Pascua B + 3.31.24
M. Campbell-Langdell
All Santos, Oxnard
(Hechos 10:34–43; Salmo 118:1–2, 14–24; 1 Corintios 15:1–11; San Marcos 16:1–8)
“Entonces las mujeres salieron
huyendo del sepulcro, pues estaban temblando, asustadas. Y no dijeron nada a
nadie, porque tenían miedo.”
¡Su misión,
si desean aceptarlo es compartir las buenas nuevas!
Pastora Alene
y yo hemos estado poniéndonos al tanto con las películas de Mission: Impossible
durante estas semanas recientes y esta es la frase que surgió a la mente de Alene
mientras juntos meditamos en las escrituras de esta semana.
Porque aquí vemos
que María Magdalena, María la madre de Santiago, y Salome van a la tumba. No
van para ver el cristo resucitado, pero van para ungir a su cuerpo que ya
descansa con los muertos. Como otros han dicho, ya paso el día del sábado y ahora
deben regresar al trabajo de la semana, en este caso el trabajo doloroso de
preparar su cuerpo completamente, como fue puesto rápidamente en la tumba antes
del día del sábado. ¡Y no está allí Jesús! Al inicio, esto debe haber sentido
como un choque grande. Que quieren decir – como no está allí- ¿alguien ha
robado su cuerpo? ¿Es el trabajo malo de alguno en contra de los seguidores de
Cristo? No, dice el ángel, pero una cosa sorprendente, casi sin imaginar, ha
ocurrido. ¡Ha regresado a la vida! ¿Lo podemos creer? ¿Pueden ellas creerlo?
Al inicio, salen
y no dicen nada. No es de sorprender. Es algo muy difícil de entender. Seguramente
estaban muy confundidas. Pero, eventualmente, se den cuenta de que lo creen, y
que deben compartir. ¡Creen lo suficiente como para compartir las buenas
nuevas!
¿Como sabemos
esto? Pues para el tiempo de la lectura que escuchamos de los Hechos, Pedro
esta testificando a la muerte y resurrección de Jesús para que otros crean.
Pedro, debo notar, que recientemente escuchamos negando a Jesús. El reclama su
liderazgo para compartir las buenas nuevas de Jesús. Y para el tiempo de la
carta de San Pablo a los Corintios, el testimonio de la vida, muerte y resurrección
de Jesús se ha convertido a un tipo de credo que se enumera para reforzar la fe
de los demás. Da la autoridad a los apóstoles y a el para compartir como Jesús vivió
entre nosotros y nos salvó.
¿Qué fue lo
que dio a las mujeres las fuerzas para compartir las buenas nuevas? Me pregunto
si un aspecto de esto vino cuando escucharon las palabras del ángel: “No se
asusten. Ustedes buscan a Jesús de Nazaret, el que fue crucificado. Ha
resucitado; no está aquí. Miren el lugar donde lo pusieron. Vayan y digan a sus
discípulos, y a Pedro: “Él va a Galilea para reunirlos de nuevo; allí lo verán,
tal como les dijo.”
Fui recordado
esta semana que, en la Iglesia del Santo Sepulcro en Jerusalén, el sitio tradicional
de la tumba de Jesús, hay un letrero con estas palabras: “no está aquí- ha
resucitado.” Es un buen recordatorio que, a pesar de que miles de peregrinos
pasan por esa iglesia cada semana, el no esta allí. Su espíritu esta allí,
justo como esta en cada lugar que vayamos. Así que lo debemos seguir buscando,
no solo en sitios sagrados, pero también dondequiera que vamos.
Tal vez las
mujeres, al escuchar esto, eventualmente sintieron las fuerzas como para creer.
Si Jesús ha ido antes que ellas a Galilea, ellas también pueden regresar a
compartir las buenas nuevas. Fue algo temeroso- un escándalo. Pero también lo
que fueron llamados a hacer, para que todos sepan que Jesús fue resucitado. Que
todos estamos salvados. Que el venció a la muerte. Que no hay nada mas poderoso
que el amor salvador de Dios para nosotros. Ellas necesitaban compartir las
buenas nuevas porque les dio la vida recibirlas. Como dio la vida a los discípulos
quienes estaban en dolor. Y dio la vida a Pedro, quien fue renovado en su liderazgo
y ministerio. Es vida para nosotros ahora también.
Ahora, hay muchas
cosas que nos dividan. Y muchas veces tenemos miedo. Tememos decir la verdad
porque no queremos añadir a la división o causar controversia. Pero no nos asustamos.
El ángel viene a nosotros hoy también y nos dice, “No se asusten. Comparten la
verdad de las buenas nuevas sin miedo. Si, algunos no le gustaran, pero traerá la
libertad a los demás. Trae la vida. Nada es demasiado poderoso como para
resistir el amor de Dios.” Esto dicho, siempre hablamos la verdad de las buenas
nuevas con amor y compasión. Pero recordemos que la verdad nos liberará.
Esto es verdadero
en la cuenta de San Pedro. Aun el quien negó a Jesús tres veces este librado de
su pena y restaurado a ser un predicador de las buenas nuevas. ¡Para hablar del
poder salvador de nuestro Salvador! Así que seamos valientes nosotros también.
No importa lo que ha pasado en el pasado. Podemos ser también una voz para compartir
las buenas nuevas.
Que compartimos las buenas nuevas con este mundo quebrantado. Y que la comida y
refuerzo medico viene a Gaza, que compartimos palabras de la justicia para que
haya un fin a la perdida de vida allí y en Ucrania. Que seamos gente confiable
y segura para la persona transgénero, sin documentos o la persona que enfrenta
el racismo. O cualquiera persona que recibe el dolor de la muerte en este
mundo. Que renovemos la faz de la tierra, asistiendo en el trabajo del Espíritu
Santo.
No solo para mostrar
que podemos hacer cosas duras. Pero porque la vida abundante es un don de Dios
para nosotros. El gozo es nuestro derecho de nacimiento. No estamos cautivos a
los poderes de este mundo. Estas son las buenas nuevas- ¡estamos libres! Jesús va
delante de nosotros, abriendo las puertas. Abriendo los corazones que han sido cerrados
(pensamos en los Saulos de este mundo). Nada nos puede parar. Pueda parecer
imposible, pero así pareció la resurrección también, ¡hasta que ocurrió!
Pide a Dios
hoy que le de lo que necesitas para abrir tu corazón. Para dejarte libre del
miedo para vivir en gozo y vida abundante. Como dijo el poeta Rumi, “¿porque quedes
en la prisión, como la puerta está completamente abierto?” Amen.
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