Bautismo del Señor + 1.12.25

 

M. Campbell-Langdell

All Santos, Oxnard

(Isaías 43:1–7; Salmo 29; Hechos 8:14–17; San Lucas 3:15–17, 21–22)

 

Veni Sancte Spiritus… Veni Sancte Spiritus… Ven, Espíritu Santo…

Recuerdo como estas palabras en latín resonaban y vibraban en mi cuerpo mientras me postraba en el piso de madera cerca del altar de la catedral. Aunque mi postura y la de mis colegas fue uno de gran humildad, un reconocimiento de la acción asombrosa y temerosa que iba a ocurrir, nuestra ordenación al sacerdocio de la Iglesia Episcopal, para ser bien honesta en ese instante sentí más un sentido casi místico de estar mantenido en oración en el Espíritu. In that moment of my ordination, lying face down on the floor of the cathedral, I felt more awe than humility, although sometimes they are the same thing. Sentí como la muchedumbre cantaba, y como invocaba la presencia del Espíritu, suplicando que ese mismo Espíritu bendijera a nuestros ministerios. Que trabajara en nosotros como sacerdotes. Pudiera haber quedado allí por siempre, pero me paré, en ese instante hace quince años, porque tuvimos cosas que hacer, y ha sido un viaje estupendo desde entonces, y aun antes. Siempre vivo esto de nuevo en una ordenación, como lo hice ayer en la ordenación de Karen James y sus colegas. ¡Es algo tan conmovedor!

Porque hoy día conmemoramos el Bautizo del Señor, es un día en que tradicionalmente puede haber bautizos en la iglesia. Muchas veces cuando estoy preparando a alguien para el bautismo, hago un pequeño resumen de los ritos sacramentales con los padres y padrinos y también para el beneficio de la persona que va a ser bautizado. A veces alguien menciona que no sienten que la ordenación es un rito para la gente ordinaria porque solamente los sacerdotes, diáconos y obispos participan en ella. Como el santo matrimonio, es rito en que no todos participen. Sin embargo, pensando en aquel instante en que yo me quedé boca abajo en el piso de la catedral de San Juan en Los Ángeles, tengo que decir que pienso que no es cierto. Porque la gente si participaba en ese rito sacramental. La comunidad invocaba al Espíritu Santo a estar presente. The people did pray and ask the Spirit to be present. Sin la comunidad y el Espíritu, no puede uno ser bautizado, ni se puede ordenar un sacerdote o un diacono. Todos participamos.

Ahora, algunos pueden preguntar: ¿Por qué necesitaba Jesús estar bautizado si fue el Hijo de Dios? ¿Sería posible que fuera una manera de mostrarnos una manera de unir a su familia, la familia de Dios? Perhaps Jesus’ baptism was a way that we could see how to follow him. Algunos comentaristas noten que en los libros de San Lucas y los Hechos de los apóstoles, Jesús es un modelo de cómo vivir una vida cristiana.[1] Él está bautizado, así que nosotros estamos bautizados también. Él nos muestra el camino.

Y noten—Jesús esta bautizado, y se pone en oración. Él ora y aparece el Espíritu Santo.  Lo hacen lo mismo los discípulos en el libro de Hechos después de los bautizos en Samaria. Y viene el Espíritu. At his baptism, Jesus prays and the Spirit shows up. Ahora, esta es la oración de Jesús, sí, pero tengo que pensar… si él está mostrándolos como vivir, ¿no es cierto que la gente también esté en oración? Jesús ora, y la gente ora, y el Espíritu rompe las nubes para venir, para compartir que Jesús es el Hijo de Dios, el amado.

Cuando recordaremos nuestros propios votos en bautizo, o los que posiblemente nuestros padres y padrinos hablaron por nuestra parte si estuvimos jóvenes, estamos recordados de muchos elementos de nuestra fe. Y juntos caminaremos en este viaje, la jornada del arrepentimiento con Juan el Bautista. Recordamos que antes del bautismo, se dice, “renuncio a Satanás, a los poderes malignos de este mundo, y a los deseos pecaminosos,” y nosotros renunciaremos estas cosas de nuevo. Recordaremos a Juan el bautista llamándonos a arrepentir, de dejar atrás las cosas del mundo que nos esclavizan. Recuerdo escuchar que mi padrino casi se puso de huelga en mi bautismo porque no le gustó hablar de un diablo, pero como el sacerdote le ayudó a verlo como cualquiera cosa o persona que hace daño a la gente de Dios a y su creación, el consintió participar.

Luego en un bautismo se dice: “Me entrego a Jesucristo,” y aquí recordaremos a Juan el bautista, quien nos dirigió a Jesucristo, quien dijo “¡Escúchale a él!” We will turn to Jesus, just as John the Baptist asked us to many years ago. Y en el bautizo, estaremos también con Juan el bautista y con Jesús en la orilla del rio.

Pero también debemos recordar de orar. Jesús rezaba. Y la muchedumbre oraba. Y el Espiritu apareció. Jesus prayed, and the people prayed, and the Spirit showed up. Nuestra oración colectiva deja abierto una puerta para el Espíritu Santo, para que pueda trabajar en nuestras vidas.

Sin oración, solo movemos tras las mociones de los rituales. Pero con oración, y en oración, dejamos que el Espíritu Santo tome este momento y lo transforme. We let the Holy Spirit in when we pray; to transform our lives. Para transformar a nuestras vidas. He experimentado esto a través de mi bautizo, y en mi ordenación y en la de Karen. Pido a Dios que todos nosotros lo sintamos de nuevo mientras recordamos a nuestros propios bautizos.

Así que, en un par de momentos, vamos a renovar cada uno nuestro propio pacto bautismal buscando un libro de oración común y abriéndolo a la página 224. Oremos por todos los que estarán bautizados en la iglesia de Cristo hoy en día. Let us renew our baptism and pray for all to be baptized today. Hacemos el trabajo del rito, pero también oremos. Y que el Espíritu Santo trabaje en cada uno de nosotros para hacer más que pudiéramos pedir o imaginar. ¡Veni Sancte Spiritus! Amen.

 




[1] Ron Allen, “Commentary on Luke 3:15-17, 21-22,” from Working Preacher, for January 10, 2016: http://www.workingpreacher.org/preaching.aspx?commentary_id=2709

 

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