Propio 5B + Todo está perdonado + 6.6.21 + Alene Campbell-Langdell (Guest post)
Todo está perdonado
Iglesia de
Todos los Santos, Oxnard
Propia 5B,
Marcos 3, 1 Samuel 8, Salmo 138
La Reverenda Alene Campbell-Langdell
Una de mis escenas favoritas del libro de C.S. Lewis, El León, la Bruja
y el Ropero, muestra a Aslan, el león reconocido instantemente por todos
los familiarizados con los Evangelios como un símbolo de Jesús, entrando en el
castillo de la reina malvada. Esta reina había mantenido bajo su poder a las
criaturas que poblaban esta tierra de fantasía durante tanto tiempo que nadie podía
recordar ninguna otra posibilidad. Había algunas leyendas y profecías acerca de
que las cosas se iban a corregir, pero tantas generaciones habían vivido y
muerto bajo el dominio de terror y opresión de la reina que nadie podía realmente
imaginar nada diferente. Entonces, llega Aslan e inspira a algunas personas y
criaturas a luchar, y mientras la reina está ocupada sofocando esa rebelión,
Aslan entra en la propia casa de la reina. Una de las formas en que la reina ha
mantenido a sus súbditos bajo su poder todo este tiempo es convirtiéndola en
piedra a cualquiera que se oponga, a cualquiera que se atreva a hablar de un
tipo diferente de regla. Por lo tanto, su casa está llena de estatuas de piedra
que solían ser seres respirando y viviendo. Cuando Aslan entra en este mundo
frío y muerto, comienza a dar vida a cada una de estas estatuas, congeladas en
su único acto de esperanza, de atreverse a creer que las cosas podrían ser
diferentes. Lo que sigue cuando Aslan devuelve la vida a estas estatuas es un
caos total y absoluto ... y una alegría exuberante. Hay un león más joven
brincando y tratando de decirles a todos qué necesitan hacer y un gigante
gentil que se acerca muchas veces a pisar a todas las pequeñas criaturas que
corren alrededor de sus pies. Es una escena loca y probablemente no muy lejos
de la descripción que leemos en los evangelios sobre la multitud que rodea a
Jesús.
Se nos dice que la multitud era tan grande que Jesús y sus discípulos
tuvieron problemas para encontrar espacio o tiempo para comer. La multitud
empujaba y clamaba por la sanación, una liberación de la esclavitud de la
mente, el cuerpo y el espíritu que los había retenido durante tanto tiempo que
no recordaban que las cosas hubieran sido diferentes. No podían recordar un
mundo en que uno no estuviera definido por el color de su piel o la familia en
la que crecían. No podían recordar un mundo que no estuviera dividido entre
ricos y pobres o donde una etiqueta, diagnóstico o la orientación podría
convertirlo a uno en un paria por todo su vida. Y entonces el soplo del
Espíritu de Dios comenzó a fluir a través de ellos, rompiendo las reglas
religiosas que habían limitado en lugar de liberado, abriendo nuevas formas de
familia y pertenencia, e invitando a aquellos que habían vivido en el exterior
al centro de la acción.
En la historia de Lewis, esas criaturas recién animadas se forman
rápidamente en un ejército que destruye a la reina y su opresión y da lugar a
un nuevo reino donde nadie se convierte en piedra ni se obliga a la esclavitud.
Y ese es bastante el punto del Evangelio de San Marcos. En el capítulo inicial,
el mensaje de Jesús se resume como "el reino de Dios está cerca" (San
Marcos 1:15). Y este es el contexto en que deberíamos escuchar la respuesta de
Jesús a aquellos que temen el caos y la interrupción que está sucediendo. “Un
país dividido en bandos enemigos, no puede mantenerse... Nadie puede entrar en
la casa de un hombre fuerte y robarles sus cosas, so no lo ata primero:
solamente así podrá robárselas” (San Marcos 3: 24, 27). Nosotros, que una vez
estuvimos atrapados en la misma pesadilla repetida, hemos vislumbrado algo
diferente. Y sí, será caótico y su familia puede pensar que está loca, pero hay
alegría, sanación y nueva vida. Pero, al igual que esas estatuas recién
animadas en el salón de la reina en Narnia, nuestra sanación no es solo por
nuestro bien. He sido alistado para recuperar el mundo de los poderes que buscan
esclavizar y destruir. He sido sanado para llevar esa sanidad a los demás: un
acto de bondad, una oración por sanidad, una marcha por la justicia a la vez.
