Propio 14 B + Perdon y redención + 8.11.24
M. Campbell-Langdell
All Santos, Oxnard
(2 Samuel 18:5–9, 15, 31–32; 19:1 DHH; Salmo 130; Efesios 4:25–5:2; San Juan 6:35, 41–51)
Como pastora, a veces tengo semanas
que parecen encapsular todo un ministerio. Esta semana tuve un funeral, apoyé a
la escuela de vacaciones bíblicas, hice una bendición de casa, dos bautismos y
una quinceañera. Solo hace falta una misa de matrimonio y he hecho casi todo lo
que hace un sacerdote en su ministerio activo.
Semanas como esta son
divertidas, llenas y a veces un poco estresante mientras trato de hacer las
otras cosas necesitadas, como comer, rezar, hacer ejercicio, tomar tiempo en la
oficina para ayudar a la gente en necesidad, y escribir un sermón. Pero también
semanas así me recuerden de dos cosas- la vida es compleja y también que
mientras que disfrutemos de esta vida, también anhelamos la vida eterna.
En la misa de funeral alguien
hablo de como nosotros no debemos juzgarnos el uno al otro, y yo creo que esto
es muy importante. Cuando dijo esto yo estaba preocupada que alguien iba a
molestarse por esto, pero me di cuenta que es muy natural compartir un
sentimiento así en un funeral. Pero muchas veces en los funerales recordamos
que tenemos que perdonarnos. Perdonar a la persona fallecida a veces, y a veces
perdonar a nosotros mismos si fallamos a la persona quien murió de una manera u
otra.
En la lectura del segundo
libro de Samuel de hoy, David se entera de la muerte de su Hijo Absalón. Él
tiene mucho que perdonar porque Absalón quería hacerse rey a sí mismo en vez de
respetar el liderazgo de su padre. Pero David no quería la muerte de su hijo,
de hecho, como cualquier padre o madre, el preferiría morir en vez de su hijo.
Tristemente no fue posible, justo como no es posible para muchos padres que
tristemente pierden a sus hijos o hijas.
Podemos imaginar a David
diciendo: “De lo profundo, oh Señor, a ti clamo; Señor, escucha mi voz,” como
escuchamos en el salmo de hoy (130:1).
Lo difícil de esta lectura
bíblica es que, en esta historia, parece que David está siendo castigado por
Dios por sus acciones malas en el pasado (no sé si se recuerden de la historia
de la semana pasada con Betsabé y Urías por ej.). Pero sabemos que la vida es más
compleja que esto. Hay cosas malas que pasan, si seamos buenos o no. Que Absalón
muere porque otra persona quiere apoyar el liderazgo del Rey David y vea a Absalón
como alguien quien está amenazando al rey y quiere reemplazarlo. No creo en un
Dios tan cruel quien mata a los hijos o hijas de las personas solo por hacer
errores, creo en un Dios quien nos perdona cuando regresamos a Dios en
arrepentimiento.
El perdón- algo sobre que es
fácil de hablar y difícil de hacer. Con nuestros seres queridos, es fácil de
perdonar. Un padre o una madre casi siempre va a perdonar a su hijo o hija.
Pero con los demás, puede ser difícil. Y si se trata de algo muy grave, es aún más
difícil perdonar.
En el libro On Repentance and Repair (2022), la rabina Danya Ruttenberg
habla sobre el concepto del perdón y el arrepentimiento. Ella dice que en la
tradición judía el perdón no es algo que se hace fácilmente. Es un proceso. Una
persona viene a la persona que ha ofendido y a veces tiene que pedir perdón
una, dos, tres veces y hablar honestamente antes de que recibe el perdón, si de
hecho lo recibe. Ella comparte una experiencia que tuvo con otro rabino en que
el solo repitió la palabra para perdón varias veces ante ella en hebreo,
pensando que así el pudiera recibir su perdón. Pero esto no resulto en la
reconciliación, porque él no pidió perdón del corazón. Ella nos anima que
hacemos algo diferente. Que seguimos en contacto y tratamos de arreglar el mal.
Es difícil seguir en contacto con alguien y escuchar palabras difíciles. También
yo añadiré que hay momentos cuando hacemos nuestro parte y no debemos empujar a
alguien a perdonar antes de que estén listos. También, a veces no estamos de
acuerdo con el punto de vista de otra persona, pero podemos compartir compasión
y pedir perdón por ofender aun si entendemos la situación de manera diferente.
Pero tenemos que hacer el trabajo del arrepentimiento si realmente queremos
vivir bien, vivir de la manera que San Pablo describe en la lectura a los
Efesios de hoy. A veces esto no resulta en la reconciliación, pero hacemos
nuestra parte y dejemos que los demás respondan como pueden.
Yo creo que hacemos este
trabajo del arrepentimiento para a lo menos dos razones. Uno es para nuestras
relaciones con las personas aquí y ahora. Pero otra razón, que para mí es más
importante, es que lo hacemos por nuestra relación con Dios y por la condición
de nuestra alma. Pero Jesús dice amar al prójimo es amar a Dios, así que,
cualquiera motivación es buena.
El salmo de hoy termina así:
“Oh Israel, aguarda al Señor, * porque en el Señor hay misericordia; Con él hay
abundante redención, * y él redimirá a Israel de todos sus pecados.” Y es
verdad- por esto nos enfocamos en Dios.
Pero hoy en el evangelio, la gente no entiende a Jesús porque ven a él como un
ser humano limitado, solo Fulano Jesús de Nazaret. Solo ese gerundio (como dice
Don Tony) que es un hijo de José y María. Nosotros sabemos que Jesús es mucho más
que esto, es el hijo de Dios. Y él quiere mostrarnos esto en darnos no solo el
pan cotidiano, el cual pedimos del Padre celestial cada día en nuestro Padrenuestro,
pero también el pan del cielo en su propio ser. Él quiere mostrarnos que
también somos hijos e hijas de Dios por medio de él.
Él es el pan quien no solo
sostiene nuestra vida mortal, pero en que tengamos la vida eterna. Es fe en
este Pan, este Hijo de Dios, que nos da aliento al lado de la tumba de un ser
querido. Que reflejamos en nuestro bautismo y en los otros sacramentos. No vivimos
solo por lo que tenemos aquí y ahora, aunque la vida es bella y la debemos
celebrar a lo máximo, pero también vivimos por el reino de Dios. Por algo que,
aunque empieza aquí y ahora en conocer a Jesucristo, sigue después de la vida
mortal en la vida con todos nuestros seres queridos en el cielo.
El escritor C S Lewis hablaba de nosotros como personas eternas. Él decía que
cada uno de nosotros no vive solo por ahora, pero también en cada momento
estamos en el proceso de hacernos las personas grandes y amables del cielo o
los horrores del infierno. No podemos saber esto nosotros, y no es nuestro
trabajo juzgar quien va en qué dirección, pero yo prefiero mantener mis ojos en
el cielo, aun mientras trato de tratar bien a las personas que están en mi vida
actual. Disfrutare de la comida terrenal, aun mientras comulgo el pan del
altar- el cuerpo espiritual de Jesús, y recuerdo que mi meta es eterna. Amen.
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