelio de Mateo, Jesús dice a la gente que verán a las profetas falsas por el fruto de sus acciones: “Ustedes los pueden reconocer por sus acciones, pues no se cosechan uvas de los espinos ni higos de los cardos.” (Mateo 7:16 DHH) Aquí, el reverso también es verdad, y reconocerán los seguidores de Jesús por el fruto de sus acciones- sanación y nutrir a los mas humildes. Pero Jesús no deja a los discípulos en el lugar de poder y privilegio, proveyendo para las necesidades de los demás, como un rey compartiendo de su generosidad y abundancia. En vez de esto, ellos son los humildes quienes reciben una taza de agua para beber de alguien quien no pensaban que fuera parte de su grupo.

Es de esta postura de reconocimiento de que, en un momento u otro, todos estamos en necesidad de sanación y nutrición que Jesús empieza a advertirlos en contra de los peligros de causar la perdida de fe en otra persona. De causar una caída en un momento de debilidad. Todavía llevando el niño pequeño en sus brazos, Jesús invoca el nombre del lugar conocido por el sacrificio de los niños. La palabra aquí traducido como “infierno” es Gehena en griego, y es el nombre del lugar en el que los niños fueron sacrificados con la esperanza de aplacar a un dios.

Jesús repite esta imagen intensa y hasta horrífico tres veces para lograr hacer claro lo que quiere decir: llevar su propia cruz para seguir a Jesús nunca significa requerir a otra persona hacer un sacrificio. En vez de esto, llevar su cruz significa hacer lo necesario para llevar sanación y nutrición a los que están alrededor de uno, confiando en que, cuando tu fe es débil, y cuando tu seas uno de los más humildes, harán lo mismo por ti.

Hay una buena noticia, aunque sea una noticia un poco extraña, en las imagines de Jesús aquí. En las escrituras hebreas, los que tienen imperfecciones del cuerpo fueron específicamente excluidos del templo; sin embargo, aquí los discípulos están invitados a entrar la vida de Jesús un poco cojos, y medio ciegos si sea necesario. ¡Me hace pensar en la gente feliz y un poco grotesca del “Nightmare Before Christmas!” Justo como en la película lo mas bello no es solo en lo que se vea, no se requiere la perfección para entrar en la presencia de Dios, solo una determinación para no impedírselos a los demás a entrar en su presencia también.

Esto me hace pensar en Don Miguel, Dona Pascuala y Dona Elisa. Personas sabias de fe, cada uno fue de un carácter completamente distinto. Miguel, quien le gusto pelear en su juventud, se calmó, pero seguía siendo una persona de fe y un gran sentido de humor. Pascuala también tenia un sentido de humor magnífica y su fe fue algo aun mas obvio en su manera de vivir. Además, fue una persona muy creativa y se expresaba muy bien con esta creatividad. Elisa había sobrevivido a muchas cosas, pero seguía en la vida fielmente siguiendo a Dios, siempre elegante, siempre alegre y sin hablar mal de los demás. Cada uno, de su manera, nos mostro como vivir el lado uno del otro y vivir entre diferencias con respeto, aunque es un proceso difícil para todos.

“Porque todos serán salados con fuego” (Marcos 9:49) dice Jesús. Nadie escapa el fuego purificador en su vida. Cada uno tiene su propia cruz. El sufrimiento es una parte de la vida. Cada uno será herido en un momento u otro. Sin embargo, Jesús dice “la sal es buena” (Mark 9:50a). Los que estudian las emociones humanas saben que, sin las llamadas “emociones negativas” de enojo, tristeza y miedo, no son posibles las emociones positivas de gozo, amor y paz. El sufrimiento y la perdida son parte de lo que nos da significado a la vida, lo que nos da una vida mas profunda y rica. Yo me siento enriquecida por haber conocido a Don Miguel, Dona Paz y Dona Elisa. Si quisiéramos erradicar todas las emociones negativas, quitaríamos también las emociones positivas, y tendríamos una vida sin sabor. Sabemos que cuando alguien esta traumatizado, esta entumecido. Esto también pasa con una gran perdida. Asi que, la otra pregunta de Jesús nos viene con un poco de patetismo: “La sal es buena; pero si deja de estar salada, ¿cómo podrán ustedes hacerla útil otra vez?” (Marcos 9:50).

“Tengan sal en ustedes” (Marcos 9:51) dice Jesús. El primer paso es aceptar nuestras heridas. No somos los mas importantes en el reino de Dios. Somos los humildes, los quienes requieren sanación y cuidado. Andamos un poco cojos, a veces nos preguntamos si vamos en la dirección correcta. Pero cada vez que tomemos la mano de un niño pequeño, o cuando ayudamos a alguien a tomar un paso en la dirección de creer en un Dios quien realmente los quiere, vemos abrir un poco mas nuestros corazones. Estamos salados y útiles de nuevo. Hay una palabra “allelois” en griego que significa “unos a otros” y también es una palabra parecida a “ala,” la palabra para la sal. Aceptar las heridas nuestras nos ayuda a reconectar con los demás en sus momentos difíciles. A conectar con su sal, el sabor de la vida y fe, y que nos ayude a continuar en el camino de sanación.

“Tengan sal en ustedes y vivan en paz unos con otros.” Vivan en paz con tu vecino quien también esta un poco cojo. No los previenes en su camino de fe. Ofrece la sanación y una taza de agua fría cuando sea posible, y juntos tropezaríamos hasta llegar con gozo ante la presencia de Dios.

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