Propio 8 C + Libertad + 6.26.22

 


M. Campbell-Langdell

All Santos, Oxnard

(2 Reyes 2:1–2, 6–14; Salmo 77:1–2, 11–20; Gálatas 5:1, 13–25; San Lucas 9:51–62)

“Cristo nos dio libertad para que seamos libres. Por lo tanto, manténganse ustedes firmes en esa libertad y no se sometan otra vez al yugo de la esclavitud.” (Gálatas 5:1)

¿Saben Ustedes que la palabra subyugación viene del latín, sub iugum que significa “debajo del yugo”? Esto es porque históricamente en Italia, la gente vencida tenia que caminar debajo de un yugo hecho de lanzas para humillarlos.[1]  Esto me fascina porque el lenguaje de yugos está en varios partes de los pasajes de las escrituras esta semana. Yugos también son lo que ata a los bueyes a los arados, las cosas que usaron para mover la tierra para la plantación. Pero tenemos que recordar que como cristianos no estamos sujetos a los yugos de este mundo. Estamos libres. Pero vivir en esta libertad significa que también estamos atados a Cristo. Estamos debajo del yugo de Cristo.

Esto es buenas noticias porque el yugo de este mundo es la opresión económica. Me fascinaba, mirando una película llamada “American Creed” esta semana, que había un área en que el Tea Party y MoveOn, o sea los dos grupos más conservadores y progresistas en el dialogo político entonces, estaban de acuerdo. Y fue sobre la naturaleza opresiva de nuestro sistema bancario.[2] Estaban de acuerdo en que los bancos no deben estar salvados financieramente mientras que la gente humilde page el precio, como paso durante la Gran Recesión. Me hizo pensar en como nosotros como cristianos podemos tratar de evitar la opresión de nuestro sistema financiera. Y si, yo sé que necesitamos participar de alguna forma en nuestro sistema porque tenemos que pagar para el techo, la comida y etcétera. Estos costos suben cada día más. Si quiero ser real.

Pero mientras miramos estas escrituras, que notamos que conectados están todos a la creación. Elías se va al cielo en un torbellino. Eliseo golpea el agua para cruzar, con la capa de Elías. Salmo 77 esta lleno de referencias a la naturaleza: “Te vieron las aguas, oh Dios; las aguas te vieron, y temblaron; * aun los abismos se estremecieron. Las nubes derramaron sus aguas; tronaron los cielos; * tus saetas destellaron de un lado a otro (v. 16-17).” El pasaje de Gálatas hace referencia al yugo, algo que relacionamos con los animales de las granjas. Y en Lucas Jesús habla de las zorras y las aves. Por supuesto, hace sentido, porque la vida del mundo anciano de era separado del mundo natural. Y es importante para nosotros ahora, aunque a veces nos sentimos muy separados de la creación.

El teólogo y agricultor Wendell Berry dice que vivimos en la economía de Dios. Que todo el mundo le importa a Dios. Incluso el gorrión que cae le importa a Dios. No sé de Ustedes, pero yo pienso en eso a menudo cuando paso junto a un animal pequeño que está muerto al lado de la carretera. ¿Y Cuánto más importamos? Esto me recuerda al par de personas sin hogar a las que dispararon en un banco en nuestro centro de tránsito el domingo pasado por la mañana temprano: ellos importaban. Oro por nuestro mundo, que vea importancia en toda vida. Que nadie sería considerado desechable. No importa cuán lejos hayan caído en un comportamiento autodestructivo.