Y sí, habrá controversia. La familia de Jesús pensó que estaba loco y trató
de detenerlo por la fuerza para que dejara de hacer su trabajo. Los líderes
religiosos lo clasificaron como un desviado[1]
y trataron de convencer a la multitud de que la sanación que estaban
experimentando era realmente mala. Algo demasiado familiar para aquellos a
quienes se les ha dicho que amar es un pecado. La respuesta de Jesús es
recordarnos que tenemos una nueva familia y dar una advertencia solemne sobre
la tendencia destructiva de ver algo objetivamente bueno y negarse a aceptarlo
como tal. Demasiadas personas escuchan este pasaje y temen haberse separado
accidentalmente de Dios por la eternidad. Pero observe que Jesús tiene cuidado
de ni siquiera encerrar a los escribas que lo acusan con la etiqueta de
"blasfemo". En cambio, Jesús señala el peligro de etiquetar a alguien
o algo como malvado simplemente porque la acción de Dios en el mundo no cumple
con nuestras expectativas. Es nuestro rechazo a ver y aceptar lo que es bueno lo
que nos separa de Aquel que es Bueno. Más adelante en Marcos, los discípulos se
acercarán muy orgullosos a Jesús y le dirán: “Hemos visto a uno que expulsaba
demonios en tu nombre, pero como no es de los nuestros, se lo hemos prohibido"
(San Marcos 9:38). La respuesta de Jesús es la famosa cita: "El que no
está contra nosotros, está a nuestro favor" (San Marcos 9:40).
Los psicólogos nos dicen que
estamos genéticamente programados como humanos para enfocarnos en lo negativo y
la amenaza potencial en nuestras vidas, excluyendo todo lo que es bueno, alegre
y positivo. Hay un aspecto de seguridad en esto. Si uno está a punto de ser
atropellado por un automóvil, es muy importante estar alerta y reaccionar ante
el peligro que representa ese automóvil. Sin embargo, podemos concentrarnos tanto
en ese momento con el auto (y lo que podría pasar con otros autos) que
dejamos de ver la belleza del mundo que nos rodea. Los terapeutas que trabajan
con personas que sufren de ansiedad ven esto a menudo. La persona se quedará
atrapada en el miedo y la ansiedad que sintió durante una situación particular
o en un momento particular de su vida. Una de las formas de trabajar con eso es
preguntarles: "¿Qué pasa después?" Se les invita a completar la
historia y darse cuenta de que lo horrible que vivieron no es el final de la
historia. La crucifixión no es el final de la historia. Cristo ha resucitado.
El deterioro de nuestros cuerpos no es el final de la historia. En cambio, dice
San Pablo, nos señala la vida eterna. El rey que hace exactamente lo que Samuel
advierte a la gente que hará, y los obliga a ellos y a sus hijos a entregar sus
riquezas y sus vidas por el bien del gobernante, no es el final de la historia.
Dios toma la línea real de Israel y marca el comienzo de una nueva forma de
vida a través de un descendiente del rey David. Y Jesús, antes de advertir de
la posibilidad de separación de lo que es bueno, hace una declaración
verdaderamente sorprendente, "Les aseguro que Dios dará su perdón…por
todos los pecados y todo lo malo que digan” (San Marcos 3:28). Todo está
perdonado. Deja que eso se captara. Eres libre. Eres libre a cometer errores.
Eres libre a no saber qué es lo correcto. Inspiren el Espíritu. Mire a su
alrededor y vea que la historia no está a su final. Se le ha invitado a unirse
a la obra sanadora de Dios y a ser parte de la resurrección. Estás perdonado.
Estas libre. ¿Te unirás a la obra de Dios para sanar al mundo? ¿Ayudarás a completar
la historia?
[1] Para
leer mas de “Deviance Labeling” (etiqueta desviada) en los evangelios vea a
Malina and Rohrbaugh, Social Science Commentary on the Synoptic Gospels, 2nd
Ed (Fortress Press: Minneapolis, 2003), pp 352-353.
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