Propio 21 C+ Una vida verdadera + ACL + 9.25.22

 


Una vida verdadera

Pentecostés 16C, 1 Timoteo 6, S. Lucas 16

St. Paul’s Emmanuel, Santa Paula e Iglesia Episcopal de Todos los Santos, Oxnard

La Revda. Alene Campbell-Langdell

 

            Si bien perciben que Jesús ha estado hablando mucho sobre el dinero en las ultimas semanas, tienen razón. Empezando con el capítulo 15 del evangelio de San Lucas, Jesús ha contado varias parábolas sobre los ricos. Las personas que tienen herencias para pasar a sus hijos, personas con cien ovejas, y un hombre de negocios quien emplea y despide de sus mayordomos según sus sentimientos del día. Y el evangelio de hoy empieza de nuevo con “Había un hombre rico…” tras lo cual parte de mi mente se desconecta. He sido condicionada por las fantasías de la riqueza americana de pensar en Jeff Bezos o Elon Musk, Bill Gates y Warren Buffett cuando yo pienso en las riquezas. (Y si, es un comentario interesante en la sociedad que todos estos nombres son masculinos.) No me considero a mi mismo como una persona rica, así que no siento que la parábola se trate de mí. O ¿me estoy equivocada?

            En las escrituras de Jesús ben Sirá, que a veces se llama Libro del Eclesiástico, hay esta joya: “Lo esencial en la vida es el pan, el agua y la ropa, y un hogar que proteja de miradas indiscretas (29:21).” Pablo en su carta a Timoteo parece referir a esto diciendo, “si tenemos qué comer y con qué vestirnos, ya nos podemos dar por satisfechos.” (6:8). Ser rico aquí es medida en si tenemos agua para beber, comida para sostenerse, ropa para llevar, y un techo estable debajo de tener una cama segura cada noche. Si se encuentran en esta categoría, ¡felicidades! ¡Oficialmente están ricos!

            Sin embargo, los de nosotros quienes hemos estudiado la biblia o han estado en la iglesia por una gran parte de nuestras vidas pueden sentir un poco incomodos con esta designación. Las palabras de Jesús en Lucas 6:24-25a posiblemente no nos dan mucho consuelo: “Pero ¡ay de ustedes los ricos, pues ya han tenido su alegría! ¡Ay de ustedes los que ahora están satisfechos, pues tendrán hambre!” Entonces, posiblemente desde esa perspectiva, estas parábolas, mientras que sean desafiantes, también contienen buenas nuevas. Mis desafíos en entrar a vivir la vida que nos promete Jesús pueden parecer un poco diferente a los de los demás, pero hay un lugar para mi también. Hay una manera de evitar las trampas y alcanzar “la vida verdadera” de la cual habla San Pablo a Timoteo.

            Paul lo hace muy claro en su carta a Timoteo que el problema no es solo tener buenas cosas en esta vida. Es el deseo para más que nos puede disminuir. Instintivamente sabemos de lo que habla Pablo. Cuando nosotros referimos a la carrera de locos, lo que se llama “the rat race” en inglés, reconocemos que hay estrés que nos hace sentir menos humanos. Este miedo y ansiedad nos impulsa a trabajar aun cuando nos sentimos enfermos y tratar de guardar cada centavo aun cuando nos desanima hacerlo. Esa es la trampa de que no se puede escapara el hombre rico en la parábola que cuenta Jesús aquí.

            Aquí tenemos a alguien en una trampa de lujos. Este vestido en la ropa de lujo, importado de lejos. Esta banqueteando cada día, pero probablemente no porque es su deseo. Probablemente siente que tiene que entretener y ser entretenido para mantener su estatus social entre la elite de la ciudad.[1] No tiene tiempo para ver, mucho menos ayudar al hombre pobre que se siente al suelo al lado de su puerta. Su calendario es demasiado lleno. Finalmente, cuando ya es tarde, el reconoce el sufrimiento en que se que encuentra. Lázaro, quien sufrió tanto en la vida, ahora se cumple con su nombre: Lázaro, el-azar, el a quien Dios haya ayudado. Y aun en aquel momento de reconocimiento, el hombre rico no se puede escapar la trampa de la promoción social. Cuando Abraham describe el abismo entre ellos, el hombre rico pide ayuda para sus hermanos, otros que están en su circulo económico. ¡Abraham, manda a alguien para ayudarlos a escapar de esta trampa antes de que es demasiado tarde! La respuesta de Abraham es una de los momentos mas tristes en el evangelio: “Si no quieren hacer caso a Moisés y a los profetas, tampoco creerán aunque algún muerto resucite.” (Lucas 16:31)