Pero Wendell Berry dice que los humanos son raros. Solo nosotros podemos actuar como si estuviéramos de alguna manera en el mundo, pero no al mismo tiempo. Él dice: “las aves del aire y los lirios del campo viven dentro de la Gran Economía enteramente por naturaleza. . . los humanos, aunque totalmente dependientes de él, deben vivir en él en parte por artificio. Los pájaros pueden vivir en la Gran Economía sólo como pájaros, las flores sólo como flores, los humanos sólo como humanos. Los humanos, a diferencia de las criaturas salvajes, pueden optar por no vivir en él o, más bien, dado que ninguna criatura puede escapar de él, pueden optar por actuar como si no lo hicieran, o pueden optar por tratar de vivir en él por su cuenta. Si los humanos eligen vivir en la Gran Economía en sus términos, entonces deben vivir en armonía con ella”.[3]

Y esto, por extraño que parezca, puede ser la forma en que podemos ser libres. Podemos liberar nuestros yugos enfocándonos decididamente en una conexión con la naturaleza y rechazando el enfoque de nuestra cultura en las cosas. Jesús no nos está diciendo que ignoremos literalmente nuestros deberes hacia los muertos. Pero él puede estar diciéndonos que miremos las formas mortíferas de nuestra sociedad y encontremos nuevas formas de ser. Además, podríamos leer esto a la luz de nuestra crisis climática actual como un llamado a vivir más en armonía con la creación en lugar de subyugarla solo para nuestras necesidades. ¿Cómo podemos hacer esto? Todos sabemos acerca de la conservación y el reciclaje del agua y de minimizar el uso de gasolina con automóviles y aviones y tratar de usar fuentes de energía renovables y no comprar demasiada ropa y todas esas cosas. Pero todas esas cosas no nos llevarán allí. Porque son cosas de la cabeza, no cosas del corazón.

Tenemos que salir a la naturaleza. De cualquier forma, que podamos. Un paseo por la playa o un viaje en coche a un punto panorámico. Tiempo debajo de un árbol. Escuchar y observar verdaderamente las aves y todas las demás criaturas. ¿Por qué? Nos recuerda a nuestros corazones algo importante. No estamos aislados aquí en la tierra. Somos parte de una increíble red de creación. Una red que ha sido tejida intrincadamente por Dios desde mucho antes de que naciéramos. Nuestra salud y supervivencia a largo plazo dependen del acceso a agua limpia, una calidad del aire saludable y otros factores ambientales. Si cuidamos la tierra, ella nos cuida. Dios ha creado el increíble y resistente ecosistema en el que vivimos. Nunca lo entenderemos todo. Ganamos algo cuando recuperamos nuestro asombro.

Si vamos a permanecer enfocados en Jesús, determinados en la forma en que él está para llegar a Jerusalén, no debemos distraernos con las muchas formas en que este mundo trata de vendernos cosas adicionales. De esa forma sólo se llega al sometimiento, al estar bajo el yugo de las facturas de las tarjetas de crédito o la necesidad de mantener nuestras posesiones a expensas de nuestra calidad de vida. Debo admitir que hay deudas necesarias, al menos dentro de la economía actual, algunos préstamos estudiantiles, préstamos hipotecarios y préstamos razonables para automóviles son ejemplos. Necesitamos ropa, comida y vivienda, y acceso al aprendizaje. Pero seamos sabios como zorros cuando el mundo intente convencernos de que necesitamos algo extra. Porque lo más probable es que no lo necesitamos. Lo que necesitamos es respirar libremente y explorar esta tierra. Para disfrutar de la compañía del otro y comer y beber y ser felices. Necesitamos conectarnos mientras lloramos. Necesitamos vernos unos a otros como infinitamente valiosos y nuestras cosas como secundarias. ¿Soy bueno en esto? No, en realidad no. A veces compro símbolos de estatus y hago mucho para mantener cosas en mi vida. Pero estoy trabajando en ello. Tratando de encontrar un mejor equilibrio. Y eso es lo que creo que Dios nos está llamando a todos a hacer.

Entonces, que recordemos de nuevo, “Cristo nos dio libertad para que seamos libres. Por lo tanto, manténganse ustedes firmes en esa libertad y no se sometan otra vez al yugo de la esclavitud.” (Gálatas 5:1). Amen.

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