            La mayoría de nosotros hoy en día nos encontramos en el lugar de los hermanos ricos, los para que aun no es tarde para escapar la trampa de la carrera de locos si solo escuchamos las palabras de los profetas y de el quien resucitó de la muerte. Así que, ¿Qué es lo que nos previene escuchar y seguir sus palabras? (Pausa) Yo no puedo contestar esto para Ustedes. Para me, una de las cosas que me impide es el temor al futuro. ¿Qué tal si necesito este tiempo/dinero/cosa mas tarde? Otra barrera para mi es el sentido de impotencia. ¿Qué puede hacer mi pequeña contribución para las personas como Lázaro en mi vida? A este respecto, es interesante que el alivio que se pide en la parábola es tan poco. Lazara anhela los sobres de la mesa del rico. Y, cuando se cambia la situación, el rico anhela unas gotas de agua.

            Para la mayoría de nosotros, escapar de la carrera de los locos no comienza con un gran gesto de regalar todo lo que poseemos como San Francisco. Comienza con ver realmente a aquellos que tienen hambre y están enfermos o que luchan por encontrar un lugar para dormir por la noche. Irónicamente, comenzamos nuestro escape deteniéndonos. Respiran hondo y consideran. ¿Tienen suficiente para hoy? ¿Tienen un lugar al que ir después de la iglesia donde estará protegido del sol? ¿Tienen comida para el almuerzo? ¿Tienen agua potable? ¿Tienen ropa para cubrir su cuerpo? Deténganse y den las gracias. Tienen lo suficiente por hoy. ¡Qué regalo increíble!

A continuación, echen un vistazo a sus presupuestos y sus vidas diarias. ¿Hay cosas que están guardando por miedo al futuro que sería mejor gastar ahora? ¿Cuántos de nosotros continuamos trabajando cuando estamos estresados ​​y nuestros cuerpos están adoloridos a pesar de que tenemos licencia por enfermedad acumulado? (Si no tienen licencia por enfermedad en su trabajo, esto es otra cosa para considerar en nuestra sociedad.)  O tal vez pensamos que el dólar extra o dos dados a la iglesia no harían ninguna diferencia, entonces, ¿por qué molestarse? No olviden en este proceso darse cuenta de las cosas que ya están haciendo. Fíjense en las formas en que las prácticas que ya hacen, ya sea diezmar sus ingresos, ayudar en la despensa de alimentos o cuidarse a sí mismos para poder estar más presente en las necesidades de los demás, brindan espacio en sus vidas para la gratitud y la confianza en Dios.

            En cuanto a los ricos, dice Pablo, diles “Mándales que hagan el bien, que se hagan ricos en buenas obras y que estén dispuestos a dar y compartir lo que tienen. Así tendrán riquezas que les proporcionarán una base firme para el futuro, y alcanzarán la vida verdadera” (1 Timoteo 6:18-19). La vida del hombre rico, llena de comida que no tuvo tiempo de probar mientras intentaba impresionar a los demás en un intento desesperado por obtener respeto, no era la vida verdadera. ¡Pero no somos él, y no es demasiado tarde para nosotros! Podemos elegir la gratitud. Podemos elegir la generosidad. Podemos elegir la alegría. Podemos elegir la vida, un pequeño paso a la vez.

 



[1] Bruce Malina and Richard Rohrbaugh, Social Science Commentary on the Synoptic Gospels (Fortress Press: Minneapolis, MN, 2003), 337.

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